HEBREOS 2, 5 – 18

Hebreos 2:5 – 18 – Un salvador más grande

 

5      Porque no sujetó a los ángeles el mundo venidero, del cual hablamos.

6   Testificó empero uno en cierto lugar, diciendo: ¿Qué es el hombre, que te acuerdas de él? ¿o el hijo del hombre, que le visitas?

7    Tú le hiciste un poco menor que los ángeles, coronástele de gloria y de honra, y pusístele sobre las obras de tus manos;

8   Todas las cosas sujetaste debajo de sus pies. Porque en cuanto le sujetó todas las cosas, nada dejó que no sea sujeto a él; mas aun no vemos que todas las cosas le sean sujetas.

9   Empero vemos coronado de gloria y de honra, por el padecimiento de muerte, a aquel Jesús que es hecho un poco menor que los ángeles, para que por gracia de Dios gustase la muerte por todos.

10  Porque convenía que aquel por cuya causa son todas las cosas, y por el cual todas las cosas subsisten, habiendo de llevar a la gloria a muchos hijos, hiciese consumado por aflicciones al autor de la salud de ellos.

11  Porque el que santifica y los que son santificados, de uno son todos: por lo cual no se avergüenza de llamarlos hermanos,

12  Diciendo: Anunciaré a mis hermanos tu nombre, en medio de la congregación te alabaré.

13  Y otra vez: Yo confiaré en él. Y otra vez: He aquí, yo y los hijos que me dio Dios.

14  Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por la muerte al que tenía el imperio de la muerte, es a saber, al diablo,

15  Y librar a los que por el temor de la muerte estaban por toda la vida sujetos a servidumbre.

16  Porque ciertamente no tomó a los ángeles, sino a la simiente de Abraham tomó.

17  Por lo cual, debía ser en todo semejante a los hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel Pontífice en lo que es para con Dios, para expiar los pecados del pueblo.

18  Porque en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados.

 

Continuemos considerando algunos aspectos que encontramos en la epístola a los Hebreos. Recuerden que tenemos dos objetivos anexos a la meditación propiamente tal, el primero es que conociendo el mensaje de las Sagradas Escrituras abramos nuestros corazones para desarrollar, en él, un alto concepto de Dios que desemboque en adquirir un alto concepto de las Sagradas Escrituras, eso nos impulsará en forma natural a querer ir a las Escrituras para profundizar en el conocimiento de nuestro Dios y a la vez amaremos cada vez en forma más intensa Su Palabra.

 

Continuamos en esta sección de la epístola donde se describe la superioridad de Cristo en cuanto a su posición.

 

Los versículos 1–4, que hemos considerado en el mensaje anterior, son una invitación a no rechazar la salvación.

 

Hoy daremos una mirada general al resto del Capítulo 2 donde el tema es “Un Salvador más grande”.

 

En el versículo 5 el escritor bíblico hace una alusión al reino del Milenio, un reino futuro y aclara que los ángeles no estarán a cargo de tareas de administración en ese momento pues el único que será soberano del mundo venidero es Dios y solo Él, en la persona de su Hijo, quien gobernará a la humanidad desde Jerusalem como lo leemos en Apocalipsis 20:4,6

 

Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos, y les fue dado juicio; y vi las almas de los degollados por el testimonio de Jesús, y por la palabra de Dios, y que no habían adorado la bestia, ni e su imagen, y que no recibieron la señal en sus frentes, ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección: la segunda muerte no tiene potestad en éstos; antes serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años”.

 

Luego encontramos un párrafo dedicado a la humanidad, los vers. 6–8 son una cita precisa del Salmo 8:4–6, si se fijan leemos en Hebreos 2:6–8:

Testificó empero uno en cierto lugar, diciendo: ¿Qué es el hombre, que te acuerdas de él? ¿o el hijo del hombre, que le visitas?

Tú le hiciste un poco menor que los ángeles, coronástele de gloria y de honra, y pusístele sobre las obras de tus manos; todas las cosas sujetaste debajo de sus pies. Porque en cuanto le sujetó todas las cosas, nada dejó que no sea sujeto a él; mas aun no vemos que todas las cosas le sean sujetas”.

