El Catecismo Menor de la Asamblea de Westminster

INTRODUCCION

¿Qué es un catecismo?

El Diccionario lo define: Libro que contiene la expresión sucinta de un sistema de doctrina en forma de preguntas y respuestas. Eso es justamente el Catecismo Menor que hoy volvemos a presentar a nuestras congregaciones para ser usado intensivamente en la enseñanza de las doctrinas básicas que hallamos en las Sagradas Escrituras, la Biblia.

¿Cómo se origina este Catecismo Menor?

En 1643, por orden del Parlamento Inglés, se reunió la Asamblea de Westminster, constituida por ciento veintiún teólogos y treinta laicos de Inglaterra, sesionó en un salón de la Abadía de Westminster. La formaban episcopales, independientes o congregacionalistas y presbiterianos, las tres principales Iglesias de Gran Bretaña en aquel tiempo. Cinco años y medio empleó la Asamblea en preparar, discutir y aprobar la Confesión de Fe, los Catecismos Mayor y  Menor, el Directorio del Culto y la Forma de Gobierno.

El teólogo Ricardo Baxter, que conocía a la mayor parte de los miembros de la Asamblea, sin pertenecer a ella, dice: “Los teólogos congregados allí eran hombres de gran erudición, santidad, capacidad y fidelidad. Hasta donde puedo juzgar, según la historia de semejantes cosas y según toda la evidencia que tenemos, el mundo cristiano jamás ha tenido desde los días de los Apóstoles, un Sínodo de teólogos más excelente que los de la Asamblea de Westminster y el Sínodo de Dort.”

Los documentos elaborados en Westminster fueron aprobados por la Asamblea General de la Iglesia de Escocia. Las Iglesias episcopales y congregacionalistas no los adoptaron, aunque su disidencia no tocaba a las doctrinas escriturales, sino al gobierno eclesiástico y al directorio del culto.

El credo calvinista era en aquel tiempo la fe común del cristianismo protestante.

 

EL  CATECISMO  MENOR

 

P.1.        ¿Cuál es el fin principal del hombre?

El fin principal del hombre es el de glorificar a Dios, y gozar de El para siempre.

“Y yo, la gloria que me diste les he dado; para que sean una cosa, como también nosotros somos una cosa… Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, ellos estén también conmigo; para que vean mi gloria que me has dado: por cuanto me has amado desde antes de la constitución del mundo.” Juan 17:22,24.

“Porque de Él, y por Él, y en Él, son todas las cosas. A Él sea gloria por siglos. Amén.”    Romanos 11:36.

“Si pues coméis, o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo a gloria de Dios.”    1ª Corintios 10:31.

 

P.2.        ¿Qué regla ha dado Dios para enseñarnos cómo hemos de glorificarle y gozar de Él?

La Palabra de Dios que se contiene en las Escrituras del Antiguo y Nuevo Testamento, es la única regla que ha dado Dios para enseñarnos como hemos de glorificarle y gozar de Él.

“¡A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha  amanecido.”   Isaías 8:20.

“Y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salud por la fe que es en Cristo Jesús. Toda Escritura es inspirada divinamente y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instituir en justicia, para que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente instruido para toda buena obra.”    2ª Timoteo 3:15–17.

“Porque la profecía no fue en los tiempos pasados traída por voluntad humana, sino los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados del Espíritu Santo.”    2ª Pedro 1:21.

 

P.3.        ¿Qué es lo que principalmente enseñan las Escrituras?

Lo que principalmente enseñan las Escrituras es lo que el hombre ha de creer respecto a Dios, y los deberes que Dios impone al hombre.

“Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino.”   Salmo 119:105.

“Estas empero son escritas, para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios; y para que creyendo, tengáis vida en su nombre.”     Juan 20:31.

“Para que, justificados por su gracia, seamos hechos herederos según la esperanza de la vida eterna.  Palabra fiel, y estas cosas quiero que afirmes, para que los que creen a Dios procuren gobernarse en buenas obras. Estas cosas son buenas y útiles a los hombres.”     Tito 3:7,8.

 

P.4.        ¿Qué es Dios?

Dios es un Espíritu, infinito, eterno e inmutable en su ser, sabiduría, poder, santidad, bondad, justicia y verdad.

“Y pasando Jehová por delante de él, proclamó: Jehová, Jehová, fuerte, misericordioso, y piadoso; tardo para la ira, y grande en benignidad y verdad; que guarda la misericordia en millares, que perdona la iniquidad, la rebelión, y el pecado, y que de ningún modo justificará al malvado; que visita la iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos, sobre los terceros, y sobre los cuartos.” Éxodo 34:6,7.

“¿Alcanzarás tú el rastro de Dios? ¿Llegarás tú a la perfección del Todopoderoso?”    Job 11:7.

“Antes que naciesen los montes y formases la tierra y el mundo, y desde el siglo y hasta el siglo, tú eres Dios.”    Salmo 90:2.

“Grande es el Señor nuestro, y de mucha potencia; y de su entendimiento no hay número.”    Salmo 147:5.

“Porque yo Jehová, no me mudo; y así vosotros, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos.” Malaquías 3:6.

“Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren”.    Juan 4:24.

“Toda buena dádiva y todo don perfecto es de lo alto, que desciende del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación.”   Santiago 1:17.

 

P.5.        ¿Hay más de un Dios?

No hay sino uno solo, el Dios vivo y verdadero.

“Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es.”   Deuteronomio 6:4.

 “Mas Jehová Dios es la verdad; él es Dios vivo y Rey eterno: a su ira tiembla la tierra, y las gentes no pueden sufrir su saña.”    Jeremías 10:10.

 “Acerca, pues, de las viandas que son sacrificadas a los ídolos, sabemos que el ídolo nada es en el mundo, y que no hay más de un Dios.”      1ª Corintios 8:4.

 

P.6.        ¿Cuántas son las personas que hay en la Divinidad?

Hay tres personas en la Divinidad; el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo; y estas tres personas son un solo Dios, las mismas en sustancia, iguales en poder y en gloria.

“Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él. Y he aquí una voz de los cielos que decía: Este es mi hijo amado, en el cual tengo contentamiento.” Mateo 3:16,17.

“Por tanto, id, y doctrinad a los Gentiles, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.”    Mateo 28:19.

“La gracia del Señor Jesucristo, y el amor de Dios, y la participación del Espíritu Santo sea con vosotros. Amén.”    2ª Corintios 13:13.

“Porque tres son los que dan testimonio en el cielo, el Padre, el Verbo, y el Espíritu Santo: y estos tres son uno.”    1ª Juan 5:7.

 

P.7.        ¿Qué son los decretos de Dios?

 Los decretos de Dios son su propósito eterno, según el consejo de su propia voluntad, en virtud del cual ha preordenado, para su propia gloria, todo lo que sucede.

“A este, entregado por determinado consejo y providencia de Dios, prendisteis y matasteis por mano de los inicuos, crucificándole.”    Hechos 2:23.

“Mas a Moisés dice: Tendré misericordia del que tendré misericordia, y me compadeceré del que me compadeceré.”    Romanos 9:15.

“Porque de él, y por él, y en él, son todas las cosas. A él sea gloria por siglos. Amén.”    Romanos 11:36.

“Según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él en amor… En él digo, en quien asimismo tuvimos suerte, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el consejo de su voluntad.”    Efesios 1:4,11.

 

P.8.        ¿Cómo ejecuta Dios sus decretos?

Dios ejecuta sus decretos en las obras de creación y de providencia.

“Y todos los moradores de la tierra por nada son contados: y en el ejército del cielo, y en los habitantes de la tierra, hace según su voluntad: ni hay quien estorbe su mano, y le diga: ¿Qué haces?”     Daniel 4:35.

“Señor, digno eres de recibir gloria y honra y virtud: porque tú criaste todas las cosas, y por tu voluntad tienen ser y fueron criadas.”     Apocalipsis  4:11.

 

P.9.        ¿Qué es la obra de Creación?

La obra de creación consiste en el haber hecho Dios todas las cosas de la nada, por su poderosa palabra, en el espacio de seis días y todas muy buenas.

“En el principio crió Dios los cielos y la tierra…. Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. Y fue la tarde y la mañana el día sexto.”    Génesis  1:1,31.

“Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, la mar y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día: por tanto Jehová bendijo el día del reposo y lo santificó”     Éxodo 20:11.

“Por la fe entendemos haber sido compuestos los siglos por la palabra de Dios, siendo hecho lo que se ve, de lo que no se veía.”   Hebreos 11:3.

 

P.10.      ¿Cómo creó Dios al hombre?

Dios creó al hombre, varón y hembra, según su propia imagen, en ciencia, justicia y santidad, con dominio sobre las creaturas.

“Y crió Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo crió; varón y hembra los crió. Y los bendijo Dios; y díjole Dios: Fructificad y multiplicad, y henchid la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces de la mar, y en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.”     Génesis 1:27, 28.

“Y vestir el nuevo hombre que es criado conforme a Dios en  justicia  y en santidad  de verdad.” Efesios 4:24.

“Y revestídoos del nuevo, el cual por el conocimiento es renovado conforme a la imagen del que lo crió.” Colosenses 3:10.

             

P.11.      ¿Cuáles son las obras de Providencia de Dios?

Las obras de Providencia de Dios son aquellas que con santa, sabia y poderosamente, preserva y gobierna a todas sus creaturas y todas las acciones de éstas.

“Los ojos de todos esperan en ti, y tú les das su comida en su tiempo… Justo es Jehová en todos sus caminos, y misericordioso en todas sus obras.”     Salmo 145:15,17.

“¿No se venden dos pajarillos por un cuarto? Con todo, ni uno de ellos cae a tierra sin vuestro Padre. Pues vuestros cabellos están todos contados.”   Mateo 10:29,30.

“El cual siendo el resplandor de su gloria, y la misma imagen de su sustancia, y sustentando todas las cosas con la palabra de su potencia, habiendo hecho la purgación de nuestros pecados por sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.”    Hebreos 1:3.

 

P.12.      ¿Qué acto particular de providencia ejecutó Dios respecto del hombre en el estado en que fue creado?

Cuando Dios hubo creado al hombre, hizo con él una alianza de vida bajo condición de perfecta obediencia: vedándole comer del árbol de la ciencia del bien y del mal, so pena de la muerte.

“Mas del árbol de ciencia del bien y del mal no comerás de él; porque el día que de él comieres, morirás.”     Génesis 2:17.

“Mas del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, porque no muráis…  Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo, no comerás de él;  maldita será la tierra por amor de ti; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida.”     Génesis 3:3,17.

“Mas ellos, cual Adam, traspasaron el pacto: allí prevaricaron contra mí.”    Oseas 6:7.

“Y hallé que el mandamiento, intimado para vida, para mí era mortal.”    Romanos  7:10.

