El pecado de vender una imagen

EL PECADO DE VENDER UNA IMAGEN

Hno. Sergio Tapia Pérez

Tema para Sociedad Femenina Smirna, 25 de junio de 2017

 

Vamos a estudiar parte de la vida de Saúl desde su comienzo, porque desde allí se empieza a vislumbrar algunas cosas de este tema llamado “el pecado de vender un imagen”.

Este pecado, en una primera lectura, ocurre cuando hay un sesgo de hipocresía en las personas, que proyectan una imagen o una personalidad o un carácter, que no es el verdadero, sino algo que logra o intenta encajar o llamar la atención o que cumple el estándar o el requisito de un cierto grupo de personas donde se esté involucrado; y si hablamos en términos, por ejemplo, de la iglesia, sería un pecado vender una imagen “espiritual”, cuando no se es.

Pero para llegar a esa conclusión podemos estudiar entonces, la vida de Saúl. Será muy provechoso si vamos haciendo el paralelo con nosotros mismos, porque la palabra el Señor es tan rica, que todos los personajes que tiene son en cierta medida un reflejo de nosotros mismos; ellos fueron hombres y mujeres pecadores como lo somos nosotros.

Así que, de sus errores, también podemos aprender para llegar a ser mejores creyentes.

Si uno lee de una pasada la vida de Saúl la primera impresión que queda es que va de lo positivo hacia lo negativo.

Cuando inicia su reinado se ve a un rey victorioso sobre los pueblos enemigos de Israel, pero luego, paulatinamente se va degradando esa imagen de un rey vencedor, hacía un rey que comenzó a desatender a Dios, y al desobedecer, el Señor quitó su Espíritu Santo de sobre él, perdiendo toda la bendición que gozaba y termina de la peor manera, suicidándose en el campo de batalla.

Pero si analizamos con más detenimiento las primeras acciones de Saúl, desde el comienzo, antes de ser ungido como rey por el profeta Samuel, ya se puede ver en él, un montón de fallas de carácter y, por tanto, la idea de que fue de “lo más a lo menos” no es tal, sino de “menos a peor”.

He aquí una visión de quien fue Saúl: se puede concluir de los pasajes (1°Samuel 8, 9 y 10) que el pueblo de Israel pidió un rey, como lo tenían todos los demás pueblos, para que libraran las batallas y salieran a la guerra en nombre de ellos.

Esto se tradujo en organizar un ejército para salir a batallar, puesto que en esa época de los jueces el pueblo de Israel estaba siendo oprimido por distintos pueblos, externos e internos, que no fueron echados de la tierra prometida, como, por ejemplo, los Filisteos que vivían en la costa de la tierra Palestina, y que por causa de esto, los Israelitas eran constantemente atacados.

En aquella época de los jueces, Dios levantaba un juez, lo investía del poder de su Espíritu Santo, y el juez iba a luchar y libraba a Israel de la opresión. Así obró Dios en la época de los jueces.

Pero ahora el pueblo quería un rey definitivo, una persona estable y cometieron el pecado de desechar al Señor, la protección del Señor y el método de Dios que estaba usando, por tener una persona de carne y hueso al frente de ellos. Nótese entonces, que Saúl viene a ser una: No solución.

No es que Dios haya accedido a la petición del pueblo así como así. Saúl viene a ser una especie de juicio para el pueblo, porque no fue un gran rey, no fue una solución, salieron para atrás con la elección que hizo el Señor para ellos. El pueblo no estuvo mejor con Saúl como rey.

Vamos a 1° Samuel 9, versículos 1 y 2:

“Y había un varón de Benjamín, hombre valeroso, el cual se llamaba Cis, hijo de Abiel, hijo de Seor, hijo de Bechôra, hijo de Aphia, hijo de un hombre de Benjamín.Y tenía él un hijo que se llamaba Saúl, mancebo y hermoso, que entre los hijos de Israel no había otro más hermoso que él; del hombro arriba sobrepujaba á cualquiera del pueblo”.

Dice la Escritura que Saúl fue un hombre alto y hermoso que no había ninguno como él en este aspecto.

Pero no era esto lo que se necesitaba para gobernar al pueblo del Señor; no bastaba con tener la apariencia de rey, de hecho es lo que menos importa. Ser hermoso y alto no era requisito, al contrario, desde un comienzo Saúl demostró incapacidad para gobernar y dirigir un pueblo.

Era necesario tener un corazón conforme al de Dios y un carácter temeroso del Señor.

¿Se imaginan si escogiéramos al pastor, al consistorio o a los profesores de la Escuela Dominical, sólo por qué son bonitos o por qué se visten bien y tienen auto? Sería un rotundo fracaso si la iglesia se dejara llevar por lo externo y no considera en primer lugar la vida interna y sus frutos espirituales.

