Nuestra redención gloriosa: la esperanza bienaventurada

NUESTRA REDENCION GLORIOSA: LA ESPERANZA BIENAVENTURADA.

Dr. Choi Kwang Jae,
Presidente del CIIC.
Seúl, Corea.

Texto:

Lucas: 21: 28 “Y cuando estas cosas comenzaren a hacerse, mirad, y levantad vuestras cabezas, porque vuestra redención está cerca”.

Aun cuando hay muchos mensajes de esperanza en la Biblia, la segunda venida de Jesucristo es la esperanza de esperanzas y la corona de todas las promesas. En los últimos dos mil años, los hombres y mujeres de Dios han esperado su retorno.

Dios envió a su Hijo unigénito a morir por los pecados de la humanidad, y el Hijo de Dios fue crucificado y derramó su sangre. Este acontecimiento que sucedió una vez cambió el curso de la historia humana, de desesperación a esperanza, de maldición a bendición, de condenación a libertad y de tinieblas a luz. El reino del poder de la muerte encontró una fuerte resistencia en el mensaje de Cristo, este mensaje es: JESÚS SALVA.

A través de un hombre, Adán, el pecado entró en el mundo y la muerte reinó sobre todos los hombres. No hay ninguno que esté libre de pecado. No hay ninguno que pueda venir a Dios por su propio poder y sabiduría. No hay ninguno cuyos méritos sean suficientes para su entrada al cielo. No hay justo, ni aun uno. No hay ninguno que haya superado el poder de la muerte. El aguijón de la muerte ha gobernado sobre todos los hombres.

Así es que nosotros tememos a la muerte y no hay poder para arrojar el reino de la muerte que está en el hombre.

¿Dónde podemos encontrar la esperanza de vida eterna? ¿A dónde iremos para encontrar libertad del pecado? Nuestro primer Adán murió y sus hijos también murieron. Hay una verdad inmutable en cada cultura, civilización y sociedad: todos los hombres están sujetos a morir.

Pero gracias y alabanzas sean a nuestro Señor Jesús, por su muerte y resurrección.

El se hizo nuestro segundo Adán. En él hemos ganado la batalla contra el poder de las tinieblas. Él destruyó el poder de la muerte. Una tumba no pudo retener su cuerpo. En la mañana de su resurrección, la piedra que estaba frente a su tumba fue removida. Jesucristo crucificado salió de esa tumba. El bálsamo que pusieron en su cuerpo no tenía mal olor, pero se hizo una fragancia que daba un olor dulce de Salvador viviente. Él rompió el silencio de la tumba y la muerte. Él se liberó a sí mismo de la atadura de la muerte.

¡Qué gloriosa mañana de resurrección fue esa! Los ángeles le saludaron en esa oscura mañana, salieron al encuentro de sus discípulos y les dijeron acerca de las Buenas Nuevas del Hijo del Dios Viviente. Desde esa mañana estas nuevas de su resurrección se han constituido en el mensaje más poderoso de Dios. Su resurrección nos prueba que hay un poder superior que el poder de la muerte.

Se terminó la miseria del hombre y el hombre tiene un nuevo comienzo con Dios.

El Dios encarnado pagó la pena por el pecado de la humanidad y destruyó las armas del diablo. Dio su poder a su pueblo para que sea resucitado. Algún día las tumbas serán abiertas y los cuerpos durmientes de los santos serán resucitados y llevados al cielo.

Alabado sea Dios por su inexpresable misericordia.

En cualquier momento que los discípulos del Señor se desanimaban y se descorazonaban, recordaban la resurrección de Jesús. Ellos predicaron sobre esta resurrección y fueron revestidos de coraje.

Ya pasaron casi dos mil años desde que sucedió este milagro. Sin embargo, este mensaje no ha disminuido en poder. Por el contrario, ha sido fortalecido con el mensaje de su segunda venida.

El Señor resucitado permaneció cuarenta días con sus discípulos, luego frente a sus ojos ascendió al cielo (Hechos 1: 11: “Este mismo Jesús que ha sido tomado desde vosotros arriba en el cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo”).