 

Y en el Salmo 8

¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre, que lo visites? Pues le has hecho poco menor que los ángeles, y coronástelo de gloria y de lustre.

Hicístelo enseñorear de las obras de tus manos; todo lo pusiste debajo de sus pies…”

 

El escritor de Hebreos está dejando patente todo lo que el hombre perdió como resultado de la caída en el Huerto de Edén. Sin duda tanto David como el escritor de Hebreos en este momento tenían presente Génesis 1

 

Y dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces de la mar, y en las aves de los cielos, y en las bestias, y en toda la tierra, y en todo animal que anda arrastrando sobre la tierra.

Y crio Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo crio; varón y hembra los crio.

Y los bendijo Dios; y díjoles Dios: Fructificad y multiplicad, y henchid la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces de la mar, y en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.

Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda hierba que da simiente, que está sobre la haz de toda la tierra; y todo árbol en que hay fruto de árbol que da simiente, seros ha para comer.

Y a toda bestia de la tierra, y a todas las aves de los cielos, y a todo lo que se mueve sobre la tierra, en que hay vida , toda hierba verde les será para comer: y fue así.

Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. Y fue la tarde y la mañana el día sexto”.

 

A pesar de la superioridad de los ángeles, Dios al momento de crear al hombre lo escogió a él para ponerlo a la cabeza de la creación colocándolo a cargo de administrar o gobernar y cuidar todo lo que Dios había hecho. Además, contaba con una comunión perfecta con su Creador.

 

Pero todo eso duró muy poco, tal vez unos meses y no más de algunos años, pues al momento de la caída Adán y Eva aún no habían tenido hijos.

 

La caída en pecado causó un cataclismo espiritual y material en toda la Creación. Por de pronto el hombre perdió su posición inicial, fue expulsado del Huerto del Edén, fue incapaz de cumplir el oficio de administrador que Dios le había otorgado y de eso, en nuestros días dan cuenta todos los problemas ambientales con los que debemos convivir a diario, pero esa no fue la peor consecuencia, su rebelión causó el rompimiento de la comunión perfecta que había existido hasta ese momento entre el Creador y su criatura. Y habiendo sido creado para disfrutar de esa comunión su desobediencia lo arrastró a la condenación, a la muerte, es decir, a la separación completa de Dios.

 

“…el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, y la muerte así pasó a todos los hombres, pues que todos pecaron”. Romanos 5:12 

 

Qué mal negocio hicieron nuestros primeros padres al prestar atención a Satanás y dejarse embaucar por él. Y podemos decir lo mismo, en la vida de todo creyente, cuando permitimos que el control de nuestra vida, en vez de dejarlo en las manos de Dios, torpemente se lo pasamos a Satanás; nada bueno podremos cosechar de una actitud así.

 

A ésta pérdida de la humanidad se refiere Pablo al finalizar el vers. 8: “Porque en cuanto le sujetó todas las cosas, nada dejó que no sea sujeto a él; mas aun no vemos que todas las cosas le sean sujetas”. Ya esa gloria preciosa que disfrutaba el hombre como corona de la Creación, no la vemos para nada, en cambio, hoy ¿cómo vemos a la humanidad? la vemos de rodillas ante un ser microscópico llamado Coronavirus.

 

Es sorprendente cómo el escritor bíblico va desarrollando su discurso, llevándonos de la mano para que podamos comprender nuestra situación de miseria espiritual y el tremendo Salvador, que por nuestra vida, llena de pecado, ni siquiera merecíamos. Hasta aquí Pablo nos muestra la incapacidad del hombre de relacionarse con su Creador.