Lo externo, como la apariencia física o lo que se tiene, en ninguna manera puede tener valor a la hora de buscar a los siervos del Señor.

Hay claras situaciones y hechos de Saúl que demuestran lo incapaz e inapropiado que fue para liderar como príncipe en medio de su pueblo, por ejemplo:

1° Samuel 9, versículos 3 al 5:

Y habíanse perdido las asnas de Cis, padre de Saúl; por lo que dijo Cis á Saúl su hijo: Toma ahora contigo alguno de los criados, y levántate, y ve á buscar las asnas.Y él pasó al monte de Ephraim, y de allí á la tierra de Salisa, y no las hallaron. Pasaron luego por la tierra de Saalim, y tampoco. Después pasaron por la tierra de Benjamín, y no las encontraron.Y cuando vinieron á la tierra de Suph, Saúl dijo á su criado que tenía consigo: Ven, volvámonos; porque quizá mi padre, dejado el cuidado de las asnas, estará congojado por nosotros.

Yo no sé qué tan difícil puede ser salir tras un grupo de asnas, pero lo que está claro es que Saúl fue incapaz hallarlas.

El pueblo de Israel dejó al Señor, por un hombre que no pudo encontrar unas asnas.

Como señalé anteriormente en la época de los jueces, cada vez que el pueblo de Israel tenía un problema con sus pendencieros vecinos, Dios levantaba un juez, lo revestía de su poder, su Espíritu descendía sobre él y éste salía a luchar y derrotar a los opresores, pero era Dios quien hacía todo. Era el método de Dios escoger diferentes personas, según su voluntad, porque Él era el Rey y quien tomaba la decisión.

Pero ahora, su pueblo, desechando el gobierno de Dios y su método, quería a hombre común. Les fue dado lo que ellos querían, algo vistoso, con apariencia de rey, pero que no podía dar con unas asnas.

Cuántas veces una cristiano que prometía, que parecía idóneo, que todos pensaban que haría bien las cosas, al final no hizo nada, Dios no lo usó. Y por otro lado, aquellos que nadie pensaba que podrían ser fieles y eficaces en la obra, resultaron de bendición.

Tengamos cuidado cuando apresuradamente hacemos juicio o critiquemos a alguien, solo porque no nos gusta. ¿Cómo sabemos, cómo podemos ver si acaso Dios usará a esa persona poderosamente para su gloria?

Por David nadie daba un peso: “… ¿el menor, el que cuida las ovejas?” Sí, ese fue ungido. “… ¿este hombre de apariencia tan debilucha podrá contra Goliat?”

Sí, él fue el único que lo derrotó. El Señor siempre usa aquello que parece nada para hacer maravillas; toma lo débil y lo hace fuerte; toma lo desechado para ganar al más grande que él. Ese es el método del Señor.

Saúl No deja de sorprender. Quería regresar a casa sin haber acabado la misión, sólo porque quizás su padre estaba preocupado de él. En esto se deja ver egoísmo y un amor propio tremendo. Un joven muy consentido de su padre, tal vez.

1° Samuel 9, versículos 6 al 10:

“Y él le respondió: He aquí ahora hay en esta ciudad un hombre de Dios, que es varón insigne: todas las cosas que él dijere, sin duda vendrán. Vamos pues allá: quizá nos enseñará nuestro camino por donde hayamos de ir.Y Saúl respondió á su criado: Vamos ahora: ¿mas qué llevaremos al varón? Porque el pan de nuestras alforjas se ha acabado, y no tenemos qué presentar al varón de Dios: ¿qué tenemos?Entonces tornó el criado á responder á Saúl, diciendo: He aquí se halla en mi mano la cuarta parte de un siclo de plata: esto daré al varón de Dios, porque nos declare nuestro camino.(Antiguamente en Israel cualquiera que iba á consultar á Dios, decía así: Venid y vamos hasta el vidente: porque el que ahora se llama profeta, antiguamente era llamado vidente).Dijo entonces Saúl á su criado: Bien dices; ea pues, vamos. Y fueron á la ciudad donde estaba el varón de Dios”.

Aquí podemos ver dos cosas más que revelan la personalidad de Saúl. El criado de Saúl resultó ser más capaz que él:

  • Primero, al sugerir que consultaran al varón de Dios, Samuel. (9:6)
  • Segundo, al llevar consigo dinero y emplearlo para dar a Samuel, mientras que Saúl no tenía idea. (9:7)

Con respecto a lo primero ¿cómo era posible que Saúl no supiera que existiera Samuel? ¿Cómo era posible, que el gran profeta después de Moisés fuera un completo desconocido para él? ¿En qué mundo vivía Saúl que no sabía de los líderes espirituales de su pueblo?