Uno de nuestros antepasados en la fe decía siempre que su corazón era movido y tocado cuando veía alguna nube en el cielo, porque esto podría ser una señal de la segunda venida. Hombres y mujeres de Dios han estado esperando su retorno. Jesús dijo en Lucas 21:28: “Y cuando estas cosas comenzaren a hacerse, mirad, y levantad vuestras cabezas, porque vuestra redención está cerca”.

Su retorno es la esperanza de todos los creyentes el día de hoy, de aquellos que son peregrinos en esta tierra. Jesús testificó en Apocalipsis 22:20: “He aquí yo vengo pronto”. Juan, su discípulo amado, respondió:”Ven, Señor Jesús”. Esta noche, mientras concluimos esta conferencia, no hay mejor mensaje que la segunda venida de Jesucristo, que es nuestra esperanza.

Quiero compartir mis pensamientos sobre esta esperanza bienaventurada en tres puntos, basados en el texto que hemos leído esta noche:

I. LA SEGUNDA VENIDA DE JESUCRISTO ES LA ESPERANZA DE TODAS LAS PROMESAS DE DIOS.

La fe cristiana es una fe de revelación.

El Dios infinito se ha revelado a sí mismo en la Biblia. De otra manera, no hay forma para que una mente finita entienda y conozca al Dios infinito. Así, Dios se ha revelado a sí mismo a través de lecciones objetivas tales como tipos y anti-tipos y declaraciones de sus palabras a través de los profetas y sus siervos escogidos. Dios ha inspirado a los escritores de la Escritura para que escriban los sesenta y seis libros preservados en la Biblia. Creemos que la Biblia fue dada por inspiración de Dios (2ª Timoteo 3:16).

También creemos que la Escritura no puede ser destruida, ya que Jesús dijo en Juan 10:35 que los judíos, el pueblo de Dios, escudriñaba las Escrituras porque ellos pensaban que podían encontrar la vida eterna en ella. Esto fue el valor de las Escrituras en los corazones del pueblo de Israel.

Esta Biblia es confiable; es la infalible e inerrante Palabra de Dios. Este libro declara la voluntad y el propósito de Dios hacia sus criaturas. Isaías 46:9-11 dice: “Acordaos de las cosas pasadas desde el siglo; porque yo soy Dios, y no hay más Dios, y nada hay a mí semejante, que anuncio lo por venir desde el principio, y desde antiguo lo que aún no era hecho; que digo: mi consejo permanecerá, y haré todo lo que quisiere; que llamo desde el oriente al ave, y de tierra lejana al varón de mi consejo. Yo hablé, y lo haré venir: helo pensado, y también lo haré“.

El consejo de Dios permanecerá. Él hará lo que le place. Él ha hablado y hará que esto suceda. Él tiene su propósito y lo hará. El propósito y la voluntad de Dios son revelados en las Escrituras. Así que aun el día de hoy nosotros escudriñamos las Escrituras para conocer su voluntad.

Esta Biblia es un libro de las promesas de Dios.

Dios no puede mentir y lo que dice debe tener su cumplimiento. Esto es porque sus promesas están basadas en su carácter.

Podemos llamar a estas promesas sus pactos. El más santo y justo Dios no defrauda ni puede defraudar a su pueblo.

La promesa de la redención de la humanidad está declarada en Génesis 3:15: “Y enemistad pondré entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya. Esta te herirá en la cabeza y tú le herirás en el calcañar”. Esta promesa se continuó a través de Abraham, y Moisés se levantó y proclamó en Deuteronomio 18:15: “Profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará Jehová tu Dios: a él oiréis”. Moisés estaba hablando acerca del Mesías que habría de venir. El Señor Dios hizo la promesa a David, en 2º Samuel 7, que él establecería su reino para siempre.

Este Mesías nos fue dado como un sacerdote, no según el orden de Leví, sino el de Melquisedec (Salmo 110: 4). Así es que él se hizo no un sacerdote temporal, sino un sacerdote eterno. Él no tiene un principio y no tendrá final.