“Porque Moisés describe la justicia que es por la ley: Que el hombre que hiciere estas cosas vivirá por ellas.”    Romanos  10:5.

 

P.13.      ¿Permanecieron nuestros primeros padres en el estado en que fueron creados?

Nuestros primeros padres, dejados en su libre albedrío, cayeron del estado en que fueron creados, pecando contra Dios.

“Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella…  Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y dijo la mujer: La serpiente me engañó, y comí.”    Génesis 3:6,13.

“De consiguiente, vino la reconciliación por uno, así como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, y la muerte así pasó a todos los hombres, pues que todos pecaron.”  Romanos  5:12.

 

P.14.      ¿Qué cosa es el pecado?

El pecado es la falta de conformidad con la ley de Dios o la transgresión de ella.

“¡Ay de vosotros, escribas y Fariseos, hipócritas! porque diezmáis la menta y el eneldo y el comino, y dejasteis lo que es lo más grave de la ley, es a saber, el juicio y la misericordia y la fe: esto era menester hacer, y no dejar lo otro.”     Mateo 23:23.

“Porque todos los que son de las obras de la ley, están bajo de maldición. Porque escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas que están escritas en el libro de la ley, para hacerlas.  Mas por cuanto por la ley ninguno se justifica para con Dios, queda manifiesto: Que el justo por la fe vivirá.  La ley también no es de la fe; sino, El hombre que los hiciere, vivirá en ellos.”       Gálatas 3:10–12.

“Cualquiera que hace pecado, traspasa también la ley; pues el pecado es transgresión de la ley.” 1ª Juan 3:4.

“Toda maldad es pecado; mas hay pecado no de muerte.”  1ª Juan  5:17.

 

P.15.      ¿Cuál fue el pecado por cuya causa nuestros primeros padres cayeron del estado en que fueron creados?

El pecado por cuya causa nuestros primeros padres cayeron del estado en que fueron creados, fue el comer del fruto prohibido.

“Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella. Y fueron abiertos los ojos de entrambos, y conocieron que estaban desnudos: entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales. Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba delante en el huerto al aire del día: y escondiose el hombre y su mujer de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto. Y llamó Jehová Dios al hombre, y le dijo: ¿Donde estás tú? Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y escondíme. Y díjole: ¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol de que yo te mandé no comieses? Y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí. Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y dijo la mujer: La serpiente me engañó, y comí.”    Génesis 3:6–13.

“De consiguiente vino la reconciliación por uno, así como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, y la muerte así pasó a todos los hombres, pues que todos pecaron… Porque, si por un delito reinó la muerte por uno, mucho más reinarán en vida por un Jesucristo los que reciben la abundancia de la gracia, y el don de la justicia.”     Romanos  5:12,17.

 

P.16.      ¿Cayó todo el género humano en la primera transgresión?

Habiéndose hecho alianza con Adam, no para él sólo, sino también para su posteridad, todo el género humano descendiendo de él, según la generación ordinaria, pecó en él y cayó con él en su primera transgresión.

“De consiguiente vino la reconciliación por uno, así como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, y la muerte así pasó a todos los hombres, pues que todos pecaron. Porque hasta la ley, el pecado estaba en el mundo; pero no se imputa pecado no habiendo ley. No obstante, reinó la muerte desde Adam hasta Moisés, aun en los que no pecaron a la manera de la rebelión de Adam; el cual es figura del que había de venir. Mas no como el delito, tal fue el don: porque si por el delito de aquel uno murieron los muchos, mucho más abundó la gracia de Dios a los muchos, y el don por la gracia de un hombre, Jesucristo. Ni tampoco de la manera que por un pecado, así también el don: porque el juicio a la verdad vino de un pecado para condenación, mas la gracia vino de muchos delitos para justificación. Porque, si por un delito reinó la muerte por uno, mucho más reinarán en vida por un Jesucristo los que reciben la abundancia de la gracia, y el don de la justicia. Así que, de la manera que por un delito vino la culpa a todos los hombres para condenación, así por una justicia vino la gracia a todos los hombres para justificación de vida. Porque como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así por la obediencia de uno los muchos serán constituidos justos. La ley empero entró para que el pecado creciese; mas cuando el pecado creció, sobrepujó la gracia; para que, de la manera que el pecado reinó para muerte, así también la gracia reine por la justicia para vida eterna por Jesucristo Señor nuestro.”     Romanos  5:12–21.

“Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos… Mas cada uno en su orden: Cristo las primicias; luego los que son de Cristo, en su venida”.  1ª Corintios 15:21,23.

 

P.17.      ¿A qué estado redujo la caída al hombre?

 La caída redujo al hombre a un estado de pecado y de miseria.

“Porque, si por un delito reinó la muerte por uno, mucho más reinarán en vida por un Jesucristo los que reciben la abundancia de la gracia, y el don de la justicia. Así que, de la manera que por un delito vino la culpa a todos los hombres para condenación, así por una justicia vino la gracia a todos los hombres para justificación de vida. Porque como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así por la obediencia de uno los muchos serán constituidos justos.”     Romanos  5:17–19.

“Porque todos los que son de las obras de la ley, están bajo la maldición. Porque escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas que están escritas en el libro de la ley, para hacerlas.”   Gálatas 3:10.

 

P.18.      ¿En qué consiste lo pecaminoso del estado en que cayó el hombre?

Lo pecaminoso del estado en que cayó el hombre consiste en la culpabilidad del primer pecado de Adam, la falta de justicia original y la depravación de toda su naturaleza (llamada comúnmente pecado original), con todas las transgresiones actuales que de ella dimanan.

“Porque del corazón salen los malos pensamientos, muertes, adulterios, fornicaciones, hurtos, falsos testimonios, blasfemias. Estas cosas son las que contaminan al hombre: que comer con las manos sin lavar no contamina al hombre.”      Mateo 15:19,20.

“Como está escrito: No hay justo, ni aún uno.”     Romanos 3:10.

“Así que, de la manera que por un delito vino la culpa a todos los hombres para condenación, así por una justicia vino la gracia a todos los hombres para justificación de vida. Porque como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos  pecadores,  así  por  la  obediencia  de  uno  los  muchos serán constituidos justos.”     Romanos 5:18,19.

 

P.19.      ¿En qué consiste la miseria del estado en que cayó el hombre?

 Todo el género humano perdió, por su caída, la comunión con Dios está bajo su ira y maldición, y expuesto a todas las miserias de esta vida actual, a la muerte misma, y a las penas del infierno para siempre.

“Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba delante en el huerto al aire del día: y escondiose el hombre y su mujer de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto.” Génesis 3:8.

“Empero como las centellas se levantan para volar por el aire, así el hombre nace para la aflicción.” Job 5:7.

“Mas vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar su rostro de vosotros, para no oír.”    Isaías 59:2.

“Entonces dirá también a los que estarán a la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y para sus ángeles.”    Mateo 25:41.

“Porque la paga del pecado es muerte: mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.”    Romanos 6:23.

“Por cuanto la intención de la carne es enemistad contra Dios; porque no se sujeta a la ley de Dios, ni tampoco puede.”   Romanos 8:7.

“Entre los cuales todos nosotros también vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos; y éramos por naturaleza hijos de ira, también como los demás.”     Efesios 2:3.

 

P.20.      ¿Dejó Dios a todo el género humano a perecer en su estado de pecado y de miseria?

Habiendo Dios, de su propia y soberana voluntad, elegido, desde el principio, a los que han de gozar de la vida eterna, entró en una alianza de gracia, para libertarles de su estado de pecado y de miseria, e introducirles en un estado de salud, por medio de un Redentor.

“Hice alianza con mi escogido.”    Salmo 89:3.

“Y los Gentiles oyendo esto, fueron gozosos, y glorificaban la palabra del Señor: y creyeron todos los que estaban ordenados para vida eterna.”    Hechos 13:48.

“Porque por las obras de la ley ninguna carne se justificará delante de él; porque por la ley es el conocimiento del pecado. Mas ahora, sin la ley, la justicia de Dios se ha manifestado, testificada por la ley y por los profetas: la justicia de Dios por la fe de Jesucristo, para todos los que creen en él; porque no hay diferencia; por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios; siendo justificados gratuitamente por su gracia, por la redención que es en Cristo Jesús.”    Romanos 3:20–24.

“Según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él en amor; habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos por Jesucristo a sí mismo, según el puro afecto de su voluntad.”     Efesios 1:4,5.

“Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salud por nuestro Señor Jesucristo.” 1ª Tesalonicenses 5:9.

“Para la esperanza de la vida eterna, la cual Dios, que no puede mentir, prometió antes de los tiempos de los siglos.”     Tito 1:2.

“Mas cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, no por obras de justicia que nosotros habíamos hecho, mas por su misericordia nos salvó, por el lavacro de la regeneración, y de la renovación del Espíritu Santo; el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador, para que, justificados por su gracia, seamos hechos herederos según la esperanza de la vida eterna.”    Tito 3:4–7.

 

P.21.      ¿Quién es el Redentor de los elegidos de Dios?

El único Redentor de los elegidos de Dios es el Señor Jesucristo, quien, siendo el Hijo eterno de Dios, se hizo hombre; y así era, y permanece para siempre, Dios y hombre, en dos naturalezas distintas y una sola persona.

“Y respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.”     Mateo 16:16

“Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.”    Juan 1:14.

“Y en ningún otro hay salud; porque no hay otro nombre debajo del cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.”   Hechos 4:12.

“Mas venido el cumplimiento del tiempo, Dios envió su Hijo, hecho de mujer, hecho súbdito a la ley, Para que redimiese a los que estaban debajo de la ley, a  fin de que recibiésemos la adopción de hijos.” Gálatas 4:4,5.

“Porque en él habita toda la plenitud de la divinidad corporalmente.”    Colosenses  2:9.

“Porque hay un Dios, asimismo un mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre”. 1ª Timoteo 2:5.       

“Mas éste, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio inmutable: por lo cual puede salvar también eternamente a los que por él se allegan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.”     Hebreos 7:24,25.

“Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos.”  Hebreos 13:8.

 

P.22.      ¿De qué modo se hizo Cristo hombre, siendo como era Hijo de Dios?

Cristo, el Hijo de Dios, se hizo hombre tomándose un cuerpo verdadero y un alma racional, siendo concebido por el Espíritu Santo, en el vientre de la Virgen María, de la cual nació, mas sin pecado.

“Y he aquí, concebirás en tu seno, y parirás un hijo, y llamarás su nombre JESUS. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo: y le dará el Señor Dios el trono de David su padre: y reinará en la casa de Jacob por siempre; y de su reino no habrá fin. Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? porque no conozco varón. Y respondiendo el ángel le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la virtud del Altísimo te hará sombra; por lo cual también lo Santo que nacerá, será llamado Hijo de Dios.”     Lucas 1:31–35.

“Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por la muerte al que tenía el imperio de la muerte, es a saber, al diablo.”    Hebreos 2:14.