¡Qué nivel de ignorancia! Hasta su esclavo sabía mejor que hacer en ese momento y describir a Samuel con exactitud. Que mal por Saúl, que no sabía quién era la voz oficial de Dios

¿Se puede dejar pasar algo así? Hay una grave falla en su carácter: que viviera como en un mundo paralelo, preocupado de sí mismo y de sus cosas, pero no supiera del profeta, del vidente, de aquel que ofrecía la palabra de Dios y recordaba sus estatutos; que ofrecía los sacrificios de adoración al Señor y prestaba ayuda al que buscaba dirección.

Pensemos un momento en nosotros mismos.

Cuando tenemos que pedir dirección, cuando tenemos que pedir consejo: ¿recurro a quienes Dios ha dispuesto con dones y sabiduría en su Iglesia para ayudarnos?

El Señor ha instaurado en la Iglesia personas idóneas por su Espíritu Santo para realizar esta labor de ayudar y liderar a su pueblo. ¿Sabes quiénes son tus líderes espirituales y los reconoces como tales?

Con respecto a lo segundo ¿cómo era posible que salieras a buscar las asnas de tu padre sin dinero? ¿Y si pasaba un imprevisto?

Que poco previsor fue Saúl, que poco planificado; parece que era la primera vez que lo mandaban a algo de este tipo. No supo dónde buscar, ni cómo hacerlo.

Queridos hermanos, ¿cuántas veces obramos en la carne, creyendo que somos capaces de realizar una tarea pensando que somos autosuficientes y sin la ayuda de nadie más?

¿Cuántas veces tomamos cargos y responsabilidades sin sopesar si somos capaces o incluso negándonos a recibir ayuda ofrecida?

Cuidado con la imagen que proyectamos; debe ser el Señor quien esté sosteniéndonos y no nosotros mismos.

1° Samuel 10, versículos 1 al 7:

“Tomando entonces Samuel una ampolla de aceite, derramóla sobre su cabeza, y besólo, y díjole: ¿No te ha ungido Jehová por capitán sobre su heredad?Hoy, después que te hayas apartado de mí, hallarás dos hombres junto al sepulcro de Rachêl, en el término de Benjamín, en Selsah, los cuales te dirán: Las asnas que habías ido á buscar, se han hallado; tu padre pues ha dejado ya el negocio de las asnas, si bien está angustioso por vosotros, diciendo: ¿Qué haré acerca de mi hijo?Y como de allí te fueres más adelante, y llegares á la campiña de Tabor, te saldrán al encuentro tres hombres que suben á Dios en Beth-el, llevando el uno tres cabritos, y el otro tres tortas de pan, y el tercero una vasija de vino:Los cuales, luego que te hayan saludado, te darán dos panes, los que tomarás de manos de ellos.De allí vendrás al collado de Dios donde está la guarnición de los Filisteos; y cuando entrares allá en la ciudad encontrarás una compañía de profetas que descienden del alto, y delante de ellos salterio, y adufe, y flauta, y arpa, y ellos profetizando:Y el espíritu de Jehová te arrebatará, y profetizarás con ellos, y serás mudado en otro hombre.Y cuando te hubieren sobrevenido estas señales, haz lo que te viniere á la mano, porque Dios es contigo”.

Después de resolver ir donde Samuel, Saúl y su criado son recibidos por él y tratados de forma espléndida.

El día anterior Samuel había recibido una revelación de parte de Dios, que vendría el joven Saúl y tendría que ungirle por rey. Cuando Samuel tiene la oportunidad de hacer esto, le dice a Saúl que van a ocurrir 3 señales para confirmar lo que le estaba diciendo de parte de Dios. Estas eran:

  • Dos hombres en el sepulcro de Raquel les dirían que las asnas habían sido halladas.
  • Tres hombres que iban de camino a adorar al Señor, les darían dos panes.
  • En medio de un grupo de profetas, Saúl también profetizaría por el control del Espíritu.

Cuando la tercera señal se estaba llevando a cabo ocurrió otra cosa que nos dice quién era Saúl.

1º Samuel 10:10-12: Y cuando llegaron allá al collado, he aquí la compañía de los profetas que venía á encontrarse con él, y el espíritu de Dios lo arrebató, y profetizó entre ellos.Y aconteció que, cuando todos los que le conocían de ayer y de antes, vieron como profetizaba con los profetas, el pueblo decía el uno al otro: ¿Qué ha sucedido al hijo de Cis? ¿Saúl también entre los profetas?Y alguno de allí respondió, y dijo: ¿Y quién es el padre de ellos? Por esta causa se tornó en proverbio: ¿También Saúl entre los profetas?

Resulta hasta casi cómico lo que ocurre aquí: la gente que conocía a Saúl y lo vio con este grupo de profetas quedó sorprendida ¿cómo es posible, Saúl, entre los profetas? ¿Qué hacía Saúl profetizando?

