La mujer cristiana frente al mundo

LA MUJER CRISTIANA FRENTE AL MUNDO.

Proverbios 31: 10 y 29 – 31.
Reunión Femenina Región Metropolitana.
24/ Sept./ Iglesia de La Cisterna.
Nadir Carreño M.

1.- Este tema se dirige a “la mujer cristiana”.

Recordemos que no somos cristianos por nacimiento o familia, por profesar serlo, por ser miembros de una iglesia o por predicar la religión cristiana, sino por la convicción de pecado, el arrepentimiento y la fe en Jesucristo, todo lo cual está incluido en la expresión “recibir a Cristo” de Juan 1: 12.

Esto produce el nuevo nacimiento, nos hace nuevas criaturas y hace que el Espíritu Santo viva en nosotros.

2.- Al decir “la mujer cristiana FRENTE al mundo” entendemos que existe una oposición entre todo cristiano verdadero, entre los cuales están incluidas ustedes, las mujeres cristianas, y “el mundo”.

3.- Aquí “mundo” no se refiere al planeta, ni a sus habitantes, sino lo que se podría llamar “el espíritu” del mundo, que son su concepción de la vida y su manera de vivir.

4.- En esta ocasión no nos preocupa ese “espíritu” en cuanto es opuesto a todo cristiano verdadero, hombre o mujer, sino en cuanto se opone específica y particularmente a las cristianas.

5.- Lo primero que llama nuestra atención en esta oposición es “el feminismo”, la manifestación femenina del humanismo, la filosofía que guía y domina el pensamiento y acción de la humanidad actual.

Para el humanismo, el hombre o, más bien, el ser humano, es el fin y el centro de todo, como si fuera Dios;, todo es de él, por él y para él.

Dios, aunque en algún caso se le nombre, es hecho a un lado y su soberanía es rechazada completamente.

¿Qué puntos de vista feminista se oponen y deberían ser firmemente rechazados por las mujeres cristiana?

Sin que pretenda abarcarlos todos, me refiero a algunos que me parecen muy relevantes.

a) El orden familiar.

La palabra de Dios es muy clara y terminante en cuanto a que la cabeza de la familia es el marido y padre. Él es el sacerdote de su hogar y su esposa e hijos le deben el respeto y reconocimiento de la posición que Dios le ha dado: Efesios 5: 22-24 y muchos más.

Las feministas rechazan de plano este orden y sostienen su completa independencia del marido y aun su propia autoridad superior en el hogar.

Por eso no es nada extraño el elevado número de matrimonios que fracasan.

Este no es un asunto unilateral en la Biblia, porque aunque la posición del marido significa un privilegio, éste lleva aparejado una responsabilidad correspondiente.

Desde luego el sometimiento es mutuo.: Efesios 5: 21 y la autoridad del marido no es de la de un tirano, déspota y machista, sino la de uno que ama en el más alto grado: Efesios 5: 25, 28.

El equilibrio y orden bíblico. Lo da el Señor en Efesios 5: 33

Si el marido no se da cuenta de esto y los cónyuges se aman, la esposa puede hacérselo ver con cariño, no porque la perjudique a ELLA (egoísmo), sino porque desobedece a su Dios y Salvador.

Cuando mujeres que profesan ser cristianas se rebelan declarada o secretamente contra el orden divino ya no están contra el mundo, sino de acuerdo con él.

b) Independencia.

Además del rechazo de la autoridad del marido, el feminismo sostiene y promueve la total independencia de la mujer en todo.

1.- Independencia de las normas morales de Dios establecidas en su palabra.

Esto suele expresarse en la norma humanista de que sólo la mujer es dueña de su cuerpo y, por lo tanto, puede hacer lo que quiera con él.

Esto incluye destacadamente la libertad para fornicar y adulterar, para sostener relaciones sentimentales con hombres (y a veces con mujeres) que no son su marido y para convivir con uno o más hombres, sin casarse, es decir sin adquirir responsabilidades.

Frente a estas conductas tan características del mundo, la actitud cristiana tiene que ser la de José, el hijo de Jacob, quien, tentado a fornicar por una mujer casada a la que no le importaba cometer adulterio para satisfacer sus pasiones carnales, se negó terminantemente, tanto por consideraciones de honorabilidad terrenal, como sobre todo, porque NO PODÍA PECAR CONTRA DIOS.

Nuestras hermanas cristianas pueden ser sometidas a tentaciones semejantes por hombres malvados y astutos, especialmente cuando su relación matrimonial no es lo feliz y satisfactoria que Dios quiere que sea.

El diablo procura que las mujeres cristianas sigan en esto al mundo, valiéndose de esos instrumentos (hombres malvados y astutos), porque tiene especial interés en hacerlas caer.

A las mujeres inconversas le basta con dejarla seguir el camino a que naturalmente las inclina su condición perdida.