“Porque no tenemos un Pontífice que no se pueda compadecer de nuestras flaquezas; mas tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado”    Hebreos 4:15.

“Porque tal pontífice nos convenía: santo, inocente, limpio, apartado de los pecadores, y hecho más sublime en los cielos.”    Hebreos 7:26.

 

P.23.      ¿Qué oficios ejecuta Cristo como Redentor nuestro?

Cristo, como Redentor nuestro, ejecuta los oficios de Profeta, de Sacerdote y de Rey, tanto en su estado de humillación como en el de exaltación.

“Yo empero he puesto mi rey sobre Sión, monte de mi santidad.”    Salmo 2:6.

“Decid a la hija de Sión: He aquí, tu Rey viene a ti, manso, y sentado sobre una asna, y sobre un pollino, hijo de animal de yugo.”    Mateo 21:5.

“Porque Moisés dijo a los padres: El Señor vuestro Dios os levantará profeta de vuestros hermanos, como yo; a él oiréis en todas las cosas que os hablare.”    Hechos 3:22.

“Así también Cristo no se glorificó a sí mismo haciéndose Pontífice, mas el que le dijo: Tú eres mi Hijo, Yo te he engendrado hoy; como también dice en otro lugar: Tú eres sacerdote eternamente, según el orden de Melchîsedec. El cual en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído por su reverencial miedo. Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia; y consumado, vino a ser causa de eterna salud a todos los que le obedecen; nombrado de Dios pontífice según el orden de Melchîsedec.” Hebreos 5:5–10.

 

P.24.      ¿Cómo ejecuta Cristo el oficio de Profeta?

Cristo ejecuta el oficio de Profeta, revelándonos, por su Palabra y Espíritu, la voluntad de Dios para nuestra salvación.

“Escribíle las grandezas de mi ley, y fueron tenidas por cosas ajenas.”       Oseas 8:12.

“A Dios nadie le vio jamás: el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le declaró.”   Juan 1:18.

“Mas el Consolador, el Espíritu Santo, al cual el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará  todas las cosas que os he dicho.”    Juan 14:26.

“Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: mas os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os he hecho notorias.”    Juan 15:15.

“Pero cuando viniere aquel Espíritu de verdad, él os guiará a toda verdad; porque no hablará de él mismo, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que han de venir.”  Juan 16:13.

“Estas empero son escritas, para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios; y para que creyendo, tengáis vida en su nombre.”    Juan 20:31.

 

P.25.      ¿Cómo ejecuta Cristo el oficio de Sacerdote?

Cristo ejecuta el oficio de Sacerdote, en haberse ofrecido a sí mismo, una sola vez, en sacrificio para satisfacer las demandas de la justicia divina y reconciliarnos con Dios; y en interceder continuamente por nosotros.

“Por lo cual, debía ser en todo semejante a los hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel Pontífice en lo que es para con Dios, para expiar los pecados del pueblo.”    Hebreos 2:17.

“Por lo cual puede también salvar eternamente a los que por él se allegan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos… Que no tiene necesidad cada día, como los otros sacerdotes, de ofrecer primero sacrificios por sus pecados, y luego por los del pueblo: porque esto lo hizo una sola vez, ofreciéndose a sí mismo.”    Hebreos 7:25,27.

De otra manera fuera necesario que hubiera padecido muchas veces desde el principio del mundo: mas ahora una vez en la consumación de los siglos, para deshacimiento del pecado se presentó por el sacrificio  de sí mismo. Y de la manera que está establecido a los hombres que mueran una vez, y después el juicio; así también Cristo fue ofrecido una vez para agotar los pecados de muchos; y la segunda vez, sin pecado, será visto de los que le esperan para salud.”    Hebreos 9:26–28.

“Y él es la propiciación por nuestros pecados: y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.”    1ª Juan 2:2.

 

P.26.      ¿Cómo ejecuta Cristo el oficio de Rey?

Cristo ejecuta el oficio de Rey, sujetándonos a sí mismo, rigiendo y defendiéndonos, y restringiendo y venciendo a todos sus enemigos y los nuestros.

“Ciertamente la ira del hombre te acarreará alabanza: Tú reprimirás el resto de las iras.”    Salmo 76:10.

“Porque Jehová es nuestro escudo; y nuestro rey es el Santo de Israel.”    Salmo 89:18.

“Jehová dijo a mi Señor: siéntate a mi diestra, en tanto que pongo tus enemigos por estrado de tus pies. La vara de tu fortaleza enviará Jehová desde Sión: domina en medio de tus enemigos. Tu pueblo serálo de buena voluntad en el día de tu poder, en la hermosura de la santidad: desde el seno de la aurora, tienes tú el rocío de tu juventud.”    Salmo 110:1–3.

“Porque Jehová es nuestro juez, Jehová es nuestro legislador, Jehová es nuestro Rey, él mismo nos salvará.”    Isaías 33:22.

“Sepa pues ciertísimamente toda la casa de Israel, que a éste Jesús que vosotros crucificasteis, Dios ha hecho Señor y Cristo.”    Hechos 2:36.

“Porque es menester que él reine, hasta poner a todos sus enemigos debajo de sus pies.”  1ª Corintios 15:25.

 

P.27.      ¿En qué consistió la humillación de Cristo?

La humillación de Cristo consistió en haber nacido, y esto, en una baja condición, sujeto a la ley, sufriendo las miserias de esta vida, la ira de Dios y la muerte maldita en la cruz; en haber sido sepultado y en haber permanecido bajo el dominio de la muerte por algún tiempo.

“Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto: y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos.”     Isaías 53:3.

“Porque como estuvo Jonás en el vientre de la ballena tres días y tres noches, así estará el Hijo del hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches.”    Mateo 12:40.

“Y cerca de la hora de nona, Jesús exclamó con grande voz, diciendo: Eli, Eli, ¿lama sabachtani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”    Mateo 27:46.

“Y respondiendo el ángel le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la virtud del Altísimo te hará sombra; por lo cual también lo Santo que nacerá, será llamado Hijo de Dios.”    Lucas 1:35.

“Y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras.”    1ª Corintios 15:4.

“Más venido el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, hecho de mujer, hecho súbdito a la ley.” Gálatas 4:4.

“Y hallado en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, hecho obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.”    Filipenses 2:8.

 

P.28.      ¿En qué consiste la exaltación de Cristo?

 La exaltación de Cristo consiste en haber resucitado de entre los muertos al tercer día, en haber ascendido al cielo, en estar sentado a la diestra de Dios Padre, y en venir, el último día, para juzgar al mundo.

“Y aconteció que yendo, hablando entre sí, y preguntándose el uno al otro, el mismo Jesús se llegó, e iba con ellos juntamente.”    Lucas 24:15.

“Por cuanto ha establecido un día, en el cual ha de juzgar al mundo con justicia, por aquel varón al cual determinó; dando fe a todos con haberle levantado de los muertos.”   Hechos 17:31.

“Y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras.”    1ª Corintios 15:4.

“La cual obró en Cristo, resucitándole de los muertos, y colocándole a su diestra en los cielos.” Efesios 1:20.

“Si habéis pues resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios.”    Colosenses 3:1.

 

P.29.      ¿Cómo somos hechos partícipes de la redención comprada por Cristo?

Somos hechos partícipes de la redención comprada por Cristo, por la aplicación eficaz que de ella nos hace el Espíritu Santo.

“Y pondré dentro de vosotros mi espíritu, y haré que andéis en mis mandamientos, y guardéis mis derechos, y los pongáis por obra.”    Ezequiel 36:27.

“Mas a todos los que le recibieron, dioles potestad de ser hechos hijos de Dios, a los que creen en su nombre.”    Juan 1:12.

“No por obra de justicia que nosotros hubiéramos hecho, mas por su misericordia nos salvó, por el lavacro de la regeneración, y de la renovación del Espíritu Santo; el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador.”    Tito 3:5,6.

“Y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, mas por su propia sangre, entró una vez en el santuario, habiendo obtenido eterna redención.”     Hebreos 9:12.

 

P.30.      ¿Cómo nos aplica el Espíritu Santo la redención comprada por Cristo?   

El Espíritu Santo nos aplica la redención comprada por Cristo, obrando fe en nosotros, y uniéndonos así a Cristo por nuestro llamamiento eficaz.

“Fiel es Dios, por el cual sois llamados a la participación de su Hijo Jesucristo nuestro Señor.” 1ª Corintios 1:9.

“Porque por gracia sois salvos por la  fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios…. Que habite Cristo por la fe en vuestros corazones…”     Efesios 2:8; 3:17.

 

P.31.      ¿Qué es llamamiento eficaz?

Llamamiento eficaz es la obra del Espíritu de Dios, por la cual, convenciéndonos de nuestro pecado y de nuestra miseria, ilustrando nuestras mentes con el conocimiento de Cristo, y cambiando nuestras voluntades, nos persuade a abrazar a Cristo, que nos ha sido ofrecido gratuitamente en el Evangelio, y nos pone en capacidad de hacerlo.

“Y os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré corazón de carne.”     Ezequiel 36:26.

“Ninguno puede venir a mi si el Padre que me envió no le trajere…”     Juan 6:44.

“Y cuando él viniere redargüirá al mundo de pecado, y de justicia, y de juicio… El me glorificará: porque tomará de lo mío, y os lo hará saber.”   Juan 16: 8,14.

“Porque Dios es el que en vosotros obra así el querer como el hacer, por su buena voluntad.” Filipenses 2:13.

“Que nos salvo y llamó con vocación santa, no conforme a nuestras obras, mas según el intento suyo y gracia, la cual nos es dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos.”    2ª Timoteo 1:9.

“Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, gente santa, pueblo adquirido, para que anunciéis las virtudes de aquel que os ha llamado de las tinieblas a su luz admirable.”    1ª Pedro 2:9.

“Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que tiene sed, venga: y el que quiere, tome del agua de la vida de balde.”    Apocalipsis 22:17.

 

P.32.      ¿De qué beneficios participan en esta vida los que son eficazmente llamados?

Los que son eficazmente llamados participan en esta vida de la justificación, de la adopción, de la santificación, y de los varios beneficios que en esta vida acompañan a estas, o se derivan de ellas.

“Porque no habéis recibido el espíritu de servidumbre para estar otra vez en temor; mas habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos, Abba Padre.”     Romanos 8:15.

“Mas de él sois vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios, sabiduría, y justificación, y santificación, y redención.”     1ª Corintios 1:30.

“Por lo cual salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo inmundo; y yo os recibiré.” 2ª Corintios 6:17.

“Porque no nos ha llamado Dios a inmundicia, sino a santificación.”      1ª Tesalonicenses 4:7.

“Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos sean dadas de su divina potencia, por el conocimiento de aquel que nos ha llamado por su gloria y virtud.”    2ª Pedro 1:3.

