EL GRAN SACERDOTE
«Por tanto, teniendo un gran Pontífice, que penetro los cielos,
Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión». Hebreos 4:14
INTRODUCCION
En el antiguo testamento el sumo sacerdote era el jefe del sacerdocio de Israel, que se distinguía de los otros sacerdotes por el modo como era consagrado, y por las funciones y las vestiduras que le eran peculiares. Aaron fue escogido por Dios de entre la tribu de Levi como primer sumo sacerdote. Su cargo paso a su tercer hijo Eleazar y así continúo traspasándose por años.
DESARROLLO
I.- Por tanto
Por ende, en consecuencia, como resultado.
II.- Teniendo un gran Pontífice
La palabra Pontífice proviene del latín (pons + facere) que literalmente significa constructor de puentes, intermediario entre Dios y el hombre.
Cristo es nuestro sumo sacerdote, misericordioso y fiel, de un orden mejor que el de Aaron porque su sacerdocio no es transferible; siendo santo, no necesita ofrecer sacrificio por si mismo, pero hizo una vez por todas propiciación por nuestros pecados con su propia sangre.
Entonces cuando en el versículo se le llama gran Pontífice, se está refiriendo a que Jesús es «el puente», el único puente entre los hombres y Dios.
¿Quién más que el Hijo de Dios tiene esa potestad?, solo Jesús.
Aquel nombre que es sobre todo nombre («Por lo cual Dios también le ensalzó á lo sumo, y dióle un nombre que es sobre todo nombre; para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y de los que en la tierra, y de los que debajo de la tierra» Fil. 2:9-10) al que Dios ensalzo a lo sumo, a lo máximo donde no hay nada superior a el y su palabra, nos asegura que tenemos algo que nos fue dado por Dios mismo, al Cristo, a su Hijo el que viene a unir el abismo generado por vuestras transgresiones es el puente por el que podemos llegar a nuestro Padre, a nuestro Dios consolador.
III.- Que penetro los cielos:
Antes de expirar, Cristo le dice al pecador, al ladrón, criminal: «De cierto te digo, que hoy estarás conmigo en el paraíso» Lucas 23:43. Este paraíso hace referencia celestial donde reside Dios, el Espíritu Santo y el Hijo, lugar donde Cristo nuestro Sumo Pontífice fue a prepararnos morada como lo dice en Juan 14:1-3, «No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay: de otra manera os lo hubiera dicho: voy, pues, á preparar lugar para vosotros. Y si me fuere, y os aparejare lugar, vendré otra vez, y os tomaré á mí mismo: para que donde yo estoy, vosotros también estéis«.
IV.- Jesús el Hijo de Dios
El Señor Jesús mismo dio testimonio de su relación con el Padre. Mostro su gran poder emanado de Dios Padre, realizando verdaderos milagros que ningún hombre han podido realizar hasta ahora. Así mismo el conocimiento cabal de las escrituras y de lo que ocurriría en el futuro. Su carácter paciente, misericordioso, amoroso, así como su celo en lo relativo a su Padre.
En la Biblia que es palabra de Dios, es decir Dios mismo hablando, encontramos numerosos versículos que afirma que Jesús es su Hijo amado. Como cuando el Señor fue bautizado en el libro de Mateo 3:17 dice: «Y he aquí una voz de los cielos que decía: Este es mi Hijo amado, en el cual tengo contentamiento«.
Otro ejemplo es cuando el apóstol Pedro por medio del Espíritu Santo testifica: «Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente» Mateo 16:16, en el libro de Juan 20:31 «Estas empero son escritas, para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios; y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre».
¡Que certeza más grande!
V.- Retengamos nuestra profesión
El vocablo retener se puede expresar también como aferrarse, el cual procede de la voz griega que significa tomarse con todas las fuerzas.
Profesar se define como creer, confesar. Profesar un principio, una doctrina, una religión.
Por tanto, ¿a qué nos vamos a aferrar? Nos vamos a tomar de nuestra fe que profesamos de nuestra manera de creer que tenemos de nuestro todo, que es Cristo, el que venció a la muerte, el que venció el pecado, el que no nos dejara, quien vivió como hombre pero jamás cayendo en pecado, sino por el contrario acercando la gloria de Dios a la tierra, siendo de ejemplo con su vida, con su valor frente a la muerte, ya que teniendo el poder de pasar por alto la muerta carnal, se somete y muere, traicionado por los suyo, abatido, en muerte de cruz como el peor criminal, y peor aún, separado en espíritu con su Padre ya que cargaba el pecado de todos nosotros como se describe en Isaías 53, para luego vencer la muerte para gloria del Padre y convicción de los hijos de Dios, de aquellos que verdaderamente creen en Él.
CONCLUSIÓN
En conclusión, tenemos un mediador, un Gran Pontífice quien no pide sacrificio, Hijo del Altísimo Dios Todopoderoso, quien se dio a si mismo por nosotros, y además está preparando morada en el cielo y pronto nos vendrá a buscar. ¡Qué gran privilegio!.
Entonces, anímese en trabajar constantemente aferrándose a su fe en Cristo Jesús, testificando al mundo de nuestro salvador, confiando en Jesús, el único puente perfecto, entre usted y Dios, entre mi persona y Dios, Jesús nuestro Salvador. A trabajar por la excelencia de nuestro sumo sacerdote para ir directamente al trono de la gracia, y gozarnos con Dios por la eternidad.