2.- Aborto.

Como consecuencia de lo anterior, y otras causas, muchas mujeres tienen embarazos no deseados.

La solución humanista y feminista, la solución del mundo, es el aborto. No ven la inconsecuencia de presentarse como campeones de la vida y no vacilar en quitársela a decenas de millones de niños no nacidos, y en el mismo vientre de sus madres. Aplican la máxima popular falsa de que “ojos que no ven, corazón que no siente”.

Esta conducta del mundo es tan abominable que es de esperar que sea rechazada terminantemente por las mujeres cristianas.

De todos modos, los únicos embarazos de las mujeres cristianas deberían provenir de sus maridos y en tal caso, ¿por qué habrán de ser indeseados?

Es lícito, adoptar medidas para evitar un exceso de hijos, pero ese “exceso” no debe ser por consideraciones meramente materialistas-económicas o egoístas.

Es lícito porque la relación sexual de un matrimonio legítimamente constituido no tiene como único fin procrear, sino también expresar muy íntima y elocuentemente su amor mutuo.

Si a pesar de todo se produce un embarazo, el nuevo hijo debe ser acogido con amor y gratitud, porque es un hijo y en este caso es indudable que es la voluntad de Dios darlo.

Si el embarazo es el resultado de un adulterio, la solución es el arrepentimiento sincero y la humildad para procurar el perdón del cónyuge ofendido, nunca el vil asesinato de una criatura inocente del pecado de sus progenitores.

3) Deserción de los deberes del hogar y con los hijos.

En nombre de la libertad femenina, el mundo acepta y promueve que la mujer no se ocupe de mantener y atender su hogar adecuadamente, ni se responsabilice de cuidar, formar y enseñar a sus hijos personalmente.

Esas tareas se le encomiendan a empleadas domésticas, a nanas, a los jardines infantiles y, en último término, al Estado y a la iglesia.

Sin embargo, el amor maternal, que es un instinto profundo producido por Dios en el corazón de TODA mujer, no puede ser reemplazado por nada, ni nadie.

Es indudable que la situación económica obliga a muchas mujeres a trabajar fuera de su hogar, pero también es verdad que muchas lo hacen sólo por escapar de sus responsabilidades familiares y porque el mundo considera que vale más una mujer ·”realizada”, que gana su propio sustento, profesional, que la que atiende dignamente a su familia.

Esto se expresa gráficamente y muy bien en las encuestas y conversaciones en que se dice que estas mujeres “trabajan”, como si las dueñas de casa no lo hicieran.

Hay muchísimos casos en que el marido gana lo suficiente para toda la familia o podría hacerlo con una forma de vida más cuidadosa y económica, pero en que la mujer insiste en trabajar fuera del hogar.

Esta deserción de los deberes del hogar puede darse también entre las mujeres que no trabajan fuera de él, pero que dedican un tiempo exagerado y desproporcionado a ver TV (donde generalmente se ve y glorifican conductas muy anticristianas, como el adulterio y la fornicación, la violencia, la envidia, la codicia, el engaño, la mentira, la traición, etc.); “chatear” y ocupar mucho tiempo en el facebook, charlar interminablemente con amigas y vecinas, ocupar un tiempo exagerado en “vitrinear”, etc.

También es propio del mundo el que una mujer insista en su derecho a “vivir la vida”, lo cual significa participar continuamente en fiestas y actividades mundanas.

Frente a estas actitudes y conductas mundanas (y también carnales) la mujer cristiana debe orar para que el Señor le dé la sabiduría para mantener su hogar “tan limpio como para que sea higiénico y tan desordenado como para que se conserve el amor” y cultivar un espíritu de verdadero temor de Dios y amor supremo por él, lo cual sólo es posible por la lectura y estudio de la palabra de Dios y la oración.

Esto debe llevarles a ser celosa para que no deje de hacerse el culto familiar diariamente y para que la familia no falte a la iglesia y se comprometa con ella.

La mujer cristiana, en contraposición al mundo, debe aceptar como su responsabilidad y privilegio la educación y formación de sus hijos, tanto en lo secular como especialmente en lo espiritual. Debe leerles la Biblia o historias bíblicas adecuadas hasta que sean capaces de leerlas por sí mismos y entonces debe asegurarse de que sus hijos la lean diariamente, comentarla con ellos y explicársela.

Su oración y principal preocupación debe ser conducirlos a una aceptación personal de Cristo como su salvador lo antes posible.

Pero también debe hacer ver a su marido e hijos más grandes su propia necesidad de descanso y recreación.

Esto debe llevarla a enseñarles a colaborar a la medida de sus posibilidades en las tareas del hogar y a dedicar tiempo y, si es posible, ahorros para salir junta TODA la familia de paseo y de vacaciones.

Algunas otras conductas y actitudes del mundo que afectan específicamente a la mujer.