 

P.33.      ¿Qué es la justificación?

La justificación es el acto de la libre gracia de Dios, por el cual Él perdona todos nuestros pecados y nos acepta como justos: mas esto, solamente en virtud de la justicia de Cristo, la cual nos es imputada, y que recibimos únicamente por la fe.

“Él es el que perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias.”    Salmo 103:3.

“La justicia de Dios por la  fe de Jesucristo, para todos los que creen en él; porque no hay diferencia… Siendo justificados gratuitamente por su gracia, por la redención que es en Cristo Jesús.” Romanos 3:22,24.

“Porque como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así por la obediencia de uno los muchos serán constituidos justos.”    Romanos 5:19.

“Al que no conoció pecado, hizo pecado por nosotros, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.”    2ª Corintios 5:21.

 

P.34.      ¿Qué es la adopción?

La adopción es un acto de la libre gracia de Dios, por el cual somos recibidos en el número y tenemos derecho a todos los privilegios, de los hijos de Dios.

“Mas a todos los que le recibieron, dioles potestad de ser hechos hijos de Dios, a los que creen en su nombre.”    Juan 1:12.

“Y sabemos que a los que a Dios aman, todas las cosas les ayudan a bien, es a saber, a los que conforme al propósito son llamados.”     Romanos 8:28.

“Habiéndonos predestinados para ser adoptados hijos por Jesucristo  a sí mismo, según el puro afecto de su voluntad.”    Efesios 1:5.

“Mirad cual amor nos ha dado el Padre, que seamos llamados hijos de Dios: por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoce a él.”    1ª Juan 3:1.

 

P.35.      ¿Qué es la santificación?

La santificación es aquella obra de la libre gracia de Dios por la cual somos completamente restablecidos a la imagen de Dios, y puestos en capacidad de morir más y más al pecado y de vivir píamente.

“Sabiendo esto, que nuestro viejo hombre juntamente fue crucificado con él, para que el cuerpo del pecado sea deshecho, a fin de que no sirvamos más al pecado.”    Romanos 6:6,22.

“Y no os conforméis a este siglo; mas reformaos por la renovación de vuestro entendimiento, para que experimentéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.”    Romanos 12:2.

“Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma semejanza, como por el Espíritu del Señor” 2ª Corintios 3:18.

“Por tanto, no desmayamos: antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior empero se renueva  de día en día.”      2ª Corintios 4:16.

“Y a renovaros en el espíritu de vuestra mente, y vestir el nuevo hombre que es criado conforme a Dios en justicia y en santidad de verdad.”      Efesios 4:23,24.

“Porque Dios es el que en vosotros obra así el querer como el hacer, por su buena voluntad.” Filipenses 2:13.

“Mas cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, no por obras de justicia que nosotros habíamos hecho, mas por su misericordia nos salvó, por el lavacro de la regeneración, y de la renovación del Espíritu Santo.”  Tito 3:4,5.

 

P.36.      ¿Cuáles son los beneficios que en esta vida acompañan a la justificación, la adopción y la santificación, o que derivan de ellas?

Los beneficios que, en esta vida, acompañan a la justificación, la adopción y la santificación, o que se derivan de ellas, son: la seguridad del amor de Dios, la tranquilidad de conciencia, el gozo en el Espíritu Santo, el crecimiento en gracia y la perseverancia en ella hasta el fin.

“Mas la senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto.”    Proverbios  4:18.

“Y el efecto de la justicia será paz; y la labor de justicia, reposo y seguridad para siempre.”    Isaías 32:17.

“Y haré con ellos pacto eterno, que no tornaré atrás de hacerles bien, y pondré mi temor en el corazón de ellos, para que no se aparten de mi.”    Jeremías 32:40.

“Justificados pues por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo… Y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios está derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos es dado.”     Romanos 5:1,5.

“Al cual, no habiendo visto, le amáis; en el cual creyendo, aunque al presente no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorificado.”    1ª Pedro 1:8.

 

P.37.      ¿Qué beneficios reciben de Cristo los creyentes, después de la muerte?

 Las almas de los creyentes son hechas, después de la muerte, perfectas en santidad y pasan inmediatamente a la gloria; y sus cuerpos, estando todavía unidos a Cristo, reposan en sus tumbas hasta la resurrección.

“Entrará en la paz; descansarán en sus lechos todos los que andan delante de Dios.”    Isaías 57:2.

“Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo, que hoy estarás conmigo en el paraíso.”     Lucas 23:43.

“Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con él a los que durmieron en Jesús… Luego nosotros, los que vivimos, los que quedamos,  juntamente con ellos seremos arrebatados en las nubes á recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.”    1ª Tesalonicenses 4:14,17.

“Y a la congregación de los primogénitos que están alistados en los cielos, y a Dios el Juez de todos, y a los espíritus de los justos hechos perfectos.”    Hebreos 12:23.

 

P.38.      ¿Qué beneficios reciben de Cristo los creyentes, después de la resurrección?

Los creyentes, levantándose en gloria en la resurrección, serán públicamente reconocidos y absueltos en el día del Juicio, y entrarán en una perfecta bienaventuranza, en el pleno goce de Dios, por toda la eternidad.

“Y os digo que todo aquel que me confesare delante de los hombres, también el Hijo del hombre le confesará delante de los ángeles de Dios.”    Lucas 12:8.

“Antes, como está escrito: cosas que ojo no vio, ni oreja oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que ha Dios preparado para aquellos que le aman.”    1ª Corintios 2:9.

“Se siembra en vergüenza, se levantará con gloria; se siembra en flaqueza, se levantará con potencia.” 1ª Corintios 15:43.

“Luego nosotros, los que vivimos, los que quedamos, juntamente con ellos seremos arrebatados en las nubes a recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.”  1ª Tesalonicenses 4:17.

“Para que la prueba de vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual perece, bien que sea probado con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra, cuando Jesucristo fuere manifestado.”    1ª Pedro 1:7.

 

P.39.      ¿Cuál  es el deber que exige Dios al hombre?

El deber que Dios exige al hombre, es la obediencia a su voluntad revelada.

“Ahora pues, Israel, ¿qué pide Jehová tu Dios de ti, sino que temas a Jehová tu Dios, que andes en todos sus caminos, y que lo ames, y sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma; que guardes los mandamientos de Jehová y sus estatutos, que yo te prescribo hoy, para que hayas bien?”  Deuteronomio 10:12,13.

“Oh hombre, él te ha declarado qué sea lo bueno, y qué pida de ti Jehová: solamente hacer juicio, y amar misericordia, y humillarte para andar con tu Dios.”    Miqueas 6:8.

“Porque cualquiera que hubiere guardado toda la ley, y ofendiere un punto, es hecho culpado de todos.”    Santiago 2:10.

 

P.40.      ¿Cuál fue la primera regla que Dios reveló al hombre como guía de obediencia?

La primera regla que Dios reveló al hombre como guía de obediencia, fue la ley moral.

“Porque de cierto os digo, que hasta que perezca el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde perecerá de la ley, hasta que todas las cosas sean hechas.”      Mateo 5:18.

“Mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio juntamente sus conciencias, y acusándose y también excusándose sus pensamientos unos con otros.”    Romanos 2:15.

 

P.41.      ¿En qué se halla comprendida sumariamente la ley moral?

La ley moral se halla comprendida sumariamente en los diez mandamientos.

“Y escribió en las tablas conforme a la primera escritura, las diez palabras que Jehová os había hablado en el monte de en medio del fuego, el día de la asamblea; y diómelas Jehová.”   Deuteronomio 10:4.

“Y él le dijo: ¿Porqué me llamas bueno? Ninguno es bueno sino uno, es a saber, Dios: y si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos.”    Mateo 19:17. 

“Porque: No adulterarás; no matarás; no hurtarás; no dirás falso testimonio; no codiciarás, y si hay algún otro mandamiento, en esta sentencia se comprende sumariamente: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.”     Romanos 13:9.

 

P.42.      ¿Cuál  es el resumen de los diez mandamientos?

El resumen de los diez mandamientos es: Amarás al Señor nuestro Dios de todo nuestro corazón, de toda nuestra alma, de todas nuestras fuerzas y de todo nuestro entendimiento; y a nuestro prójimo como a nosotros mismos.

“Y Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y de toda tu mente. Este es el primero y el grande mandamiento. Y el segundo es semejante a este. Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.”     Mateo 22:37–40.

“La caridad no hace mal al prójimo: así que, el cumplimiento de la ley es la caridad.”    Romanos 13:10.

 

LOS  DIEZ  MANDAMIENTOS.

“Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de siervos.

No tendrás dioses ajenos delante de mí.

No te harás imagen, ni ninguna semejanza de cosa que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra: no te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos, sobre los terceros y sobre los cuartos, a los que me aborrecen, y que hago misericordia en millares a los que me aman, y guardan mis mandamientos.

No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano.

Acordarte has del día del reposo, para santificarlo: seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo día será reposo para Jehová tu Dios: no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas: porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, la mar y todas las cosas que están en ellos hoy, y reposó en el séptimo día: por tanto Jehová bendijo el día del reposo y lo santificó.

Honra a tu padre y a tu madre, porque tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da.

No matarás.

No cometerás adulterio.

No hurtarás.

No hablarás contra tu prójimo falso testimonio.

No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo.”    Éxodo 20:2–17.

 

P.43.      ¿Cuál  es el prefacio de los diez mandamientos?

El prefacio de los diez mandamientos es: “Yo soy el Señor tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de la casa de servidumbre”. (Éxodo 20:2).

“Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de tierra de Egipto, de casa de siervos.”     Deuteronomio 5:6.

 

P.44.      ¿Qué nos enseña el prefacio de los diez mandamientos?

El prefacio de los diez mandamientos nos enseña, que siendo Dios el Señor y nuestro Dios y Redentor, estamos, por tanto, obligados a guardar todos sus mandamientos.

“Guardad pues todos mis estatutos, y todos mis derechos, y ponedlos por obra: Yo Jehová.”  Levítico 19:37.

“Santificaos, pues, y sed santos, porque yo Jehová soy vuestro Dios.”    Levítico 20:7.

“¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque comprados sois por precio: glorificad pues á Dios en vuestro cuerpo  y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.”    1ª Corintios 6:19,20.

 

P45.       ¿Cuál es el primer mandamiento?

El primer mandamiento es: “No tendrás dioses ajenos delante de mí”. (Éxodo 20:3).

“No tendrás dioses extraños delante de mí.”    Deuteronomio 5:7.

 

P.46.      ¿Qué se ordena en este mandamiento?

El primer mandamiento nos ordena que conozcamos y confesemos a Dios como nuestro único y verdadero Dios, y que, en consecuencia, le adoremos y glorifiquemos.

