Dios pide mi servicio con todo el corazón y toda el alma

DIOS PIDE MI SERVICIO CON TODO EL CORAZÓN Y TODA EL ALMA

Blanca L. Parada de Martínez.
Iglesia Belén, Chillán, Chile.
Jueves, 8 de febrero de 2007.

Introducción

Ahora, pues Israel, ¿Qué pide Jehová tu Dios de ti, sino que temas a Jehová tu Dios, que andes en todos sus caminos, y que lo ames, y sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma?” Deuteronomio 10:12.

Este es un versículo que me ha servido mucho, que lo tengo entre los que ordenan mi vida, para ponerla a disposición del Dios maravilloso, que ama y está presente diariamente y en cada momento, mostrándose sus cuidados y sus múltiples atenciones que me hacen una mujer feliz.

Desde muy jovencita, conozco a mi Señor. Desde muy jovencita él vive en mí. Me agradó ocuparme en su servicio. Su casa de oración la he amado, a ella he concurrido hasta el día de hoy con el mayor de mis agrados. Mis hermanas, en la juventud, fueron mis amigas, con ellas participé de los congresos, de los servicios en el templo. La Sociedad Femenina ha sido un buen lugar para entregar el servicio al Señor, donde juntarse con las hermanas es disfrutar la mejor compañía, donde todas ofrecen un servicio de presente y futuro en el crecimiento de la iglesia.

Soy la esposa de un pastor, por lo que también formo parte de la responsabilidad de servir al Señor “con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas, con todo el entendimiento” Lucas 10:27.

La realidad es que la Biblia me está llamando, y también a todas mis hermanas, a que “sirva a Dios con todo mi corazón y con toda mi alma”.

Dios me lo pide, y yo no puedo negárselo, y este es mi placer.

1. Mujeres que sirvieron al Señor en tiempos bíblicos.

En la Biblia, muchas mujeres han sido llamadas para servir al Señor, y mujeres de fe que actuaron en el momento preciso, allí han estado presentes, ocupadas para el Señor.

– Leo en Romanos 16 y allí encuentro nombres que se ocupan en la iglesia y Pablo les indica un saludo, reconociendo su presencia en el servicio, aun sin decir lo que hacen. Allí están los nombres de Febe, Priscila, María (“la cual ha trabajado mucho con vosotros”), Trifena, Trifosa, Pérsida; la madre de Rufo y de Pablo; Julia, la hermana de Nereo; Olimpas;

– En el Salmo 68:11 David destaca diciendo “De las evangelizantes, había grande ejército

– Mujeres hospedadoras, que prepararon una pieza, que atendieron al apóstol Pablo y los demás, para atender a los siervos de Dios: – 2º Reyes 4:8–11.

– Las diaconisas, que estaban preocupadas de la casa de Dios: Romanos 16:1;

– Mujeres bondadosas, trabajadoras, de buen testimonio: Proverbios 31:10–31;

– Preocupadas de servir al Señor Jesús: Mateo 27:55,56;

– Mujer generosa, servía al Señor con todo Lucas 21:2–4;

– Ana, profetisa, hija de Phanuel, viuda de ochenta y cuatro años, que no se apartaba del templo, sirviendo de noche y de día, con ayunos y oraciones. Cuando entró José y María con Jesús en el templo, ella estaba hablando de Jesús a todos los que estaban allí: Lucas 2:36–38;

– Rahab, en Josué capítulo 2. Vemos que Dios la utilizó para que el pueblo pudiera entrar a la tierra prometida. Ella y su familia fueron los únicos en sobrevivir a la batalla de Jericó. Y en la galería de la fe, en Hebreos 11:31, se destaca a esta mujer diciendo: “Por fe Rahab la ramera no pereció juntamente con los incrédulos, habiendo recibido a los espías con paz”;

Podría continuar diciendo de otras mujeres fieles que servían con todo el corazón, en el silencio, o simplemente, siendo ignoradas.

2. Dar lo mejor para el Señor.

A. Si queremos agradar a Dios y hacerlo que se sienta feliz con nosotras, debemos dar lo mejor para él.

Si leemos la Palabra de Dios en Marcos 14:3 podremos encontrar que “Estando Jesús en Bethanía en casa de Simón el leproso, y sentado a la mesa, vino una mujer teniendo un alabastro de ungüento de nardo espique de mucho precio; y quebrando el alabastro, derramóselo sobre su cabeza”. Esta mujer dio lo mejor para el Señor:

– La mujer vino con un vaso de alabastro, es decir, trajo un envase de un material seleccionado, muy hermoso y caro;

– El perfume de nardo puro, compuesto de flores de rico olor, hermosas, utilizadas en la fabricación de perfumes muy cotizados;

– Valía este perfume mas de trescientos denarios, es decir, el sueldo de diez meses de un jornalero. Un jornalero ganaba treinta denarios al mes.

Aunque alguno se enojó por lo que hizo esta mujer, sin embargo, ella estaba agradando al Señor y esto es lo que le interesaba. La mujer no pensó en lo caro del perfume, sólo pensó en agradar a nuestro Señor Jesucristo.

