Prepárate para la gloriosa venida de tu Señor

PREPARATE PARA LA GLORIOSA VENIDA DE TU SEÑOR.

Rvdo. David Aragón Giraldo.
Iglesia Evangélica Presbiteriana Fundamentalista.
Cali, Colombia.
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“Muy amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él apareciere, seremos semejantes a él, porque le veremos como él es. Y cualquiera que tiene esta esperanza en él, se purifica, como él también es limpio” (1ª Juan 3: 2-3).

INTRODUCCIÓN.

Tengo una vecina que viajó a España hace cinco años, allá residió y decidió regresar a Colombia a visitar a su familia. Lo que más me llamó la atención fue su hija menor.

Esta jovencita, hacía cinco años no veía a su mamá y cada día que yo pasaba frente a su casa observaba algo interesante. La jovencita se levantaba muy temprano, arreglaba su casa, se aseaba y vestía muy bien y luego se sentaba en el antejardín de su casa en las tardes a esperar a su mamá.

El día que nuestra vecina Gladis llegó, esta jovencita lloraba de emoción, abrazaba y besaba a su madre sin cansancio. Pero lo más interesante es que todo estaba debidamente aseado, organizado y preparado para la llegada a casa de su madre.

Los preparativos para la venida de un ser amado.

Hoy meditaremos un poco acerca de los preparativos que usted hace en su vida cristiana cotidiana para la venida de ese ser amado, que le amó a usted primero y entregó su vida para salvarle, los preparativos para la venida de nuestro Salvador y señor Jesucristo.

1. La pureza de Jesucristo.

Antes de comenzar debemos dejar sentadas las bases para la pureza del creyente en Cristo.

Entendemos por pureza: limpieza, separación, apartamiento de toda especie de pecado que dañe nuestra íntima relación con el Padre.

Jesucristo es por esencia puro y limpio. Cuando él se humanó, participó de nuestra naturaleza al igual que de toda tentación y prueba, pero sin pecado.

La pregunta es: ¿Venció Jesús el pecado porque era Dios (y con su poder sobrenatural podía vencerlo fácilmente) o, al igual que todo hombre, fue tentado en su naturaleza limitada como hombre y salió victorioso por una decisión propia de vencer sobre el pecado?

La respuesta a esta pregunta es fundamental. Nuestra declaración de fe afirma que creemos “en la verdadera humanidad de nuestro Señor Jesucristo”.

Si es así, debemos pensar que él voluntariamente se despojó de su divinidad para hacerse hombre, igual en todas las condiciones a nosotros: “El cual, siendo en forma de Dios, no tuvo por usurpación ser igual a Dios; sin embargo, se anonadó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres” (Filipenses 2:6-7).

Pero lo más hermoso de todo esto es que en su condición humana, igual a nosotros, Jesucristo pudo vivir una vida de santidad, la cual no es imposible para ninguno de nosotros: “Porque no tenemos un Pontífice que no se pueda compadecer de nuestras flaquezas; mas tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado” (Hebreos 4:15).

Jesucristo en vida, en esta tierra, vivió como hombre y pudo vencer sobre todo pecado, porque estaba sujeto a su Padre, a su palabra y al poder del Espíritu Santo sobre su vida. Su pureza y santidad se observa en todos sus hechos.

Hoy es muy común que como hombres nos disculpemos y disculpemos a otros su pecado, pero la realidad bíblica es que estamos en capacidad para vencer sobre todo pecado al igual que Jesucristo, si es que en realidad hemos entregado nuestra vida a él y es el Señor de nuestras vidas, pues estamos revestidos de un poder sobrenatural que es el poder del Espíritu Santo de Dios, el cual reside y sella la vida del creyente (Romanos 8: 5-11).

Hoy, usted debe estar consciente de que el hombre puede vivir en santidad y honor delante de Dios, cuando se somete a su Palabra y a la obra del poder del Espíritu Santo en su vida. Jesucristo es nuestro modelo de vida (Efesios 4:13).

2. La pureza del cristiano.

Lo segundo que debemos entender es que Juan compara ahora la nueva vida del creyente en Cristo con la vida santa y pura de Jesucristo.

Nos dice que quien tiene esta esperanza se purifica TAMBIEN COMO él es limpio.

Pureza en nuestras relaciones familiares, pureza en nuestras relaciones matrimoniales, pureza en nuestros pensamientos, pureza en nuestro hablar, pureza en nuestras relaciones laborales y demás, pureza en nuestro trabajo para el Señor, pureza en la doctrina.

Pureza en todos los aspectos que integran nuestra vida.

No es suficiente pensar en que creer en una sana doctrina es sinónimo de pureza en la vida cotidiana, pues Juan nos está diciendo que “aún no se ha manifestado en nosotros lo que hemos de ser”.