Para lograr profetizar el Espíritu Santo descendió sobre Saúl y lo arrebató. Eso significa que el Espíritu Santo lo llenó (controló) y solamente a través de ese poder o virtud él pudo hacer todo eso. Por lo tanto, consideremos que nadie de allí se podía imaginar que el Espíritu Santo descendiera en Saúl. Ninguno supuso que algún día él podría ser capaz de estar en tal situación.

¡Cuán lejos estaba Saúl de algo así! ¡Cuán lejos estaba de alabar en medio de un grupo de profetas! ¡Cuán lejos estaba del Señor! Eso es lo que quiero enfatizar: No se imaginaban a Saúl de esa manera.

Como se señaló anteriormente, cuando se presenta Saúl se menciona solamente su aspecto externo: era alto y hermoso y no se añade ninguna cualidad espiritual, ninguna cosa de su personalidad o carácter. Solamente se dice algo de su apariencia.

¡Cuán distinto fue con David, cuya fama sobresalía y se decían de él muchas cosas!

1° Samuel 16:16-18 Diga pues nuestro señor á tus siervos que están delante de ti, que busquen alguno que sepa tocar el arpa; para que cuando fuere sobre ti el espíritu malo de parte de Dios, él taña con su mano, y tengas alivio.Y Saúl respondió á sus criados: Buscadme pues ahora alguno que taña bien, y traédmelo.Entonces uno de los criados respondió, diciendo: He aquí yo he visto á un hijo de Isaí de Beth-lehem, que sabe tocar, y es valiente y vigoroso, y hombre de guerra, prudente en sus palabras, y hermoso, y Jehová es con él.

Esta es la primera referencia directa que describe la personalidad de David. Cuando en el capítulo anterior (1° Samuel 15) se habla de David por primera vez, se lo menciona en el ungimiento de parte de Samuel, en medio de sus hermanos, pero no se dice nada de su carácter.

Nótese como ahora se menciona la fama de David, cómo era conocido: “valiente y vigoroso y hombre de guerra” ¡todo lo que le faltaba a Saúl lo tenía David! Era un estratega, es decir, planificado y precavido, prudente en sus palabras o sabio en su hablar, en su conducir y lo más importante: Jehová era con él.

Cuando estamos cerca del Señor se evidencia en el testimonio. Los demás pueden darse cuenta cuando uno está cerca del Señor.

Les voy a contar una experiencia que me ha sucedido en el trabajo. Mi jefe siempre dice entre risas: “cuando el Sergio se muera yo me voy a ir atrasito de él para pasar colado al cielo”.

El mundo ve que uno es diferente y con un testimonio santo y de alguna manera lo reconoce, pero ¡cuánto hay que cuidar el testimonio! Es lo que más cuesta. Cualquier pecado puede echarlo a perder: un enojo, un arrebato, una mala acción, una mala actitud, cualquiera de estas cosas daña nuestro testimonio y cierra nuestra boca para hablar del poder transformador del evangelio.

Volviendo a David, notemos lo que se decía: “Jehová es con él”, pero no se decía eso de Saúl.

Lo único que se dice en la Escritura es que era “alto y hermoso”, nada más y por eso se dijo ¿Saúl entre los profetas? ¡Cuándo se iban a imaginar a Saúl predicando la palabra del Señor! Solamente pudo predicar porque el Espíritu Santo vino a él.

Notemos que ese es el mismo esquema que había en la época de los jueces. Por ejemplo, Sansón. Un israelita muy carnal, hacía lo que quería, fue muy desobediente a los padres y a su consejo. Se casó con Dalila, se ufanaba de su fuerza, pero ¿cuándo tenía fuerza? Cuando el espíritu de Dios venía sobre él. Era en ese momento cuando los jueces hacían bien las cosas y la voluntad del Señor.

Con Saúl ocurrió el mismo patrón (aunque hasta cierto punto). Cuando descendió el Espíritu de Dios en él, pudo profetizar, peleó dirigiendo a su pueblo contra los filisteos y ganó.

Consideremos lo importante que es ser llenos del Espíritu Santo.

Es cierto que la Biblia afirma que el Espíritu Santo mora en la vida del creyente, pero se nos exhorta aún más, a ser llenos de él y cuando somos llenos del Espíritu Santo ¡cuán bueno es, cuán útiles somos así en las manos del Señor!

Así que tengamos cuidado de nuestro testimonio y procuremos ser llenos del Espíritu Santo. Que el Señor inunde nuestra vida. Si nosotros se lo pedimos Él no lo niega. Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas á vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo á los que lo pidieren de él?”Lucas 11:13

Después de esta situación entre los profetas, Saúl se encuentra con su tío. Él le pregunta “¿a dónde fuiste?” Y Saúl solo le respondió: “a buscar las asnas y como vimos que no parecía no fuimos a Samuel”. Pero no le refirió el asunto del ungimiento de parte de Samuel ni las tres señales cumplidas. Saúl lo ocultó ¿y por qué? Porque no quería ser rey.