B. En Malaquías 1:6–14 Dios reprende al pueblo de Israel porque el pueblo ofrecía:

– Sobre su altar pan inmundo;

– La mesa de Jehová les era despreciable;

– Ofrecían el animal ciego para sacrificar, ofrecían cojo o al enfermo.

Dios quiere lo mejor, y así lo pidió en el principio, y así lo escucharon Caín y Abel. Dios no acepta nuestras sobras, él siempre quiere que le demos lo mejor de lo mejor.

3. Yo y mi casa serviremos a Jehová.

Es esta una decisión personal, que suena muy bien en estos tiempos.

Cuando son pronunciadas por alguna persona o familia, es que la iglesia tiene vida, es que la iglesia tiene con quién contar, tiene actividad. El trabajo de cada hermana, de cada componente en este tiempo tiene que ser más visible.

La Sociedad Femenina tiene talento, tiene capacidad, siempre ha estado en la historia de la iglesia. Son las hermanas las que impulsan la actividad. Si la Sociedad no está presente, se habrá perdido al menos un 50% de la actividad; la otra mitad está siendo necesaria.

Por la actividad de las hermanas han nacido iglesias. Actualmente se atienden muchos de los servicios de la semana. Están incluidas en el desarrollo de la Escuela Dominical. Son las que están preocupadas del aseo de del templo; son las que están visitando a los enfermos, las que se preocupan de las necesidades de los hermanos. Son las que atienden a los niños con sus problemas. Son las que están cocinando para atender los programas de la iglesia. Las flores, los paños, las plantas, el riego, los baños, están en sus manos.

Las mujeres, son las que están leyendo la Biblia, preparan el devocional, presentan estudios, tienen la meditación en los cultos.

Todo aquello no está malo, es muy bueno. Aún más, es necesario que sea multiplicado este servicio, porque nuestro texto nos dice “¿Qué pide Jehová tu Dios de ti… que sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma…? Esto significa con todo, no con una parte, no con casi todo, no los domingos, dice “con todo el corazón y alma”.

Me siento agradecida con que Dios se haya preocupado de bendecirnos, incluyéndonos en el servicio a su obra, a su nombre. Estoy agradecida porque me ama y con gusto, con todas las virtudes de mujer, puedo servirle y servir con el mayor de los gozos, porque es mi deber.

Josué entrega esta declaración, que tiene tanta fuerza, no importándole que los demás permanezcan con los brazos caídos o que hayan perdido el amor a Dios, o que se hayan apartado y estén distantes de la casa de Dios o tengan pocas ganas. Él saca la voz para declarar con fuerza, con convencimiento, con decisión, porque es lo que siente: “YO Y MI CASA SERVIREMOS A JEHOVÁ” Josué 24:15.

Josué podía decir:

  • Escojan a quien servir;
  • Sigan los pasos de sus padres;
  • No importa lo que ustedes hagan, yo he tomado mi decisión: Mi familia y los que están en mi casa conmigo “serviremos a Dios”.

Satanás había interrumpido el servicio del pueblo de Israel. Satanás había quitado el ánimo, había apagado el ritmo, había ocupada la mente y el corazón de una gran población. Estás personas que antes habían servido, ahora habían apagado sus fuerzas y preferían otras actividades. Satanás lo hace en todas las personas que manifiestan su amor a Dios; él desea que no sigan al Señor y de ese modo toda obra fracasará, disminuirá.

Hacía bien la declaración de Josué, porque cuando le oyeron, prefirieron a Dios y cobraron valor. Si usted se ocupa con fidelidad, no quepa duda que otras hermanas le seguirán. Y Dios quiere contar con una Sociedad Femenina potente, dispuesta.

La misión de los creyentes es servir a Dios con todo el corazón, con toda su mente. Tenemos trabajo con la familia, con el vecino, con los compañeros de trabajo, con todas las personas que están a nuestro alcance. Con ellas tenemos un servicio de conversación que desarrollar, tenemos un testimonio de fidelidad que mostrar; tenemos un deber de adoración a Dios que compartir, tenemos el deber de contar “cuan grandes cosas ha hecho Dios con nosotros”.

4. Procura con diligencia.

“Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que traza bien la Palabra de verdad” 2ª Timoteo 2:15.

Ministro, siervo, criado, obrero, trabajador, jornalero, servidor, administrador, cualquiera de estos calificativos, nos pone a disposición de una labor que cumplir, por este versículo entendemos que el llamado es porque es la mejor labor, porque es para Dios.

El trabajo para Dios es lo mejor que podemos hacer, es el trabajo que debo hacer bien, es el trabajo que debo hacer con gozo, es el trabajo que debo hacerlo ahora, repetirlo enseguida y continuar después y no parar. Cada instante es para disponer de toda nuestra capacidad y pedírsela al mismo Dios, si no la tengo.