1.- La moda.

Lo mundano en esto es vivir para estar a la moda, desvivirse por tener lo último que se usa, sufrir y enojarse si no lo puede tener, endeudarse y hacer sacrificios económicos insensatos para tenerlo.

Además buscarla por envidia y emulación y usarla aunque sea indecente y provocativa. No necesito entrar en detalles sobre esto, porque confío en que todas ustedes entienden bien esto.

Es correcto, y conforme a un sano instinto dado por el Señor, que la mujer cristiana ande limpia, ordenada, se vista con gusto y se vea lo más hermosa y atractiva que le sea posible. Lo que tiene que rechazar es el disgusto por no poder tener lo que otras tienen (lo cual es envidia), los gastos sin sabiduría en esto, y hacerlo para llamar la atención y aun excitar a los hombres.

Una sabia mujer cristiana puede, en cambio, cultivar el buen gusto para vestirse, lo cual, en nuestro mundo actual, se puede lograr a bajo costo, y cuidarse de que su vestuario sea la expresión de su ser femenino y no perseguir otros fines, que Dios condene.

2.- Las joyas.

Vale lo mismo que para la moda, con el agregado de que las mujeres del mundo suelen amar y usar joyas no tanto por su belleza, como para exhibir riqueza y poder económico.

El espíritu que lleva a esto lo condena Pedro en 1ª Pedro 3: 3, pero se ve ahí que no condena el uso de adornos en sí mismo, pero presenta el mejor adorno que debe tener una mujer cristiana en el versículo 4.

Que no se condena el uso de joyas en forma absoluta en la Biblia lo vemos, por ejemplo, en Apocalipsis 21: 2b, donde la esposa es la Jerusalem nueva. También Isaías 61: 10b y Cantares 1: 10 (donde la esposa representa a la Iglesia), pero la mujer cristiana las usará porque son hermosas y forman parte de su ser femenino, no por vanidad, ni soberbia, ni por creer que son ellas las que le den valor.

3.- Prácticas comunes del mundo.

La mayor parte de estas prácticas son principalmente masculinas, pero en forma creciente se van convirtiendo también en costumbres femeninas entre las mujeres mundanas. Me refiero a beber alcohol, fumar, bailar, decir garabatos, etc.

Debiera ser innecesario mencionar siquiera esto en una reunión de mujeres cristianas, pero hay a lo menos dos razones por las que debemos decirlo:

1º Porque van llegando a ser tan comunes entre las mujeres del mundo que pueden influir en las mujeres cristianas, sin que se den cuenta de que Dios las rechaza; y

2º Porque hay un fuerte movimiento contra el cual los fieles hemos tenido que luchar desde hace muchísimo tiempo, que se conoce inapropiadamente como “libertad cristiana”, que en nuestros días ha vuelto a tomar fuerza y está tratando de influir en nuestras iglesias fundamentalistas.

Esta falsa “libertad” cristiana sostiene que por ser éstas prácticas externas no se relacionan con nuestra vida espiritual y que abstenerse de ellas es legalismo o fariseísmo y, por eso, que el cristiano tiene plena libertad de usarlas.

Pero la Biblia dice: Romanos 14: 21. ¿Por qué es bueno no beber vino? Por el daño enorme y evidente que produce, porque el ejemplo que se da puede ser fatal para otros, aunque nosotros lo bebamos moderadamente, especialmente para los hijos y porque no existe realmente un límite entre beber moderada e inmoderadamente.

El hijo e hija de Dios no fuma, porque esto destruye innegablemente la salud y Dios dice:

1ª Corintios 3: 17 (el templo de Dios es nuestro cuerpo).

El baile produce excitación sexual, lo cual reconoce todo el mundo. Esto basta para saber que no puede practicarlo un cristiano o cristiana fiel.

Respecto al lenguaje sucio dice el Señor: Efesios 4: 29.

Hay una norma general sobre estas cosas que vale por igual para hombres y mujeres:

Romanos 14: 13b; 1ª Corintios 8: 9-13.

Entre lo que no es malo en sí mismo, si se usa correctamente, por ejemplo, está el cine y la televisión, pero si esto induce a alguien a usarlo mal a causa de nuestro ejemplo, por el amor que el Espíritu Santo ha derramado en nuestros corazones, debemos abstenernos de ellas.

Finalmente, estas prácticas son legalistas cuando el que se abstiene de ellas cree que así se está ganando el cielo, y son farisaicas cuando sólo se aparenta abstenerse de ellas, pero se practican en secreto o las ansiamos en nuestro corazón.

Pero son lo que Dios requiere de nosotros cuando nuestra conducta está motivada por un intenso amor de Dios, a los demás creyentes y al prójimo.

No es la conducta externa lo que Dios nos pide, sino la motivación interna, del corazón, que nos lleva a actuar así.

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