Lo que había dicho y hecho Samuel con Saúl, no era una broma, era un asunto muy serio y las señales lo confirmaron.

¿Cómo una persona puede ser capaz de recibir tal nombramiento-llamamiento y quedarse callado? ¿Cómo no gozarse por tal privilegio o por lo menos compartirlo con un pariente, en este caso, su propio tío?

A nadie le contó y cuando llegó el día de que Samuel lo proclamara rey ¿dónde estaba Saúl? No aparecía. No se lo ve deseoso en primera fila esperando humildemente ser llamado. Él estaba escondido. Saúl estaba detrás del bagaje (equipaje o un montón de cosas que se transportan).

1º Samuel 10:17, 20-24 “Y Samuel convocó el pueblo á Jehová en Mizpa; Y haciendo allegar Samuel todas las tribus de Israel, fué tomada la tribu de Benjamín. E hizo llegar la tribu de Benjamín por sus linajes, y fué tomada la familia de Matri; y de ella fué tomado Saúl hijo de Cis. Y le buscaron, mas no fué hallado. Preguntaron pues otra vez á Jehová, si había aún de venir allí aquel varón. Y respondió Jehová: He aquí que él está escondido entre el bagaje. Entonces corrieron, y tomáronlo de allí, y puesto en medio del pueblo, desde el hombro arriba era más alto que todo el pueblo. Y Samuel dijo á todo el pueblo: ¿Habéis visto al que ha elegido Jehová, que no hay semejante á él en todo el pueblo? Entonces el pueblo clamó con alegría, diciendo: Viva el rey.”

¿Dónde estaba Saúl? Estaba escondido; y no se puede considerar esa actitud como que él era humilde y no quería presumir o vanagloriarse. Él estaba escondido porque no quería ser rey. No quería asumir esa responsabilidad. Él tenía miedo, sentía cobardía y por eso ocultó a sus familiares el acontecimiento del ungimiento y estuvo escondido hasta ahora. Puede haber tenido timidez, tal vez, pero no era humildad, simplemente no cuadra con su carácter.

Todo lo estudiado de él hasta aquí nos lleva a esa conclusión. Una timidez por humildad no cuadra, porque esa timidez era de cobardía.

Si a cualquiera de nosotros nos privilegiaran con un cargo en la iglesia como ser diácono, profesor, director de alguna sociedad o anciano gobernante ¿cómo deberíamos sentirnos si la voluntad del Señor es que yo esté allí?

Deberíamos sentirnos útiles, gozosos, alegres y dispuestos. Esa es la actitud que debe de haber en el cristiano, pero Saúl no tenía esa actitud. Pudiera haber dicho a su tío en privado, que Jehová lo había escogido para ser rey, siendo de la tribu más pequeña de Israel, la tribu de Benjamín. Pudiera haber pedido consejo o apoyo a los ancianos de la puerta, etc., pero se guardó todo para sí y no lo contó. No lo asumió, no quería ser rey.

El texto destaca que “entonces corrieron y tomáronlo de allí”. Lo trajeron prácticamente a la fuerza para hacerlo rey.

Algunas personas que presenciaron el nombramiento oficial, sabiendo quien era Saúl, lo menospreciaron. Tenían argumentos para hacerlo, sin embargo, eso no les daba derecho para pasar a llevar las reglas del reinado. Pero aun así dijeron: “¿Cómo ha de salvar este?” 1°Samuel 10:27 Pero los impíos dijeron: ¿Cómo nos ha de salvar éste? Y tuviéronle en poco, y no le trajeron presente: mas él disimuló.

Si no fue capaz de encontrar unas asnas, menos podría dirigir un pueblo.

El testimonio de Saúl hablaba por sí solo. El título que ahora se estaba colocando sobre él: “el rey”, era totalmente inconsecuente con su vida.

Así muchas veces nos ocurre a nosotros. Proyectamos hacia los demás algo que queremos ser, pero que no somos. La hipocresía es un pecado que hace mucho daño no solo a quien lo comete, sino también a quienes rodea. Un sin número de murmuraciones produce, comentarios hirientes y destemplados, incluso peleas entre familiares y hermanos de la iglesia.

Quiera el Señor ayudarnos a producir un cambio en nosotros que lo glorifique. Sea su poder en nuestro corazón limpiando todo engaño y deseo de vanagloria y que nos permita vivir la vida cristiana con humildad y sin fingimientos.

 

El ejemplo que damos hacia los hijos

Tenemos una gran responsabilidad de enseñar, sobre todo a los hijos, lo que es una vida sin hipocresía.

Saúl tuvo una hija llamada Michal que lamentablemente siguió el mal ejemplo de su padre y que nos hacer recordar que todo lo que sembramos se cosecha tarde o temprano y, a veces, esa cosecha ocurre en quienes menos queremos dañar.

