Satanás odia la Palabra de Dios

SATANAS ODIA LA PALABRA DE DIOS

Dr. Silas E. de Oliveira.
Sao Paulo, Brasil.
Vicepresidente de la ALADIC para Brasil.

El tema que me fue encomendado no es una pregunta, sino una afirmación: nosotros, los hijos de Dios sabemos que Satanás odia la Palabra de Dios.

Eso es lo que podemos sentir y verificar mediante todo lo que la Biblia narra respecto del enemigo de nuestras almas, destacando las astutas maquinaciones que usa. Si, él odia la Biblia.

¿Y por qué? Porque Dios nos dio la Biblia para nuestros corazones. Es la carta de Dios para los hombres, para qe todos conozcan su amor y su plan de salvación.

El diablo se identifica con la mentira misma.

Por lo tanto es el padre de la mentira (Juan 8:44) y evidentemente, no puede oír la afirmación de Heb. 4:12:

“Porque la palabra de Dios es viva y eficaz y más penetrante que toda espada de dos filos y que alcanza hasta partir el alma y aun el espíritu y las coyunturas y tuétanos y discierne los pensamientos y las intensiones del corazón”.

Eso es la Biblia, poder irrefutable de Dios, tanto que es viva, tiene vida en sí misma, porque es la propia Palabra de Dios, la verdad, que realmente produce la salvación; es eficaz y por su acción penetra efectivamente en el corazón del hombre, hasta lo más íntimo, es decir, hasta la división entre el alma y el espíritu y, de ese modo tiene capacidad absoluta de esclarecer los pensamientos y las intenciones del corazón, conduciendo a la persona humana a aceptar la verdad de Dios.

Y ese fue el propósito de Dios, como lo afirma en Isaías 55:11:

“Así será mi palabra que sale de mi boca: no volverá a mí vacía, antes hará lo que yo quiero y será prosperada en aquello para que la envié”.

Esa es una palabra (la Biblia) que no vuelve vacía y produce salvación.

¿Y por qué? Porque es la Palabra manifestada de Dios, como leemos en 2ª Pedro 1:21:

“Porque la profecía no fue en los tiempos pasados traída por voluntad humana, sino los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados del Espíritu Santo”.

Esta es la razón del odio de Satanás, porque produce salvación.

“Porque la palabra de Dios es viva y eficaz y más penetrante que toda espada de dos filos y que alcanza hasta partir el alma y aun el espíritu y las coyunturas y tuétanos y discierne los pensamientos y las intensiones del corazón” Heb. 4:12.

Es tan verdadero esto que en Génesis 3 se nos dice que Satanás engañó a Eva, mintiendo exactamente en relación con la Palabra de Dios, para lo cual cambió lo que verdaderamente Dios le había dicho a Adam y lo cambió, mintiéndole, como leemos en 2ª Corintios 11:3:

“Mas temo que como la serpiente engañó a Eva con su astucia, sean corrompidos vuestros sentidos en alguna manera de la simplicidad que es en Cristo”.

Fue una actitud de odio de Satanás, en relación con la Biblia, porque ella es la verdad y, aunque el resultado haya sido funesto para la humanidad, lo cierto es que inmediatamente después Dios dio a conocer al mundo el plan de salvación del hombre, incluyendo la verdad del sacrificio de Cristo en el Calvario (Génesis 3:15).

De ahí en adelante y porque el hombre, como generación de Adam, pasó a estar espiritualmente muero, Dios fue preparando por escrito su Palabra, con toda la visión profética de lo que iba a suceder, para mostrar el camino de salvación mediante el Mesías que vendría y que vino, en un plan maravilloso, para librar al hombre de la condenación del pecado, debido a que Cristo, por el infinito amor de Dios, tomó nuestro lugar en la cruz del Calvario y, lo que fue mejor y definitivo, no quedó en el sepulcro, sino que resucitó al tercer día, venciendo la muerte, según lo previsto en la Palabra de Dios. Fue una derrota más de Satanás, por lo cual, naturalmente, aumentó mucho más su odio.

En el tiempo que media entre el nacimiento de Jesús y su crucifixión y resurrección, el diablo trató de derrotar a Jesús, pero no lo consiguió (Marcos 1:31). Satanás fue derrotado también.