Este Mesías nació en Bethlehem hace dos mil años. El Hijo eterno de Dios se hizo hombre en semejanza de carne de pecado, lo cual es un milagro.

Nació para morir. Sufrió y fue crucificado en la cruz del Calvario. Derramó su sangre para redimir a la humanidad caída.

Pero esto no es el final de la historia.

Resucitó y ascendió al cielo. Todo esto fue predicho antes de que sucediera.

Por lo tanto, nosotros podemos confiar en sus promesas.

La doctrina de la Segunda Venida de Jesucristo es la corona de todas las enseñanzas y promesas de Cristo.

La Segunda Venida es la evidencia de su encarnación, sufrimiento, muerte, resurrección y ascensión. Si Cristo no viene otra vez, no podemos confiar en su Palabra.

El principio del versículo de Lucas 21:28 dice, “Y cuando estas cosas comenzaren a hacerse”. Nos dice que el Señor Jesús ha hablado a sus discípulos acerca de las señales de su retorno. La generación que verá su segunda venida verá el cumplimiento de estas señales, una a una.

Como las promesas de Dios han sido cumplidas a través de los años, décadas y siglos, las señales vendrán y se mostrarán a cada ojo. Cuando Cristo venga otra vez, su última promesa será cumplida.

Si Cristo no viniera otra vez, sus promesas serían rotas. Sin embargo, como todas sus palabras deben ser cumplidas como dijo, el Señor vendrá otra vez.

Esta es la corona de todas sus promesas.

II. LA SEGUNDA VENIDA DE JESUCRISTO ES LA ESPERANZA DE TODOS LOS CREYENTES.

La Escritura nos dice que debemos vigilar y orar, porque Jesucristo viene otra vez.

No sabemos el tiempo y el día, pero hay una verdad segura: Él viene otra vez. Hay varias razones por las que la segunda venida de Cristo es la esperanza de todos los creyentes.

Primero: Cuando Cristo venga otra vez, los creyentes serán reivindicados acerca de su fe y devoción al Señor Jesucristo.

Los cristianos creyentes de la Biblia han estado predicando el mensaje del evangelio a todas las naciones por más de dos mil años.

El evangelio incluye un mensaje de Jesucristo, un mensaje de la depravación humana y un mensaje de la esperanza y el destino futuro.

El evangelio de Jesucristo proclama la unicidad en su Persona y Palabra. Jesucristo es el Dios hombre. No hay ninguno como Jesús. Él es el Hijo de Dios, pero se hizo hombre.

Esta verdad es demasiado grande para comprenderla. El hombre no tiene la capacidad para imaginar que la carne finita fuera llenada con divinidad eterna. La eternidad vino al ámbito temporal. El Creador se hizo una criatura. Dios se hizo hombre.

Todas estas declaraciones no son comprensibles al razonamiento y lógica humana. Sin embargo, la Biblia proclama que el Mesías es el Hijo de Dios. Quien sea que niegue la deidad de Cristo en la carne es anticristo.

Su unicidad ha hecho del mensaje cristiano algo muy exclusivo. Hay muchas personas que todavía creen que hay muchos medios para llegar al cielo. En contraste, Jesús afirma que él es el único camino, verdad y vida. Nadie puede ir al cielo sin conocer y creer en él.

Cristo fue odiado por los judíos primero, luego por los griegos. El mensaje exclusivo de la fe cristiana ha sido perseguido por paganos, incrédulos y filósofos. Sin embargo, cuando Jesús venga otra vez, los creyentes serán reivindicados acerca de lo que han creído.

El evangelio incluye un mensaje de la muerte sustitutoria de Jesucristo. Jesús no tenía pecado, pero tuvo que morir. La muerte es la paga del pecado; así que el Hijo de Dios no podría morir.

Sin embargo, él puso su vida por su pueblo. El hecho de que todos los hombres tienen que morir prueba que todos los hombres son pecadores. Todos los hombres merecen el castigo del Dios eterno, pero Jesús pagó por sus pecados. Para que todo aquel que en él cree sea salvo.

Este es el mensaje de Cristo. Sin embargo, el mundo se ríe de nosotros, como si lo que nosotros creemos estuviera equivocado.