Saúl tuvo dos hijas, Merab y Michal, y luego que Dios lo desechara como rey, un espíritu malo venía de su parte para atormentarlo. David fue llamado para tocar el arpa y así ayudar a Saúl para que tuviera sosiego.

Luego David se convirtió en escudero de Saúl y más tarde comenzó a salir a la batalla, obteniendo un éxito militar y popularidad mucho mayor que Saúl:

1°Samuel 18:5 Y salía David á donde quiera que Saúl le enviaba, y portábase prudentemente. Hízolo por tanto Saúl capitán de gente de guerra, y era acepto en los ojos de todo el pueblo, y en los ojos de los criados de Saúl.

Era tal la prosperidad de David que se llegó a decir: “Saúl hirió sus miles, y David sus diez miles”. A Saúl le disgustó muchísimo esto: ya no tenía la estima del pueblo y sabía que Dios era con David, mientras que él había sido desechado.

Saúl estaba muy celoso y quiso deshacerse de David. Pero planeó que no fuera por su mano, sino por la de los Filisteos. Él urdió un plan en su mente: “yo no voy a matar a David directamente, van a ser por mano de los Filisteos”.

Entonces Saúl lo mandaba a la batalla para que fuera muerto en combate.

1°Samuel 18:13 Apartólo pues Saúl de sí, é hízole capitán de mil; y salía y entraba delante del pueblo”.

Pero David no moría. Entonces Saúl, incentivó más a David prometiendo dar a Merab, su primera hija, por esposa a cambio de seguir luchando por Saúl.

Pero David sintiéndose indigno de un honor tan grande como el de ser yerno del rey, no quiso aceptar y Saúl terminó dando a su hija Merab a otro hombre.

Pero aún estaba el problema ahí ¿cómo se deshacía de David?

Se le ocurrió otro plan, a raíz de que su otra hija, Michal, amaba a David. La Biblia señala que Michal tenía una admiración por David, lo amaba en “secreto” y cuando Saúl supo esto, dijo a David: “Te daré mi hija Michal por cien prepucios de filisteos”.

Esto de acordó esa manera ya que David, cuando supo que le ofrecían dar a Michal por esposa, tampoco lo aceptó diciendo: “como yo, si soy tan pobre, que no tengo para pagar la dote por Michal al rey” ¿se imaginan la enorme dote que debería dar por ella? Pero Saúl le facilitó las cosas a cambio de los 100 prepucios de filisteos.

Saúl sabía que David podría morir ejecutando tal hazaña y en realidad eso quería. La sorpresa fue grande cuando David llegó con 200 prepucios y Saúl tuvo que darle a Michal. Así fue como ella se convirtió en esposa de David.

Cuando las cosas se agravaron entre Saúl y David, David tuvo que huir. Michal le salvó la vida sacándolo disfrazado por la ventana, cuando Saúl venía decidido a matarlo.

Michal amó a David, por eso le salvó la vida, pero luego forzadamente, él se convirtió en un fugitivo escapando constantemente de Saúl. En venganza Saúl entregó a Michal a otro hombre por mujer y ahí el matrimonio prácticamente se destruye.

Después de la muerte de Saúl, David oficialmente se convierte en rey de Judá en Hebrón y posteriormente de todo Israel.

En ese momento le pide a Abner, el ex-general del ejército de Saúl, que traiga a Michal a su lado, porque aún la considera su esposa y desde ese momento se convierte oficialmente en reina. David la recibe, pero no le da carta de divorcio ni nada por el estilo, a pesar del probable adulterio que haya cometido. Sin embargo, la relación matrimonial ya no era la misma de antes, ni Michal era la misma.

En 2º Samuel 6 se describe uno de los eventos más importantes que ocurrió en el reinado de David, que fue traer el arca del pacto a su ciudad, la ciudad de David, en Jerusalén.

Este fue un evento nacional, algo tremendo, porque al lugar de Dios venía el elemento más sagrado del pueblo. Esta arca representaba la alianza del Dios Todopoderoso y eterno con su pueblo. No era cualquier objeto religioso, en ella se ofrecían cada año, los sacrificios por el pecado del pueblo, por ejemplo.

Todo el pueblo estaba allí y David presidía la comitiva con gran gozo y alegría, danzando y dando gracias a Dios con todas sus fuerzas.

La escena es bien descrita en 2º Samuel 6: 12-15: “Y fué dado aviso al rey David, diciendo: Jehová ha bendecido la casa de Obed-edom, y todo lo que tiene, á causa del arca de Dios. Entonces David fué, y trajo el arca de Dios de casa de Obed-edom á la ciudad de David con alegría. Y como los que llevaban el arca de Dios habían andado seis pasos, sacrificaban un buey y un carnero grueso. Y David saltaba con toda su fuerza delante de Jehová; y tenía vestido David un ephod de lino. Así David y toda la casa de Israel llevaban el arca de Jehová con júbilo y sonido de trompeta”.