“Y clamamos a Jehová Dios de nuestros padres; y oyó Jehová nuestra voz, y vio nuestra aflicción, y nuestro trabajo, y nuestra opresión.”    Deuteronomio 26:7.

“Y tú, Salomón, hijo mío, conoce al Dios de tu padre, y sírvele con corazón perfecto, y con ánimo voluntario; porque Jehová escudriña los corazones de todos, y entiende toda imaginación de los pensamientos. Si tú le buscares, lo hallarás; mas si lo dejares, él te desechará para siempre.” 1° Crónicas 28:9.

“Venid, adoremos y postrémonos; arrodillémonos delante de Jehová nuestro hacedor. Porque él es nuestro Dios; nosotros el pueblo de su dehesa, y ovejas de su mano. Si hoy oyereis su voz…” Salmo 95:6,7.

“Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas.”   Proverbios  3:6.

“Entonces Jesús le dice: Vete, Satanás, que escrito está: Al Señor tu Dios adorarás y a él solo servirás.” Mateo 4:10.

“Esta empero es la vida eterna: que te conozcan el solo Dios verdadero, y a Jesucristo, al cual has enviado.”    Juan 17:3.

 

P.47.      ¿Qué se prohíbe en este mandamiento?

Este mandamiento nos prohíbe que neguemos a Dios, o que dejemos de adorarle y de glorificarle como el verdadero Dios y el nuestro; o que rindamos a ningún otro ser la adoración y gloria que a Él sólo son debidas.

“Dijo el necio en su corazón: No hay Dios. Corrompiéronse, hicieron obras abominables; no hay quien haga bien.”   Salmo 14:1.

“Avergüéncense todos los que sirven a las imágenes de talla, los que se alaban de los ídolos: Los dioses todos a Él se encorven”.    Salmo 97:7.

“Y no me invocaste a mí, oh Jacob; antes, de mi te cansaste, oh Israel.”    Isaías 43:22.

“Este pueblo de labios me honra; mas su corazón está lejos de mí.”    Mateo 15:8.

“Los cuales mudaron la verdad de Dios en mentira, honrando y sirviendo a las criaturas antes que al Criador, el cual es bendito por los siglos. Amén”.   Romanos 1:25.

 

P.48.      ¿Qué cosa especial se nos enseña con las palabras: “delante de mí”, en el primer mandamiento?

En estas palabras, “delante de mí”, contenidas en este mandamiento, se nos enseña que Dios, que todo lo ve, se percibe del pecado de rendir culto a otro cualquiera, y se ofende de ello.

“Despertáronle a celos con los dioses ajenos; ensañáronle con abominaciones.”    Deuteronomio 32:16.

“Si nos hubiésemos olvidado del nombre de nuestro Dios, o alzado nuestras manos a dios ajeno, ¿no demandaría Dios esto? Porque él conoce los secretos del corazón.”      Salmo 44:20,21.

“Y no hay cosa criada que no sea manifiesta en su presencia; antes todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta.”    Hebreos 4:13.

 

P.49.      ¿Cuál es el segundo mandamiento?

El segundo mandamiento es: “No harás para ti imagen ni semejanza alguna de lo que hay arriba en el cielo, ni de lo que hay abajo en la tierra ni de las cosas que están en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás delante de ellas ni las servirás; porque yo el Señor tu Dios soy un Dios celoso, que visito la iniquidad de los padres sobre los hijos, hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y hago misericordia a millares de los que me aman, y guardan mis mandamientos” (Éxodo 20:4–6).

“No harás para ti escultura, ni imagen alguna de cosa que está arriba en los cielos, o abajo en la tierra, o en las aguas debajo de la tierra: no te inclinarás a ellas ni les servirás: porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la iniquidad de los padres sobre los hijos, y sobre los terceros, y sobre los cuartos, a los que me aborrecen, y que hago misericordia a millares a los que me aman, y guardan mis mandamientos.”    Deuteronomio 5:8–10.

 

P.50.      ¿Qué se ordena en el segundo mandamiento?

En el segundo mandamiento se ordena que recibamos, observemos y guardemos, puros y completos, todos los actos de culto y todas las leyes que Dios ha establecido en su Palabra.

“Mis derechos pondréis por obra, y mis estatutos guardaréis, andando en ellos: Yo Jehová vuestro Dios.”     Levítico 18:4.

“Cuidaréis de hacer todo lo que yo os mando: no añadirás a ello, ni quitarás de ello.”  Deuteronomio 12:32.

“¡Cuán dulce son a mi paladar tus palabras! Más que la miel a mi boca.”    Salmo 119:103.

“Enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado: y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.  Amén.”     Mateo 28:20.

 

P.51.      ¿Qué se prohíbe en el segundo mandamiento?

El segundo mandamiento prohíbe que rindamos culto a Dios por medio de imágenes o por cualquier otro medio que no esté autorizado por su palabra.

“No añadiréis a la palabra que yo os mando, ni disminuiréis de ella, para que guardéis los mandamientos de Jehová vuestro Dios que yo os ordeno… Guardad pues mucho vuestras almas: pues ninguna figura visteis el día que Jehová habló con vosotros de en medio del fuego: porque no os corrompáis, y hagáis para vosotros escultura, imagen de figura alguna, efigie de varón o hembra…”    Deuteronomio 4:2,15,16.

 

P.52.      ¿Cuáles son las razones determinantes del segundo mandamiento?

Las razones determinantes del segundo mandamiento son: la soberanía y dominio de Dios sobre nosotros, y el celo que Él tiene para su propio culto.

“Porque no te has de inclinar a dios ajeno; que Jehová, cuyo nombre es Celoso, Dios celoso es.” Éxodo 34:14.

“Sea tu misericordia, oh Jehová, sobre nosotros, como esperamos en ti”.   Salmo 33:22.

“Porque Jehová es nuestro juez, Jehová es nuestro legislador, Jehová es nuestro Rey, él mismo nos salvará.”     Isaías 33:22.

 

P.53.      ¿Cuál es el tercer mandamiento?

El tercer mandamiento es: “No tomarás en vano el nombre del Señor tu Dios: porque el Señor no dará por inocente al que tomare en vano su nombre” (Éxodo 20:7).

“No tomarás en vano el nombre de Jehová tu Dios; porque Jehová no dará por inocente al que tomare en vano su nombre.”    Deuteronomio 5:11.

 

P.54.      ¿Qué se exige en el tercer mandamiento?

El tercer mandamiento exige el usar santa y reverentemente de los nombres, los títulos, atributos, las ordenanzas, la palabra y las obras de Dios.

“Acuérdate de engrandecer su obra, la cual contemplan los hombres.”    Job 36:24.

“El que menosprecia la palabra, perecerá por ello: mas el que teme el mandamiento, será recompensado.”    Proverbios  13:13.

“Cuando fueres a la casa de Dios, guarda tu pie; y acércate más para oír que para dar el sacrificio de los necios: porque no saben que hacen mal.”    Eclesiastés 5:1.

“Y cantan el cántico de Moisés siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo: Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los santos. ¿Quién no te temerá, oh Señor, y engrandecerá tu nombre? porque tú sólo eres santo; por lo cual todas las naciones vendrán, y adorarán delante de ti, porque tus juicios son manifestados.”    Apocalipsis 15:3, 4.

 

P.55.      ¿Qué se prohíbe en el tercer mandamiento?

El tercer mandamiento prohíbe toda profanación o abuso de cualquier cosa por la cual Dios se da a conocer.

“Y no des de tu simiente para hacerla pasar por fuego a Moloch; no contamines el nombre de tu Dios: Yo Jehová.”    Levítico 18:21.

“¡Ay de vosotros, escribas y Fariseos, hipócritas! porque coméis las casas de las viudas, y por pretexto hacéis larga oración: por esto llevaréis más grave juicio.”    Mateo 23:14.

 

P.56.      ¿Cuál es la razón determinante del tercer mandamiento?

La razón determinante del tercer mandamiento es, que por más que eviten los infractores de este mandamiento el castigo humano, el Señor nuestro Dios no los dejará escapar de su justo juicio.

“Si no cuidares de poner por obra todas las palabras de aquesta ley que están escritas en este libro, temiendo este nombre glorioso y terrible, JEHOVÁ  TU  DIOS, Jehová aumentará maravillosamente tus plagas y las plagas de tu simiente, plagas grandes y estables, y enfermedades malignas y duraderas.” Deuteronomio 28:58,59.

 

P.57.      ¿Cuál es el cuarto mandamiento?

El cuarto mandamiento es: “Acuérdate del día de descanso para santificarlo. Seis días trabajarás y harás toda tu obra; mas el séptimo día será día de descanso al Señor tu Dios: no harás en él obra alguna; tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu bestia, ni el extranjero que está dentro de tus puertas: porque en seis días hizo el Señor el cielo y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay, y el séptimo día reposó: por tanto bendijo el Señor al día de descanso y lo santificó” (Éxodo 20:8–11).

“Guardarás el día del reposo para santificarlo, como Jehová tu Dios te ha mandado. Seis días trabajarás y harás toda tu obra: mas el séptimo es reposo a Jehová tu Dios: ninguna obra harás tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu buey, ni tu asno, ni ningún animal tuyo, ni tu peregrino que está dentro de tus puertas: porque descanse tu siervo y tu sierva como tú. Y acuérdate que fuiste siervo en tierra de Egipto, y que Jehová tu Dios te sacó de allá con mano fuerte y brazo extendido: por lo cual Jehová tu Dios te ha mandado que guardes el día de reposo.”    Deuteronomio 5:12–15.

 

P.58.      ¿Qué se exige en el cuarto mandamiento?

El cuarto mandamiento exige a nosotros que consagremos a Dios todo el tiempo que Él ha señalado en su Palabra, y especialmente un día entero en cada siete, como un descanso santificado a Él.

“Seis días se hará obra, mas el día séptimo os será santo, sábado de reposo a Jehová: cualquiera que en él hiciere obra, morirá.”   Éxodo 35:2.

“Estas son las solemnidades de Jehová, a las que convocaréis santas reuniones, para ofrecer ofrenda encendida a Jehová, holocausto y presente, sacrificio y libaciones, cada cosa en su tiempo: además de los sábados de Jehová y además de vuestros dones, y a más de todos vuestros votos, y además de todas vuestras ofrendas voluntarias, que daréis a Jehová.”    Levítico 23:37,38.

 

P.59.      ¿Cuál día ha señalado Dios para ser el descanso semanal?

Desde la creación del mundo hasta la resurrección de Cristo, Dios señaló el séptimo día de la semana para ser el descanso semanal; mas desde entonces ha señalado el primer día de la semana; el cual ha de continuar hasta el fin del mundo y es el Descanso Cristiano.

“Y bendijo Dios al séptimo día, y santificólo, porque en él reposó de toda su obra que había Dios criado y hecho.”    Génesis 2:3.