Podemos decir que lo mismo ocurrió hasta el fin del siglo I.

En los siglos II y siguientes, hasta el IV, hubo un período obscuro en relación con la iglesia cristiana, incluirse con persecuciones constantes del Imperio Romano, con sus circos y catacumbas, hasta la falsa conversión de Constantino, que atenuó las persecuciones y la incredulidad y que permitió el surgimiento posterior de la Iglesia Católica Romana, que al fin sustituyó al Imperio Romano. De este modo todo continuó bajo la dirección de esa iglesia, hasta la Reforma.

EL GRAN ACONTECIMIENTO

La historia nos dice que durante los siglos XIV Y XV el deseo del pueblo de leer la Biblia era muy grande, pero que las autoridades religiosas católicas prohibían el acceso al Libro sagrado.

Además, la Biblia existente era la Vulgata latina, de Jerónimo, con una gran influencia de la escuela que rechazaba la deidad de Cristo, debido a que el texto básico (para la traducción) fue el texto alejandrino que está muy influido por los pueblos paganos. Además, como el texto estaba en latín, muy pocos podían leerlo.

Fue entonces que surgieron las figuras de Wiclef y Tyndale, quienes tradujeron la Biblia para que el pueblo tuviera acceso a ella y, al fin, en el siglo XVI nació el movimiento de la Reforma, con Lucero, Calvino y otros, que se pronunció por el uso de Biblias fieles a los originales, que es el “Texto Mesorético” para el Antiguo Testamento y el “Receptus” para el Nuevo Testamento.

La Reforma misma fue el resultado de la conversión de varios líderes al verdadero evangelio. Esta fue una gran victoria de Dios contra el odio de Satanás, principalmente contra la Biblia.

Después transcurrieron cerca de trescientos cincuenta años de verdadera paz en relación con los textos de la Palabra de Dios.

MOVIMIENTOS CONTRA LA REFORMA

En el siglo XVI, tan rico en acontecimientos, se produjo la Reforma, que fue una gran bendición, pero al mismo tiempo se produjo el movimiento secular del Renacimiento.

La Reforma fue un hito en la historia del cristianismo. Pero también, en el aspecto secular, debido a la influencia del Renacimiento, se desarrolló el humanismo, que indudablemente influyó muchísimo en la posición religiosa; así llegamos al liberalismo en todo sentido, es decir a la libertad individual en el campo de la política, de la moral y de la religión.

Por eso las conquistas de la Reforma se fueron diluyendo progresivamente en el humanismo renacentista y en el liberalismo, apartándose mucho de los genuinos ideales bíblicos y evangélicos, a pesar del heroísmo y de las conquistas teológicas de los reformadores, como Lucero, Calvino, Zwinglio y otros, como Juan Ferreira de Almeida, que tradujo la Biblia al portugués.

Esto se agravó en el siglo XVIII con la Revolución Francesa, que duró cerca de nueve años y que fortaleció aún más el liberalismo, principalmente teológico.

Es en ese ambiente que aparece el Nuevo Testamento crítico, producido bajo la inspiración de la alta crítica, con una posición radicalmente contraria a los principios fundamentales de la fe cristiana auténtica.

La deidad de Cristo queda anulada en el trabajo de los autores Wescot y Hort, se ataca la Trinidad divina y partes de la Palabra de Dios se suprimen, lo que permite el desarrollo y surgimiento de los teólogos liberales, que niegan la completa veracidad de la Palabra de Dios. Es así como aparece la negación de su inspiración plenaria y de su inhabilidad. Esto da lugar también a que los revisores y los traductores pasen a usar el sistema dinámico, no literal, anulando de este modo la fidelidad a los textos originales.

Al fin hemos llegado al desastre que estamos viviendo ahora, cuando parece que Satanás está teniendo éxito en su odio a la Biblia.

En el Brasil, con la excepción de la Antigua Biblia Corregida, resultante del trabajo de Juan Ferreira de Almeida y la Biblia Trinitariana, todas las demás se basan en la teología liberal, en la alta crítica y en el Nuevo Testamento crítico.