David estaba muy gozoso y todo el pueblo con él. Nadie podría ser indiferente ante este acontecimiento.

El mismo rey, bendecido por el Señor, y vestido de una forma muy inusual (con un ephod de lino), marcaba la pauta de lo importante que era el arca. Aquí hay todo un simbolismo que apunta a Cristo.

Sin embargo, había alguien que no estaba en sintonía. Alguien que no tuvo el mismo sentir. Alguien de quien seguramente todos esperaban un comportamiento diferente.

2º Samuel 6:16 “Y como el arca de Jehová llegó á la ciudad de David, aconteció que Michâl hija de Saúl miró desde una ventana, y vió al rey David que saltaba con toda su fuerza delante de Jehová: y menosprecióle en su corazón”.

La esposa del rey, la “reina” Michal, ¿en qué estaba? ¿Dónde se encontraba? ¿Por qué no estaba con su pueblo y junto al rey en esta fiesta espiritual? ¿Habrá estado haciendo algo más importante?

La Biblia señala que al ver toda la celebración y a David haciendo lo que hacía, lo menosprecia en lo profundo de su corazón.

El texto bíblico detalla que ella miró a David desde una ventana.

Yo me imagino la siguiente escena: Michal encerrada en su cuarto, sentada en su tocador peinando su pelo y escuchando un ruido afuera, preguntándose ¿qué es ese griterío? Se asoma por la ventana  y ve a David saltando vestido de forma singular, por no decir extraña.

Así como Saúl, Michal no tenía idea al parecer de lo que estaba ocurriendo: estaban trayendo el Arca de Dios, el símbolo del pacto de Dios con su pueblo y Michal no estaba allí.

¿Se dan cuenta? La distinguida reina, hija de rey, la que debería estar junto a su pueblo no estaba allí presente ¿Qué estaba haciendo? Mirando desde una ventana y en vez de alegrarse por lo que David hacía, en vez de contentarse, lo menosprecia. Ella no se gozó con su esposo ni por su esposo, ni con su pueblo en aquello tan importante que estaba sucediendo.

Esa era la reina, hija de Saúl. Era reina por fuera, pero no era reina por dentro.

¿Nos damos cuenta? El pecado de vender una imagen. El parecerse algo, pero no serlo en realidad.

Michal solamente tuvo pensamientos y palabras de críticas para David. Se nota claramente que ya no lo amaba.

En 2° Samuel 6:18-19 dice que David al terminar los holocaustos, bendice al pueblo y les reparte algunas ofrendas para comer y luego los despide cada uno para su casa:

Y como David hubo acabado de ofrecer los holocaustos y pacíficos, bendijo al pueblo en el nombre de Jehová de los ejércitos. Y repartió á todo el pueblo, y á toda la multitud de Israel, así á hombres como á mujeres, á cada uno una torta de pan, y un pedazo de carne, y un frasco de vino. Y fuése todo el pueblo, cada uno á su casa.

Pero luego David se dirige para bendecir su propia casa ¿Qué significa esto? Que iba a ir a estar con los suyos y bendecirlos en nombre de Dios, pero a su encuentro sale Michal para criticarle:

2° Samuel 6:20 “Volvió luego David para bendecir su casa: y saliendo Michâl á recibir a David, dijo: ¡Cuán honrado ha sido hoy el rey de Israel, desnudándose hoy delante de las criadas de sus siervos, como se desnudara un juglar!”.

¿Qué es un juglar?

Como nuestra versión fue traducida en siglo XVI por Casiodoro de Reina, hizo una traducción con un personaje de su época. Un juglar, en la Edad Media, era una persona que iba de unos lugares a otros y recitaba, cantaba o bailaba o hacía juegos ante el pueblo o ante los nobles y los reyes. Era un sujeto que simplemente divertía a la gente.

Sin embargo, la palabra hebraica original apunta a algo vano o vacío. Por lo tanto para Michal, lo que hacía David era algo vano, sin valor, éticamente despreciable, indigno de él, como un juglar.

Ella interpreta de la peor manera lo que estaba ocurriendo, lo que David había hecho. No fue capaz de ver el gran acontecimiento espiritual. No entendió nada.

Cuantas veces suele ocurrir esto en los hermanos. Cuando viven más en la carne, que en el Espíritu, todo lo mal interpreta. Ponen trabas para todo, personas y actividades, obstaculizando la obra del Señor y perturbando la paz de la Iglesia.

Michal además dice otra cosa un poco difícil según la traducción.

Ella menciona que David se había “desnudado” frente a las criadas de sus siervos o esclavos.