“Mas el séptimo es reposo a Jehová tu Dios: ninguna obra harás tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu buey, ni tu asno, ni ningún animal tuyo, ni tu peregrino que está dentro de tus puertas: porque descanse tu siervo y tu sierva como tú.”    Deuteronomio 5:14.

“Y la víspera de sábado, que amanece para el primer día de la semana, vino María Magdalena, y la otra María, a ver el sepulcro.”  Mateo 28:1.

“Y como fue tarde aquel día, el primero de la semana, y estando las puertas cerradas donde los discípulos estaban juntos por miedo de los Judíos, vino Jesús, y púsose en medio, y díjoles: Paz a vosotros.”    Juan 20:19.

“Y el día primero de la semana, juntos los discípulos a partir el pan, Pablo les enseñaba, habiendo de partir al día siguiente: y alargó el discurso hasta la media noche.”    Hechos 20:7.

“Yo fui en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta…”    Apocalipsis 1:10.

 

P.60.      ¿Cómo ha de santificarse el día Domingo?

Hemos de santificar el día Domingo absteniéndonos santamente en todo este día, aun de aquellos empleos y recreaciones mundanales que son lícitos en los demás días; y ocupando todo el tiempo en los ejercicios públicos y privados del culto de Dios, salvo aquella parte que se emplee en hacer obras de necesidad o de misericordia.

“Mas el séptimo día será reposo para Jehová tu Dios: no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas.”   Éxodo 20:10.

“Seis días se trabajará, y el séptimo día sábado de reposo será, convocación santa: ninguna obra haréis; sábado es de Jehová en todas vuestras habitaciones.”    Levítico 23:3.

“Si retrajeres del sábado tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, y al sábado llamares delicias, santo, glorioso de Jehová; y lo venerares, no haciendo tus caminos, ni buscando tu voluntad, ni hablando tus palabras: entonces te deleitarás en Jehová…”     Isaías 58:13, 14a.

“Y será que de mes en mes, y de sábado en sábado, vendrá toda carne a adorar delante de mí, dijo Jehová”.    Isaías 66:23.

“Así ha dicho Jehová: Guardaos por vuestras vidas, y no traigáis carga en el día del sábado, para meter por las puertas de Jerusalem; ni saquéis carga de vuestras casas  en el día del sábado, ni hagáis obra alguna: mas santificad el día del sábado, como mandé a vuestros padres.”   Jeremías 17:21,22.

“Y aconteció que pasando él por los sembrados en un sábado segundo del primero, sus discípulos arrancaban espigas, y comían, restregándolas con las manos. Y algunos de los Fariseos les dijeron: ¿Por qué hacéis lo que no es lícito hacer en los sábados? Y respondiendo Jesús les dijo: ¿Ni aún esto habéis leído, qué hizo David cuando tuvo hambre, él, y los que con él estaban; cómo entró en la casa de Dios, y tomó los panes de la proposición, y comió, y dio también a los que estaban con él, los cuales no era lícito comer, sino a solos los sacerdotes? Y les decía: El Hijo del hombre es Señor aun del sábado. Y aconteció también en otro sábado, qué él entró en la sinagoga y enseñaba; y estaba allí un hombre que tenía la mano derecha seca. Y le acechaban los escribas y los Fariseos, si sanaría en sábado, por hallar de qué le acusasen. Mas él sabía los pensamientos de ellos; y dijo al hombre que tenía la mano seca: Levántate, y ponte en medio. Y él levantándose se puso en pie. Entonces Jesús les dice: Os preguntaré una cosa: ¿Es lícito en sábados hacer bien, o hacer mal? ¿Salvar la vida, o quitarla? Y mirándolos a todos alrededor, dice al hombre: Extiende tu mano. Y él lo hizo así, y su mano fue restaurada.”      Lucas 6:1–10.

“Entonces el Señor le respondió, y dijo: Hipócrita, cada uno de vosotros ¿no desata en sábado su buey o su asno del pesebre, y lo lleva a beber? Y a esta hija de Abraham, que he aquí Satanás la había ligado dieciocho años, ¿no convino desatarla se esta ligadura en día de sábado?”    Lucas 13:15,16.

“Y he aquí un hombre hidrópico estaba delante de él. Y respondiendo Jesús, habló a los doctores de la ley y a los Fariseos, diciendo: ¿Es lícito sanar en sábado? Y ellos callaron. Entonces él tomándole, le sanó, y despidióle. Y respondiendo a ellos dijo: ¿El asno o el buey de cuál de vosotros caerá en algún pozo, y no lo sacará luego en día de sábado?”     Lucas14:2–5.

“Y vueltas, aparejaron drogas aromáticas y ungüentos; y reposaron el sábado, conforme al mandamiento.”    Lucas 23:56.

 

P.61.      ¿Qué se prohíbe en el cuarto mandamiento?

El cuarto mandamiento prohíbe la omisión o cumplimiento negligente de los deberes exigidos, la profanación del día por la ociosidad, o por hacer lo que es en sí pecaminoso, o por innecesarios pensamientos, palabras u obras respecto a nuestros empleos o recreaciones mundanas.

“Acordarte has del día del reposo, para santificarlo.”    Éxodo 20:8.

“Si retrajeres del sábado tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, y al sábado llamares delicias, santo, glorioso de Jehová; y lo venerares, no haciendo tus caminos, ni buscando tu voluntad, ni hablando tus palabras: entonces te deleitarás en Jehová…”      Isaías 58:13,14a.

“Así ha dicho Jehová: Guardaos por vuestras vidas, y no traigáis carga en el día del sábado, para meter por las puertas de Jerusalem; ni saquéis carga de vuestras casas  en el día del sábado, ni hagáis obra alguna: mas santificad el día del sábado, como mandé a vuestros padres.”  Jeremías 17:21,22.

“Aun esto más me hicieron: contaminaron mi santuario en aquel día, y profanaron mis sábados.” Ezequiel 23:38.

 

P.62.      ¿Cuáles son las razones determinantes del cuarto mandamiento?

Las razones determinantes del cuarto mandamiento son: el habernos concedido Dios seis días de la semana para nuestras propias ocupaciones; el haber reservado para sí mismo una propiedad especial en el séptimo; el haber bendecido el día del descanso y, finalmente, su propio ejemplo.

“Y bendijo Dios al séptimo día, y santificólo, porque en él reposó de toda su obra que había Dios criado y hecho.”    Génesis 2:3.

“Seis días se hará obra, mas el séptimo es sábado de reposo consagrado a Jehová; cualquiera que hiciere obre el día del sábado, morirá ciertamente… Señal para siempre entre mí y los hijos de Israel; porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, y en el séptimo día cesó, y reposó.”    Éxodo 31:15,17.

“Seis días se trabajará, y el séptimo día sábado de reposo será, convocación santa: ninguna obra haréis; sábado es de Jehová en todas vuestras habitaciones.”    Levítico 23:3.

 

P.63.      ¿Cuál es el quinto mandamiento?

El quinto mandamiento es: “Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen sobre la tierra que te da el Señor tu Dios” (Éxodo 20:12).

“Honra a tu padre y a tu madre, como Jehová tu Dios te ha mandado, para que sean prolongados tus días, y para que te vaya bien sobre la tierra que Jehová tu Dios te da.”   Deuteronomio 5:16.

 

P.64.      ¿Qué se exige en el quinto mandamiento?

El quinto mandamiento exige que rindamos el debido honor y cumplamos con nuestras obligaciones, a toda persona en su respectivo puesto o relación, como superior, inferior o igual.

“Delante de las canas te levantarás, y honrarás el rostro del anciano, y de tu Dios tendrás temor: Yo Jehová.”    Levítico 19:32.

“Amándoos los unos a los otros con caridad fraternal; previniéndoos con honra los unos a los otros… Unánimes entre vosotros: no altivos, mas acomodándoos a los humildes. No seáis sabios en vuestra opinión.”    Romanos 12:10,16.

“Toda alma se somete a las potestades superiores; porque no hay potestad sino de Dios; y las que son, de Dios son ordenadas.”    Romanos 13:1.

“Sujetados los unos a los otros en el temor de Dios.”     Efesios 5:21.

“Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres; porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa, para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra. Y vosotros padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos; sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor. Siervos, obedeced a vuestros amos según la carne con temor y temblor, con sencillez de vuestro corazón, como a Cristo; no sirviendo al ojo, como los que agradan a los hombres; sino como siervos de Cristo, haciendo de ánimo la voluntad de Dios; sirviendo con buena voluntad, como al Señor, y no a los hombres; sabiendo que el bien que cada uno hiciere, esto recibirá del Señor, sea siervo o sea libre. Y vosotros, amos, haced a ellos lo mismo, dejando las amenazas: sabiendo que el Señor de ellos y vuestro está en los cielos, y que no hay acepción de personas con él.”    Efesios 6:1–9.

“Honrad a todos. Amad la fraternidad. Temed a Dios. Honrad al rey.”    1ª Pedro 2:17.

 

P.65.      ¿Qué se prohíbe en el quinto mandamiento?

El quinto mandamiento prohíbe que descuidemos o rebajemos el honor o el servicio que corresponde a cada uno en el puesto o relación que ocupa.

“Amándoos los unos a los otros con caridad fraternal; previniéndoos con honra los unos a los otros.” Romanos 12:10.

“Pagad a todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que pecho, pecho; al que temor, temor; al que honra, honra. No debáis a nadie nada, sino amaros unos a otros; porque el que ama a su prójimo, cumplió la ley.”    Romanos13:7,8.

“Mirad que ninguno dé a otro mal por mal; antes seguid lo bueno siempre los unos para con los otros, y para con todos.”    1ª Tesalonicenses 5:15.

“Honrad a todos. Amad la fraternidad. Temed a Dios. Honrad al rey.”    1ª Pedro 2:17.

 

P.66.      ¿Cuál es la razón determinante del quinto mandamiento?

La razón determinante del quinto mandamiento es la promesa de larga vida y de prosperidad (en cuanto sirva a la gloria de Dios, y a su propio bien) hecha a todos los que guarden este mandamiento.

“El ojo que escarnece a su padre, y menosprecia la enseñanza de la madre, los cuervos lo saquen de la arroyada, y tráguenlo los hijos del águila.”    Proverbios  30:17.

“Y oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para muerte, mas por gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado en ella.”    Juan 11:4.

“Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa, para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra.”     Efesios 6:2,3.

 

P.67.      ¿Cuál es el sexto mandamiento?

El sexto mandamiento es: “No matarás” (Éxodo 20:13).

“No matarás.”    Deuteronomio 5:17.

 

P.68.      ¿Qué se exige en el sexto mandamiento?

El sexto mandamiento exige que hagamos todos los esfuerzos legítimos para preservar nuestra propia vida y la de otros.

“Y la congregación librará al homicida de mano del pariente del muerto, y la congregación lo hará volver a su ciudad de acogimiento, a la cual se había acogido; y morará en ella hasta que muera el gran sacerdote, el cual fue ungido con el aceite santo.”     Números 35:25.