La gente del mundo niega que sea pecadora.

Desean arriesgarse a entrar a la eternidad sin conocer lo que sucederá después de la muerte.

Cuando Jesús venga otra vez todas las cosas serán reveladas ante nuestros ojos. Los santos de Dios resucitarán de sus tumbas abiertas. Los malvados y aquellos que no obedecieron al evangelio llorarán por su lamentable futuro. La fe de los creyentes será reivindicada.

El evangelio incluye un mensaje de la resurrección de Jesús. Jesucristo fue la primicia para nuestra resurrección. El que levantó a Jesús de los muertos también levantará nuestros cuerpos mortales. Cuando nuestras almas sean reunidas con sus cuerpos en el día de su retorno por su esposa, su Iglesia, seremos reivindicados acerca de lo que hemos creído y predicado.

Segundo: El conocimiento acerca de la segunda venida de Jesucristo nos da tranquilidad y paz a los creyentes.

En este mundo incierto, la segura convicción acerca de la segunda venida de Cristo les da una gran confianza, porque ellos saben quién controla todas las cosas en el mundo.

El Señor Jesús describió a su pueblo como ovejas, animales indefensos, mientras que describió a este mundo como lobos.

Sin embargo, la segunda venida de Jesucristo nos enseña que él es el Señor Viviente y que viene otra vez.

Este conocimiento les da el coraje y la seguridad cuando tienen que enfrentar problemas de esta vida, porque saben que todas las cosas están bajo su control.

Tercero: La verdad de la segunda venida de Jesucristo da a los creyentes una esperanza bienaventurada de su futuro.

Esta verdad revela muchas lecciones. Más que todo enseña a los creyentes que esta vida no es el fin de sus existencias. Hay otra vida más allá de la carne y de la sangre.

Jesús murió, fue resucitado y ascendió. No ha permanecido muerto. De la misma manera, los creyentes en Cristo vivirán con él para siempre.

Por lo tanto, la segunda venida de Jesucristo les enseña que su existencia es eterna. Los anima a mirar más allá del horizonte y a vivir por fe. Luchan para hacer de esta vida algo más valioso, basados en la vida que tendrán con su Salvador.

Así es que la segunda venida de Cristo es la esperanza de todos los creyentes.

Hombres y mujeres fieles murieron quemados por el Señor Jesucristo y por su Palabra. Esto es porque creyeron en la segunda venida de su Salvador Jesucristo. Sabían que resucitarían para ser reyes y sacerdotes para el Señor Jesús. Creyeron en su retorno.

III. LA SEGUNDA VENIDA DE JESUCRISTO ES LA ESPERANZA DE REDENCIÓN.

Lucas 21:28 dice: “Y cuando estas cosas comenzaren a hacerse, mirad, y levantad vuestras cabezas, porque vuestra redención está cerca”.

Jesús dijo a sus discípulos que estén vigilantes en relación con las señales de su segunda venida. Si ven las señales, deben mirar, y levantar sus cabezas. Deben vigilar hasta que venga otra vez. Al final del versículo, Jesús les dice por qué deben esperar ese momento: “Vuestra redención está cerca”.

La palabra “redención” significa “libertad por rescate” o “liberación”.

Esta palabra se refiere a varias cosas: Primero, se refiere a la redención del cuerpo; segundo, a la transformación del cuerpo de los creyentes, según el modelo del Señor resucitado. Filipenses 3:21 dice: “El cual transformará el cuerpo de nuestra bajeza, para ser semejante al cuerpo de su gloria, por la operación con la cual puede también sujetar a sí todas las cosas”.

Nuestra redención incluye una transformación de nuestros cuerpos mortales.

Como el cuerpo de Jesús fue liberado de la debilidad después de su resurrección, de igual manera, nosotros experimentaremos la liberación de nuestro cuerpo de la debilidad. Así que, cuando Jesús venga otra vez, nuestros cuerpos mortales serán cambiados de mortalidad a inmortalidad y de flaquezas y debilidades a un estado glorioso. Así que nuestros cuerpos serán como su cuerpo glorioso. No habrá más sufrimiento ni enfermedad en la carne.