La palabra usada en hebreo “galah” (גָּלָה) tiene varios significados o acepciones: desnudar, exiliar y revelar. Pero dependiendo de la forma verbal que es empleada, tiene uno u otro significado. En este caso el verbo es usado en Nifal, es decir, se usa en un sentido pasivo-reflexivo. El sujeto es el actor y receptor de la acción. De esta manera su significado sería: ser destapado, ser descubierto, ser revelado.

Algunos comentaristas dicen que David, por llevar el ephod de lino (que era una ropa tal vez no tan ajustada al cuerpo) dejó entrever algunas partes de su cuerpo, debido a los movimientos.

Si se hubiera desnudado, si hubiera dejado ver su cuerpo, el verbo habría tenido que ser usado en Piel, que es una forma más intensiva del verbo y que justamente significa “desnudar”, pero como no está escrito así en el texto bíblico, la interpretación de esos comentaristas está equivocada.

No creo que el énfasis esté en cómo iba vestido, sino más bien en lo que estuvo haciendo.

Lo que pienso es que David hizo algo que nunca antes había hecho y cómo él era conocido como un hombre de guerra, con una conducta más cercana a lo militar y siendo el rey, Michal esperaba otro tipo de conducta.

David hacía algo que ningún rey o profeta de Israel había hecho antes, presidiendo la comitiva con tanta alabanza y regocijo. Estaba mostrando, estaba dando a conocer otra faceta, la de adorador-sacerdote.

Yo creo que ese es el sentido del texto. Michal por su parte interpretaba que todo eso era algo inútil, rebajándose frente de los mismos esclavos. Ante sus ojos, David era como un juglar.

Pero miremos la respuesta de David en el texto 21:

Entonces David respondió á Michâl: Delante de Jehová, que me eligió más bien que á tu padre y á toda su casa, mandándome que fuese príncipe sobre el pueblo de Jehová, sobre Israel, danzaré delante de Jehová

 Él estaba más que dispuesto para alabar a Jehová de esa manera, e incluso añade, texto 22:

Y aun me haré más vil que esta vez, y seré bajo á mis propios ojos; y delante de las criadas que dijiste, delante de ellas seré honrado

 Tenemos aquí un precioso cuadro de Cristo y lo que hizo por su pueblo.

Dejando su gloria en cielo, Él se humilló y rebajó, se anonadó a sí mismo tomando nuestra naturaleza, habitando entre nosotros los pecadores, para luego humillarse aún más, muriendo en la cruz por nuestros pecados.

Filipenses 2:6-8 lo expresa en forma perfecta: El cual, siendo en forma de Dios, no tuvo por usurpación ser igual á Dios: Sin embargo, se anonadó á sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante á los hombres; Y hallado en la condición como hombre, se humilló á sí mismo, hecho obediente hasta la muerte, y muerte de cruz”.

Lo que estaba haciendo David, apunta directamente a lo que hizo Cristo por nosotros.

David estaba dejando de lado su estatus de rey, y como uno más del pueblo, alaba a Jehová con júbilo, trayendo el arca del pacto, que simboliza también a Cristo.

Algo totalmente espiritual no puede tener dos lecturas, pero Michal no lo entendía. Vino con palabras de crítica, estaba fuera de contexto. Como cuando uno llega de la iglesia contento y gozoso y alguien te echa a perder todo. Eso pasó aquí.

Hermanos seamos cuidadosos y no seamos piedras de tropiezo, no quitemos el gozo a los demás con nuestra actitud, con nuestras críticas.

Somos muy buenos para criticar y eso debe cambiar. Debemos apoyar la vida espiritual de los hermanos y no destruirla.

Vean ustedes cuan dispuesto estaba  David aun a rebajarse más con toda sinceridad por alabar al Señor y servirle. No intentó vender a nadie algo que no era, él estaba siendo sincero con todo su corazón para servir a todo su pueblo y ser ejemplo.

Noten el cuadro: el rey siendo ejemplo de lo que debía hacerse. Presidía la comitiva, vestido de esa manera sacerdotal, para adorar a Dios.

Finalmente el texto 23 dice que Michal, hija de Saúl, nunca tuvo hijos hasta el día de su muerte.

Pareciera que David nunca tuvo una vida marital con ella o tal vez Dios la hizo estéril, no lo sabemos, el texto no lo dice, mas la casa de Saúl estaba llegando prácticamente a su fin. Michal fue una proyección de su padre en este episodio.

Que conclusiones podemos obtener.

Meditemos en quienes somos y cómo nos estamos comportando ¿estamos vendiendo una imagen espiritual?

¿Trato a los hermanos y a mi prójimo de una manera, pero pienso de ellos de otra?

No podemos disfrazar nuestro testimonio no podemos maquillarlo. El cristiano no debe incurrir en este pecado.

Clamemos al Señor por su ayuda y el obrará en nuestro corazón para limpiarnos de toda maldad y acabar su obra santificadora en nuestras vidas.

Amén.

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