“Si dejares de librar a los que son tomados para la muerte, y los que son llevados al degolladero; si dijeres: Ciertamente no lo supimos; ¿No lo entenderá el que pesa los corazones? El que mira por tu alma, él lo conocerá, y dará al hombre según sus obras.”    Proverbios  24:11, 12.

“Porque cualquiera que quisiere salvar su vida, la perderá, y cualquiera que perdiere su vida por causa de mí, la hallará.”     Mateo 16:25.

“Porque ninguno aborreció jamás a su propia carne, antes la sustenta y regala, como también Cristo a la iglesia.”    Efesios 5:29.

 

P.69.      ¿Qué se prohíbe en el sexto mandamiento?

El sexto mandamiento prohíbe el destruir nuestra propia vida o el tomar injustamente la de nuestro prójimo, como también todo lo que tiende a este resultado.

“El que derramare sangre del hombre, por el hombre su sangre será derramada; porque a imagen de Dios es hecho el hombre.”  Génesis 9:6.

“Los padres no morirán por los hijos, ni los hijos por los padres; cada uno morirá por su pecado.” Deuteronomio 24:16.

“Si el hombre muriere, ¿volverá a vivir? Todos los días de mi edad esperaré, hasta que venga mi mutación.”     Job 14:14.

“Mas Pablo clamó a gran voz, diciendo: No te hagas ningún mal: que todos estamos aquí.”   Hechos 16:28.

 

P.70.      ¿Cuál es el séptimo mandamiento?

El séptimo mandamiento es: “No cometerás adulterio” (Éxodo 20:14).

“No adulterarás.”    Deuteronomio 5:18.

 

P.71.      ¿Qué se exige en el séptimo mandamiento?

El séptimo mandamiento exige que preservemos nuestra propia castidad y la de nuestros prójimos, en corazón, palabra y comportamiento.

“Aleja  de  ella  tu  camino, y  no  te  acerques  a  la  puerta  de  su  casa.”     Proverbios  5:8.

“Ninguna palabra torpe salga de vuestra boca, sino la que sea buena para edificación, para que dé gracia a los oyentes.”    Efesios 4:29.

“Pero fornicación y toda inmundicia, o avaricia, ni aun se nombre entre vosotros, como conviene a santos; ni palabras torpes, ni necedades, ni truhanerías, que no convienen; sino antes bien acciones de gracias. Porque sabéis esto, que ningún fornicario, o inmundo, o avaro, que es servidor de ídolos, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios.”     Efesios 5:3–5.

“Que cada uno de vosotros sepa tener su vaso en santificación y honor; no con afecto de concupiscencia, como los Gentiles que no conocen a Dios.”    1ª Tesalonicenses 4:4,5.

“Huye también los deseos juveniles; y sigue la justicia, la fe, la caridad, la paz, con los que invocan al Señor de puro corazón.”    2ª Timoteo 2:22.

“Considerando vuestra casta conversación, que es en temor.”    1ª Pedro 3:2.

 

P.72.      ¿Qué se prohíbe en el séptimo mandamiento?

El séptimo mandamiento prohíbe todo pensamiento, palabra o acción deshonesta.

“Mas yo os digo, que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón.”    Mateo 5:28.

“Ninguna palabra torpe salga de vuestra boca, sino la que sea buena para edificación, para que dé gracia a los oyentes.”    Efesios 4:29.

“Pero fornicación y toda inmundicia, o avaricia, ni aun se nombre entre vosotros, como conviene a santos; ni palabras torpes, ni necedades, ni truhanerías, que no convienen; sino antes bien acciones de gracias.”  Efesios 5:3,4.

 

P.73.      ¿Cuál es el octavo mandamiento?

El octavo mandamiento es: “No hurtarás” (Éxodo 20:15).

“No hurtarás.”    Deuteronomio 5:19.

 

P.74.      ¿Qué se exige en el octavo mandamiento?

En el octavo mandamiento se exige que procuremos y promovamos por todo medio legítimo la prosperidad y bienestar de nosotros mismos y de nuestro prójimo.

“Y cuando tu hermano empobreciere, y se acogiere a ti, tú lo ampararás: como peregrino y extranjero vivirá contigo.”    Levítico 25:35.

“Mas abrirás a él tu mano liberalmente, y en efecto le prestarás lo que basta, lo que hubiere menester.”    Deuteronomio 15:8.

“Considera atentamente el aspecto de tus ovejas; pon tu corazón a tus rebaños.”    Proverbios  27:23.

“Pagad a todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que pecho, pecho; al que temor, temor; al que honra, honra.”    Romanos 13:7.

“Así que, entre tanto tenemos tiempo, hagamos bien a todos, y mayormente a los domésticos de la fe.” Gálatas 6:10.

“No mirando cada uno a lo suyo propio, sino cada cual también a lo de los otros.”    Filipenses 2:4.

 

P.75.      ¿Qué se prohíbe en el octavo mandamiento?

El octavo mandamiento prohíbe todo lo que impide o tiende a impedir injustamente, la prosperidad y bienestar nuestro, o de nuestro prójimo.

“No tendrás dioses extraños delante de mí.”    Deuteronomio 5:7.

“Por cuanto quebrantó y desamparó a los pobres, robó casas, y no las edificó; por tanto no sentirá el sosiego en su vientre, ni salvará nada de lo que codiciaba.”     Job 20:19, 20.

“El impío toma dádiva del seno para pervertir las sendas del derecho.”    Proverbios  17:23.

“Allegar tesoros con lengua de mentira, es vanidad desatentada de aquellos que buscan la muerte.” Proverbios  21:6.

“No estés con los bebedores de vino, ni con los comedores de carne: porque el bebedor y el comilón empobrecerán: y el sueño hará vestir vestidos rotos.”    Proverbios  23:20, 21.

“Y si alguno no tiene cuidado de los suyos, y mayormente de los de su casa, la fe negó, y es peor que un infiel.”     1ª Timoteo 5:8.

 

P.76.      ¿Cuál es el noveno mandamiento?

El noveno mandamiento es: “No hablarás contra tu prójimo falso testimonio” (Éxodo 20:16).

“No dirás falso testimonio contra tu prójimo.”  Deuteronomio 5:20.

 

P.77.      ¿Qué se exige en el noveno mandamiento?

El noveno mandamiento exige que sostengamos y promovamos la verdad entre hombre y hombre, como también nuestro buen nombre y el de nuestro prójimo, especialmente en dar testimonio.

“El testigo verdadero no mentirá: mas el testigo falso hablará mentiras. El testigo verdadero libra las almas: mas el engañoso hablará mentiras.”    Proverbios  14:5,25.

“Estas son las cosas que habéis de hacer: Hablad verdad cada cual con su prójimo; juzgad en vuestras puertas verdad y juicio de paz.”    Zacarías 8:16.

“Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras obras buenas, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.”    Mateo 5:16.

“Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si alguna alabanza, en esto pensad.”    Filipenses 4:8.

“Que a nadie infamen, que no sean pendencieros, sino modestos, mostrando toda mansedumbre para con todos los hombres.”    Tito 3:2.

 

P.78.      ¿Qué se prohíbe en el noveno mandamiento?

El noveno mandamiento prohíbe todo lo que perjudica a la verdad, o que daña a nuestro buen nombre o al de nuestro prójimo.

“No admitirás falso rumor. No te concertarás con el impío para ser testigo falso.”    Éxodo 23:1.

“Nunca tal acontezca que yo os justifique: hasta morir no quitaré de mí mi integridad.”    Job 27:5.

“Jehová, ¿Quién habitará en tu tabernáculo? ¿Quién residirá en el monte de tu santidad? El que anda en integridad, y obra justicia, y habla verdad en su corazón. El que no detrae con su lengua, ni hace mal a su prójimo, ni contra su prójimo acoge oprobio alguno.” Salmo 15:1–3.

“Y ninguno de vosotros piense mal en su corazón contra su prójimo, ni améis juramento falso: porque todas estas son cosas que aborrezco, dice Jehová.”    Zacarías 8:17.

“Por lo cual, dejada la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros.”    Efesios 4:25.

 

P.79.      ¿Cuál es el décimo mandamiento?

El décimo mandamiento es: “No codiciarás la casa de tu prójimo; no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna que sea de tu prójimo” (Éxodo 20:17).

“No codiciarás la mujer de tu prójimo, ni desearás la casa de tu prójimo, ni su tierra, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni ninguna cosa que sea de tu prójimo.”    Deuteronomio 5:21.

 

P.80.      ¿Qué exige el décimo mandamiento?

El décimo mandamiento exige que nos contentemos con nuestra propia condición, y que tengamos siempre una justa y caritativa disposición de ánimo respecto de nuestro prójimo y de todo lo que es suyo.

“Y díjole: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee.”    Lucas 12:15.

“Gozaos con los que se gozan: llorad con los que lloran.”    Romanos 12:15.

“Sean las costumbres vuestras sin avaricia; contentos de lo presente; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré.”    Hebreos 13:5.

 

P.81.      ¿Qué se prohíbe en el décimo mandamiento?

El décimo mandamiento prohíbe todo descontento de nuestra propia condición; la envidia, o pesar del bien de nuestro prójimo; y todo deseo o afición desordenada hacia las cosas que son suyas.

“Ni murmuréis, como algunos de ellos murmuraron, y perecieron por el destructor.”    1ª Corintios 10:10.

“No seamos codiciosos de vana gloria, irritando los unos a los otros, envidiándose los unos a los otros.”  Gálatas 5:26.

“Amortiguad, pues, vuestros miembros que están sobre la tierra: fornicación, inmundicia, molicie, mala concupiscencia, y avaricia, que es idolatría.”    Colosenses 3:5.

“Pues, hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor. Mirad cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardando con paciencia, hasta que reciba la lluvia temprana y tardía… Hermanos, no os quejéis unos contra otros, porque no seáis condenados; he aquí, el juez está delante de la puerta.”    Santiago 5:7,9.

 

P.82.      ¿Puede algún hombre guardar perfectamente los mandamientos de Dios?

Ningún mero hombre, desde la caída, puede en esta vida, guardar perfectamente los mandamientos de Dios, mas diariamente los quebranta en pensamiento, en palabra y en hecho.

“Y vio Jehová que la malicia de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal.”    Génesis 6:5.

“Ciertamente no hay hombre justo en la tierra, que haga bien y nunca peque.”    Eclesiastés 7:20.

“Porque no hago el bien que quiero; mas el mal que no quiero, este hago.”    Romanos 7:19.

“Pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado; llena de veneno mortal.”    Santiago. 3:8.

 

P.83.      ¿Son igualmente detestables todas las transgresiones de la ley?

Algunas transgresiones en sí, y por razón de circunstancias agravantes, son más detestables que otras, a la vista de Dios.