Proliferan además las orientaciones liberales y varias sectas van creciendo y produciendo un verdadero caos de doctrina que pone en jaque la posición fiel de la teología bíblica. De este modo, los teólogos liberales han desfilado con sus teologías falsas que inclusive atentan directamente contra la Palabra de Dios. Esto es el resultado del odio de Satanás.

Veamos entonces este desfile:

  • René Descartes: fue el campeón del método deductivo y se le considera el padre de la filosofía moderna;
  • Juan Astruc, padre del autocriticismo;
  • David Hume: filósofo historiador, famoso por su escepticismo o agnosticismo, quién atacó los milagros de la Biblia;
  • Federico D. E. Schleiermacher: teólogo y filósofo alemán, quien a pesar de haber sido criado entre los hermanos moravos, recibió la influencia de Kant e ideó una teología liberal modernista, con uno de sus principios básicos: el fundamento de toda verdad religiosa no está en las Escrituras, sino en la conciencia natural del hombre (o en su sentimiento):
  • Emmanuel Kant: filósofo alemán, quien en su libro Crítica de la Razón Pura desarrolló su filosofía idealista, que sostiene que existe un mundo de cosas que en sí mismas están más allá de los sentidos, por lo cual la ciencia nunca puede penetrar en ellas. Dios no puede ser conocido, pero es necesario, debido a que el hombre debe procurar obtener el Supremo Bien;
  • Kart Barth: comenzó su carrera como liberal tradicional, en busca del reino. Entonces ocurrió la primera guerra mundial y el optimismo del antiguo liberalismo sobre la habilidad del hombre se contradijo con la situación del mundo. Algunos liberales consideraron su mensaje como un nuevo liberalismo. Sin embargo Barth se inclinó hacia la derecha teológica, aunque ha permanecido lejos de la ortodoxia bíblica.

Estos son teólogos liberales que han desfilado durante estos años, principalmente en los siglos XVIII, XIX y XX.

Pero existen otros más que son enemigos de la misma Biblia y que, por eso trabajan para hacer efectivo el odio de Satanás contra la Palabra de Dios. Entre ellos se cuentan: Emil Brunner, Reinhold Niebuhr, Paul J. Tillich y Rudolph Bultman, que pertenecen a la nueva escuela liberal (llamada neortodoxia o neoliberalismo).

Este conjunto de teólogos liberales ha hecho prevalecer las siguientes conclusiones liberales y modernistas:

  • Negación de la doctrina de la Trinidad;
  • El Espíritu Santo es sólo una influencia impersonal o el modo como se expresa el Padre;
  • Negación del Jesús histórico; le atribuyen sólo la condición de mediador de la revelación y de la gracia de Dios;
  • Negación del nacimiento virginal de Cristo, de su divinidad, de sus milagros y expiación;
  • Salvación universal (todos se salvan al fin) y negación de la existencia del infierno;
  • El hombre, sus derechos y sus éxitos son el centro de las preocupaciones y no Dios;
  • Negación de la gravedad y de la depravación producida por el pecado, por lo cual se destaca, en cambio, la bondad innata de los hombres; y
  • Sus fallas no son pecados, sino consecuencias de una sociedad mal dispuesta.
  • Amados hermanos, esta es la situación actual en todo el mundo, fruto del odio del diablo contra la Biblia.

Como soldados de Dios tenemos que luchar contra ese odio, ya que sabemos que venceremos por el poder de Dios. Así pues, debemos amar profundamente la Palabra de Dios, distribuir la Palabra fiel, enseñarla, predicar el evangelio, defender la fe verdadera, usar solamente un texto fiel, adornar la Palabra de Dios (con nuestra conducta) y vivirla; confiar en el Dios verdadero.

Él es poderoso:

“Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos ha regenerado en esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, para una herencia incorruptible y que no puede contaminarse, ni mancharse, reservada en los cielos, para nosotros, que somos guardados en la virtud de Dios por fe, para alcanzar la salvación que está aparejada para ser manifestada en el postrimero tiempo. En lo cual vosotros os alegráis, estando al presente un poco de tiempo afligidos en diversas tentaciones, si es necesario, para la que prueba de vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual perece, bien que sea probado con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra, cuando Jesucristo fuere manifestado”
1ª Pedro 1:3–7.

XIX Congreso ALADIC – Guatemala, 2007

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