Es decir que aún no somos perfectos como él es, pero esta no es disculpa para vivir vidas que deshonren el nombre de nuestro Señor Jesucristo, más aún cuando nos confesamos cristianos fundamentalistas, que decimos sostener una sana doctrina, pero que a lo mejor estamos viviendo un fariseísmo en el diario vivir.

Tus hechos deben respaldar lo que profesas, al igual que lo hizo Cristo. Hoy día en que el mundo ha inundado las iglesias como una avalancha, con sus doctrinas heréticas, sensualidad, música inapropiada, Biblias adulteradas, avaricia por parte de los líderes eclesiásticos, deshonestidad e inmoralidad.

Hoy, más que nunca, es necesario que el testimonio del pueblo fundamentalista sea levantado en alto marcando la diferencia no sólo con una doctrina santa sino como una nueva alternativa para una iglesia cada vez más degenerada y descompuesta.

Su vivencia diaria y su testimonio de victoria sobre el pecado en santidad de vida es la que marcará la pauta para que otros, a lo mejor escandalizados por los falsos maestros, quieran nuevamente escuchar de Jesucristo y del evangelio para la salvación de sus almas.

Jesucristo fue claro: “Y guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, mas de dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Cógense uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Así, todo buen árbol lleva buenos frutos, mas el árbol maleado lleva malos frutos. No puede el buen árbol llevar malos frutos, ni el árbol maleado llevar frutos buenos. Todo árbol que no lleva buen fruto, córtase y échase en el fuego. Así que por sus frutos los conoceréis. No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos: mas el que HICIERE LA VOLUNTAD DE MI PADRE que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿No profetizamos en tu nombre, y en tu nombre lanzamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les protestaré: Nunca os conocí; apartaos de mí, OBRADORES DE MALDAD” (Mateo 7: 15-23).

3. La motivación para la pureza del cristiano.

En tercer y último lugar, qué es lo que debe motivar y alimentar cada día la vida de santificación y pureza del cristiano en doctrina y vida.

La respuesta de Juan es su manifestación en su segunda venida. “…pero sabemos que cuando él apareciere, seremos semejantes a él… Y cualquiera que tiene esta esperanza en él, se purifica…”.

Mientras que proféticamente nuestro Señor Jesucristo nos dice: “Se levantarán falsos cristos, y falsos profetas”, Pablo nos dice: “No vendrá sin que venga antes la apostasía”.En los postreros tiempos vendrán tiempos peligrosos: hombres amadores de sí mismos, avaros… etc.” Pedro nos agrega: “Habrá entre vosotros falsos doctores que introducirán encubiertamente herejías de perdición y negarán al señor que les rescató... etc.”. Judas agrega: “algunos hombres que han entrado encubiertamente, los cuales desde antes habían estado ordenados para esta condenación, hombres impíos, convirtiendo la gracia de nuestro Dios en disolución, y negando a Dios que sólo es el que tiene dominio, y a nuestro Señor Jesucristo”.

Y podríamos continuar con muchos textos más que nos hablan del panorama de los últimos tiempos; por el contrario, el cristiano fiel va en contra de la corriente de este mundo, marcando la diferencia purificando, santificando su vida, preparándose en todos los aspectos integrales de su vida para la gloriosa venida del Señor, como buen mayordomo, sabiendo que debe dar cuenta a Dios no sólo de su vida, sino también de su familia, de su iglesia y de su ministerio. Hoy que sabemos que la segunda venida de nuestro Señor Jesucristo está más cerca, no podemos dormir ni dar la victoria al pecado.

Proféticamente leemos que la iglesia, al igual que las cinco vírgenes necias, se dormirá.

Despertemos, porque la voz del esposo ya se escucha, su venida está más cerca de lo que pensamos y ¿qué será de usted? ¿Está preparado para su venida?

Dios quiera que la respuesta de él a usted no sea: “Apártate de mí, obrador de maldad, no os conozco”.

Mucho cuidado, no seas tomado por sorpresa, porque el que tiene “esta esperanza en él, se purifica”.

CONCLUSIÓN.

– Cristo Jesús se humanó y vivió una vida santa y sin pecado, no sólo para salvarnos, sino también para darnos ejemplo de vida.

– El cristiano está en capacidad de vencer y triunfar sobre el pecado cuando vive sujeto a su Palabra, en comunión con el Padre y bajo el poder del Espíritu Santo.

– Esto, como testimonio ante el mundo incrédulo y confundido, quien espera una mejor opción de vida.

– Su vida hoy debe marcar la diferencia, no sólo en profesar una doctrina sana sino en vivirla, como prueba integral de su fe en Jesucristo como su único Salvador y Señor.

– Si usted espera ansiosamente la manifestación gloriosa de Jesucristo, debe hacer los preparativos necesarios para ir a su encuentro, con una vida santa, pura y apartada para él, pues todo el que tiene esta esperanza en él, se purifica, como también él es limpio.

“Ciertamente, vengo en breve. Amén, sea así. Ven, Señor Jesús” (Apocalipsis 22:20).

 

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