 

El vers. 9 comienza con una palabra redentora: “empero” o “pero” mientras el hombre se debate derrotado por el pecado, emana glorioso el Hijo de Dios, el Dios encarnado, Dios hecho hombre, Pablo al escribir a Timoteo lo llama: Jesucristo hombre, a quien vemos coronado de gloria y de honra. Qué estuvo dispuesto a hacerse menor que los ángeles y gustar obedientemente el atroz padecimiento de una muerte brutal (“Hallado en la condición como hombre, se humilló a sí mismo, hecho obediente hasta la muerte, y muerte de cruz” Filipenses 2:8), pero por esa obediencia, Cristo cumplió todos los requisitos exigidos por la justicia de Dios como castigo del pecado, Cristo como hombre fue nuestro representante. Con su encarnación (100% hombre), sacrificio sustitutivo y victoria sobre el pecado y la muerte cumplió el propósito original del hombre, por eso las Escrituras lo llaman el postrer Adán, aquel que hizo todo conforme a la voluntad de Dios Padre.

 

Y a pesar de su posición cómo Dios, estuvo dispuesto a gustar la muerte por todos. ¿Te has detenido un momento a pensar que para que tuvieras la salvación y la vida eterna el Hijo de Dios tuvo que pasar por esa horrible muerte? Al leer el versículo 10 y meditar en él, la impresión es tremenda, está hablando de Jesús y nos afirma: que Él es la causa por la cual todas las cosas existen, por Él todas las cosas subsisten. Juan escribe de Jesús: Todas las cosas por él fueron hechas; y sin él nada de lo que es hecho, fue hecho Juan 1:3 y Pablo agrega en Colosenses 1:15–16El cual es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda criatura. Porque por él fueron criadas todas las cosas que están en los cielos, y que están en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue criado por él y para él”. ¿Se dan cuenta de lo grandioso que es nuestro bendito Salvador? No hay otro como él.

 

El vers. 14 nos recuerda que Jesús se hizo uno más, como nosotros, fue 100% hombre sin dejar de ser 100% Dios y el objetivo de esto fue uno solo: “para destruir por la muerte al que tenía el imperio de la muerte, es a saber, al diablo”, el cumplimiento total de la promesa de Génesis 3:15

Y enemistad pondré entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañarJesús nació para morir, al morir cumplió el objetivo de su encarnación pues conquistó la muerte con su resurrección y venció no sólo la muerte, venció a Satanás, la muerte y resurrección de Jesús fueron un golpe mortal para Satanás, fue su derrota definitiva.

 

Hermano, tú y yo estábamos esclavizados por el pecado, Pablo dice que estábamos sujetos a servidumbre, pero lo podemos claramente poner en pasado, pues Cristo en la cruz nos hizo libres, libres de las consecuencias del pecado, el mismo Jesús dijo: “Y conoceréis la verdad, y la verdad os libertará” Juan 8:32. Y más adelante afirma: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida: nadie viene al Padre, sino por mí Juan 14:6 Y Pablo aconseja a los gálatas: “Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no volváis otra vez a ser presos en el yugo de servidumbre” Gálatas 5:1. Nunca olvidemos  “el que cree en el Hijo, tiene vida eterna” Juan 3:36.

 

Quisiera que vayamos al vers. 18 para concluir esta breve exhortación:

 “Porque en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados.

 

Los versículos en que hemos meditado hoy muestran a Cristo como un perfecto hombre, identifican a Jesús con la humanidad, es que como ya dijimos Él era 100% hombre. Y en esa condición como hombre es que sufrió todo lo que sufrió, por amor a nosotros sus criaturas. La tentación de Satanás a nuestro Señor fue una tentación real, la lucha que tuvo con él fue real, la forma de librarse de la tentación fue una lección práctica para todos los redimidos, simplemente acudió a Las Escrituras y eso bastó para dejar al diablo sin capacidad de hacerlo caer. “Someteos pues a Dios, resistid al Diablo y de vosotros huirá” Santiago 4:7.

 

El triunfo de Jesús resucitado es a lo que Pablo está invocando al término de este capítulo. Nos ha recordado de que estamos hablando del creador y sustentador de todo cuanto existe, que además todo no sólo fue hecho por él sino que fue hecho para él. Y su poder es el que tenemos a nuestra mano para recibir el socorro de las fuerzas necesarias para derrotar a Satanás.

 

 

Amén.

© 2024 Iglesia Smirna All Rights Reserved   

Theme Smartpress by Level9themes.