Nuestros cuerpos experimentarán un estado de perfección; es la redención de nuestro cuerpo. 1ª Corintios 15:42-43 nos dice: “Así también es la resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción, se levantará en incorrupción; se siembra en vergüenza, se levantará con gloria; se siembra en flaqueza, se levantará con poder”.

Esto es gloria para los creyentes de Dios. Como su retorno está más cerca, alabad a Dios, porque nuestra redención está cercana.

Sin embargo, esto no significa que la redención se encuentre solamente en el futuro, ni en el presente, aunque el estado final de nuestra transformación se realizará cuando Jesús venga otra vez.

Tenemos una pequeña prueba de esto hoy. Efesios 1:7 dice: “En el cual (Cristo) tenemos redención por su sangre, la remisión de pecados por las riquezas de su gracia“. Colosenses 1:14 dice: “En el cual tenemos redención por su sangre, la remisión de pecados”.

La manifestación de la redención que conseguimos se encuentra en el perdón de pecados. Cuando confiamos en Jesucristo como nuestro Salvador personal y confesamos nuestros pecados en su nombre, tiempos de refrigerio vienen de la presencia del Señor. Nuestros corazones son rociados con la sangre de Jesús, así como nuestros cuerpos son lavados con agua pura. Dios remueve de nosotros todas las manchas de nuestros pecados.

Tan lejos como el este está del oeste. Dios no recordará más nuestros pecados e iniquidades. A través del sacrificio de Cristo, hecho una vez y para siempre, no hay más condenación para los que están en Cristo Jesús (Romanos 8:1b).

¿Qué puede lavar mis pecados? ¡Sólo de Jesús la sangre! Cuando somos sumergidos en la sangre que emana de las venas de nuestro Emmanuel, todos los pecados y sus contaminaciones son removidas de nosotros. Seremos tan blancos como la nieve, aunque nuestros pecados sean como la grana. Seremos tan blancos como la lana, aunque nuestros pecados sean rojos como el carmesí.

Quien venga a la cruz y se postre bajo el cuerpo molido de Jesucristo y reciba la sangre en su cuerpo y alma, será redimido y perdonado. Su perdón de nuestros pecados hoy es una señal segura de su segunda venida. Nuestra redención se obtiene solamente a través de Jesucristo.

En el futuro habrá redención total; entonces no encontraremos ninguna influencia de pecado en nosotros.

Aquellos que están muertos en Cristo resucitarán y serán transformados en gloria. Irán en los aires a encontrar al Señor Jesús. ¡Qué glorioso día será ese! Ellos no saldrán de su costado, pero vivirán con él por siempre. Tendrán la posesión total de su salvación.

Entonces el trabajo redentor de Jesucristo se mostrará en su totalidad a nosotros y conoceremos al Señor, así como él nos ha conocido a nosotros.

Así que estamos esperando el momento de su segunda venida. Le veremos a él así como él nos ha visto a nosotros. Su segunda venida es la esperanza de nuestra redención.

CONCLUSIÓN.

La segunda venida de Jesucristo es la esperanza bienaventurada de los creyentes. Es la corona de las promesas de Dios.

Cuando él venga otra vez, sus creyentes serán finalmente reivindicados acerca de su fe, devoción y compromiso con el Señor Jesús. Y él enjugará sus lágrimas y se regocijarán en el Señor.

Cuando Jesús venga otra vez, serán transformados en gloria y habitarán con él para siempre.

Las enseñanzas de Jesús darán a sus creyentes coraje y sabiduría para vivir en esta vida. Y caminarán con circunspección en este mundo. No vivirán para el mundo, sino para el Señor.

Aunque tengamos que sufrir en este mundo, no será por mucho tiempo. El Señor Jesús viene otra vez.

Levanta tus ojos y mira, porque tu redención está cerca. Estemos firmes en nuestra fe y creencias, porque él viene otra vez.

¡Oh, Señor Jesús, ven pronto!

© 2024 Iglesia Smirna All Rights Reserved   

Theme Smartpress by Level9themes.