– Debo entender que de todo lo que mi ser haga, de lo que mis manos ejecuten, que mi cerebro piense, debo rendir cuenta a Dios;

– No debo condicionar el servicio a que lo haré siempre que Dios me dé esto. O que si es en este lugar y no otro. Si lo hago con tal persona y no con esta otra. Si es que me pagan tanto y no por menos. Siempre que no llueva. Si no hace calor. O lo haré después de comer, etc. El servicio al Señor es con preferencia, es primero;

– La palabra diligente me indica que debo hacerlo ahora y en una forma preferente;

– Diligente es desear ser considerada por las autoridades de la iglesia. Es ofrecer nuestros servicios, es acceder con gusto cuando sea solicitado;

– Diligente significa que cuando he comprometido mis servicios, debo cumplir y cumplir bien;

– La palabra diligente es que, aunque haya otros que puedan hacerlo a la perfección, yo debo entregar toda mi capacidad para hacerlo y aunque otros lo hagan también;

– Servir diligentemente significa que cada vez perfeccionaré mi servicio, aprovechando la experiencia ganada y orientando la actividad en nuevas formas que me lleven al éxito;

– El servicio diligente significa realizar el servicio con un buen testimonio, procurando que los demás vean que amo a Dios con una lealtad absoluta;

– El versículo me lleva a entender que la palabra diligente me exige ser estudiosa de la Palabra de Dios, de tenerla ante mi corazón diariamente, obteniendo siempre una enseñanza que comentar;

– Con diligencia debo presentarme a Dios, él me necesita hoy, y debo llegar a él con regocijo, sonriente, de buena voluntad, dispuesta.

Dios se ha fijado en nosotras, para llamarnos, diciendo “Procura con diligencia”; debemos estar contentas, es un privilegio de trabajar para él.

– Por lo tanto no me es permitido decirle NO al Señor;

– Hemos sido aprobadas por el Señor para su obra, porque estamos en sus caminos, tenemos el privilegio de ser hijas de Dios, de ser herederas del reino de los cielos, de tener a un Salvador Jesucristo, enviado a este mundo para nuestra salvación. Somos lavadas por la sangre generosa de nuestro Salvador;

– Hemos sido aprobadas, por lo tanto no puedo decir que no, porque estoy “aprobada”,

– Debo mantenerme en la condición de aprobada por Dios.

Puede que seamos personas muy ocupadas, pero somos gente santa, gente de Dios, por lo que debo desear siempre estar al servicio de Dios: 2ª Tesalonicenses 3:8–13.

– Pedro, Andrés, Jacobo, Juan eran personas ocupadas, tenían su trabajo, pero siguieron al Señor, sirviéndole con todo el corazón: Mateo 4:21; Mateo 9:1;

– Dios busca a los que tienen su tiempo ocupado, a los que pueden hacer con responsabilidad trabajos interesantes. A los que andan corriendo para ejercer en el menor tiempo posible todas las actividades. A los que se planifican bien en el tiempo;

– Dios no busca el servicio de los ociosos: 2ª Tesalonicenses 3:11;

– Nada impide servir al Señor, y aun en los servicios habituales también está el servicio a Dios: los estudiantes, las dueñas de casa, las oficinistas, las trabajadoras de empresas, las que crían hijos, las esposas que atienden a sus esposos en su hora de llegada, por ejemplo;

– Servir al Señor es una labor deseada, porque el que ama al Señor siempre dejará tiempo para el Señor.

Conclusión.

1. Concluyendo, puedo decir que siempre hace falta la crítica y la comparación. La mujer siempre ha tenido un papel importante en la obra del Señor. Ha estado en los inicios del GAE(1). Ha estado en los inicios de la iglesia local. Siempre se la encuentra activa en las sociedades.

2. Pero, ¿ha decaído en su primer amor? Comparativamente hace falta ser como una Priscila o quizás como Eunice o Loida, o como la mujer del alabastro, por mencionar algunas. Parece que hoy el fervor, las ganas de agradar al Señor son menores. ¿Ha disminuido la asistencia de mujeres a las reuniones? ¿La educación de los hijos se ha descuidado? Cuando crecen los hijos ¿dejan al Señor?

3. A las señoras más jóvenes: ¿Por qué les cuesta tanto sumarse a la labor de la Sociedad Femenina? ¿Tenemos preocupación por contar con el apoyo de ellas?

Consejos finales.

1. Dios nos llama a servirle y hacerlo de veras:

– Éxodo 23:25: “Mas a Jehová nuestro Dios serviréis, y él bendecirá tu pan y tus aguas; y yo quitaré toda enfermedad de en medio de ti”;

– Salmo 2:11: “Servid a Jehová con temor, y alegraos con temblor”;

– Efesios 6:7: “Sirviendo con buena voluntad, como al Señor, y no a los hombres”;

– Hebreos 12:28: Así que, tomando el reino inmóvil, retengamos la gracia por la cual sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia.

2. ¿Puedo decir: Salmo 40:8: “El hacer tu voluntad, Dios mío, hame agradado”?

¿Qué pide Jehová tu Dios de ti, sino que temas a Jehová tu Dios, que andes en todos sus caminos, y que ames, y sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma? Deuteronomio 10:12.

Dios nos bendiga.

(1) GAE: Grupo de Acción Evangélica: grupo de jóvenes que se apartó de una denominación apóstata, en Chile, en 1944.

XIX Congreso ALADIC – Guatemala, 2007

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