“Así, no es la voluntad de vuestro Padre que está en los cielos, que se pierda uno de estos pequeños.” Mateo 18:14.

“Y esta es la confianza que tenemos en él, que si demandáremos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye.”    1ª Juan 5:16.

 

P.84.      ¿Qué es lo que todo pecado merece?

Todo pecado merece la ira y maldición de Dios, tanto en esta vida como en la venidera.

“Entonces dirá también a los que estarán a la izquierda: apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y para sus ángeles.”    Mateo 25:41.

“Porque la paga del pecado es muerte…”    Romanos 6:23.

“Porque todos los que son de las obras de la ley, están bajo de maldición. Porque escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas que están escritas en el libro de la ley, para hacerlas.”    Gálatas. 3:10.

 

P.85.      ¿Qué nos exige Dios para que escapemos de la ira y maldición que hemos merecido por el pecado?

Para que escapemos de la ira y maldición de Dios, que hemos merecido por razón del pecado, Dios nos exige, la fe en Jesucristo, el arrepentimiento para vida, y el empleo diligente de todos los medios exteriores, por los cuales Cristo nos comunica los beneficios de la redención.

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”    Juan 3:16.

“Y ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa.”    Hechos 16:31.

“¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán a aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?”    Romanos 10:14.

“Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucha más ahora en mi ausencia, ocupaos de vuestra salvación con temor y temblor; Porque Dios es el que en vosotros obra así el querer como el hacer, por su buena voluntad.”     Filipenses  2:12,13.

 

P.86.      ¿Qué cosa es la fe en Jesucristo?

La fe en Jesucristo es una gracia salvadora, por la cual recibimos a Cristo como nos está ofrecido en el Evangelio, y confiamos solamente en Él para la salvación.

“Mas a todos los que le recibieron, dioles potestad de ser hechos hijos de Dios, a los que creen en su nombre.”    Juan 1:12.

“Estas empero son escritas, para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios; y para que creyendo, tengáis vida en su nombre.”    Juan 20:31.

“Sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe en Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para que fuésemos justificados por la fe en Cristo, y no por las obras de la ley; por cuanto por las obras de la ley ninguna carne será justificada.”     Gálatas 2:16.

“En el cual esperasteis también vosotros en oyendo la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salud: en el cual también desde que creísteis, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa.”    Efesios 1:13.

 

P.87.      ¿Qué cosa es el arrepentimiento?

El arrepentimiento para vida es una gracia salvadora, por la cual el pecador, teniendo un verdadero sentimiento de sus pecados, y conociendo la misericordia de Dios en Cristo, con dolor y odio de sus pecados se convierten de ellos a Dios, con plena determinación de alcanzar una nueva obediencia.

“Yo dije: Jehová, ten misericordia de mí; sana mi alma, porque contra ti he pecado.”    Salmo 41:4.

“Consideré mis caminos, y torné mis pies a tus testimonios.”    Salmo 119:59

“Por tanto, yo os juzgaré a cada uno según sus caminos, oh casa de Israel, dice el Señor Jehová. Convertíos, y volveos de todas vuestras iniquidades; y no os será la iniquidad causa de ruina.” Ezequiel 18:30.

“Y os acordaréis de vuestros malos caminos, y de vuestras obras que no fueron buenas; y os avergonzaréis de vosotros mismos por vuestras iniquidades, y por vuestras abominaciones.”    Ezequiel 36:31.

“¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, y paciencia, y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía a arrepentimiento?”    Romanos 2:4.

“Mas ahora estamos libres de la ley, habiendo muerto a aquella en la cual estábamos detenidos, para que sirvamos en novedad de espíritu, y no en vejez de letra.”    Romanos 7:6.

“Porque ciertamente Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo a sí, no imputándole sus pecados, y puso en nosotros la palabra de la reconciliación.”     2ª Corintios 5:19.

“Porque el dolor que es según Dios, obra arrepentimiento saludable, de que no hay que arrepentirse; mas el dolor del siglo obra muerte.”     2ª Corintios 7:10.

 

P.88.      ¿Cuáles son los medios exteriores y ordinarios por los cuales Cristo nos comunica los beneficios de la redención?

Los medios exteriores y ordinarios por los cuales Cristo nos comunica los beneficios de la redención con sus ordenanzas y especialmente, la palabra, los sacramentos y la oración; a todos los cuales hace Él eficaces para la salvación de los elegidos.

“Por tanto, os digo que todo lo que orando pidiereis, creed que lo recibiréis, y os vendrá.”    Marcos 11:24.

“Estas empero son escritas, para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios; y para que creyendo, tengáis vida en su nombre.”       Juan 20:31.

“Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, y en la comunión, y en el partimiento del pan, y en las oraciones.”    Hechos 2:42.

“La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la comunión de la sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo?”    1ª Corintios 10:16.

“Y él mismo dio unos, ciertamente apóstoles; y otros, profetas; y otros, evangelistas; y otros, pastores y doctores; para perfección de los santos, para la obra del ministerio, para edificación del cuerpo de Cristo.”     Efesios 4:11,12.

“Por tanto, nuestro evangelio no fue a vosotros en palabra solamente, mas también en potencia, y en Espíritu Santo, y en gran plenitud; como sabéis cuáles fuimos entre vosotros por amor de vosotros.”  1ª Tesalonicenses 1:5.

 

P.89.      ¿Cómo viene la palabra a ser eficaz para la salvación?

El Espíritu de Dios hace que la lectura, y aun más especialmente, la predicación de la palabra, sean medios eficaces de convencer y de convertir a los pecadores, y de hacerlos crecer en santidad y consuelo, por la fe, para la salvación.

“La ley de Jehová es perfecta que vuelve el alma: el testimonio de Jehová, fiel, que hace sabio al pequeño.”     Salmo 19:7.

“El principio de tus palabras alumbra; hace entender a los simples.”    Salmo 119:130.

“Y ahora, hermanos, os encomiendo a Dios, y a la palabra de su gracia: el cual es poderoso para sobreedificar, y daros heredad con todos los santificados.”    Hechos 20:32.

“Porque las cosas que antes fueron escritas, para nuestra enseñanza fueron escritas; para que por la paciencia, y por la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza.”    Romanos 15:4.

“El cual nosotros anunciamos amonestando a todo hombre, y enseñando a toda sabiduría, para que presentemos a todo hombre perfecto en Cristo Jesús.”    Colosenses  1:28.

“Y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salud por la fe que es en Cristo Jesús.”     2ª Timoteo 3:15.

“Porque también a nosotros se nos ha evangelizado como a ellos; mas no les aprovechó el oír la palabra a los que oyeron sin mezclar fe.  Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más penetrante que toda espada de dos filos: y que alcanza hasta partir el alma, y aun el espíritu, y las coyunturas  y tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.”    Hebreos 4:2,12.

 

P.90.      ¿Cómo ha de ser leída y escuchada la palabra para que se haga eficaz a la salud?

A fin de que la palabra se haga eficaz para nuestra salud, hemos de prestarle atención con diligencia, preparación de espíritu y oración; hemos de recibirla con fe y amor, atesorarla en el corazón y practicarla en la vida.

“Abre mis ojos, y miraré las maravillas de tu ley.”    Salmo 119:18.

“Y  fueron éstos más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras, si estas cosas eran así.”    Hechos 17:11.

“Por lo cual, también nosotros damos gracias a Dios sin cesar, de que habiendo recibido la palabra de Dios que oísteis de nosotros, recibisteis no palabra de hombres, sino según es en verdad, la palabra de Dios, el cual obra en vosotros los que creísteis.”    1ª Tesalonicenses 2:13.

“Por lo cual, dejando toda inmundicia y superfluidad de malicia, recibid con mansedumbre la palabra ingerida, la cual puede hacer salvas vuestras almas. Mas sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos á vosotros mismos. Porque si alguno oye la palabra, y no la pone por obra, este tal es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. Porque él se consideró á si mismo, y se fue, y luego se olvidó que tal era. Mas el que hubiere mirado atentamente en la perfecta ley, que es de la libertad, y perseverando en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, este tal será bienaventurado en su hecho.”  Santiago. 1:21–25.

 

P.91.      ¿Cómo los sacramentos se hacen medios eficaces de salvación?

Los sacramentos vienen a ser medios eficaces de salvación, no porque haya alguna virtud en ellos, o en aquel que los administra; sino solamente por la bendición de Cristo, y la operación de su Espíritu en aquellos que los reciben con fe.

“Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; mas el que viene tras mí, más poderoso es que yo; los zapatos del cual yo no soy digno de llevar; él os bautizará en Espíritu Santo y en fuego.” Mateo 3:11.

“El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”     Marcos 16:16.

“El espíritu es el que da vida; la carne nada aprovecha: las palabras que yo os he hablado son espíritu, y son vida.”  Juan 6:63.

“Así que, ni el que planta es algo, ni el que riega; sino Dios, que da el crecimiento.”    1ª Corintios 3:7.

 

P.92.      ¿Qué cosa es un sacramento?

Un sacramento es una práctica sagrada instituida por Cristo; la cual, por medio de signos sensibles, representa a Cristo y a los beneficios de la nueva alianza, y los confirma y aplica a los creyentes.

“Y comiendo ellos, tomó Jesús el pan, y bendijo, y lo partió, y dio a sus discípulos, y dijo: Tomad, comed, esto es mi cuerpo. Y tomando el vaso, y hechas gracias, les dio, diciendo: Bebed de él todos.”     Mateo 26:26,27;

“Por tanto, id y doctrinad a todos los Gentiles, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.”    Mateo 28:19.

“El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él. Como me envió el Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por mí.”    Juan 6:56,57.

“No podéis beber la copa del Señor, y la copa de los demonios, no podéis ser participes de la mesa del Señor, y de la mesa de los demonios.”     1ª Corintios 10:21.

“Y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed: esto es mi cuerpo que por vosotros es partido: haced esto en memoria de mí.”       1ª Corintios 11:24.

 

P.93.      ¿Cuáles son los sacramentos del Nuevo Testamento?

El Bautismo y la Santa Cena del Señor.

“Por tanto, id y doctrinad a todos los Gentiles, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.”    Mateo 28:19.

“Porque yo recibí del Señor lo que también os he enseñado: Que el Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomó pan; y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed: esto es mi cuerpo que por vosotros es partido: haced esto en memoria de mí.  Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre: haced esto todas las veces que bebiereis, en memoria de mí.”    1ª Corintios 11:23–25.

 

P.94.      ¿Qué cosa es el Bautismo?

El Bautismo es un sacramento, en el cual, el lavamiento con agua, en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, significa y sella nuestra unión con Cristo, nuestra participación en los beneficios de la alianza de gracia y nuestro compromiso de ser del Señor.

“Por tanto, id y doctrinad a todos los Gentiles, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.”    Mateo 28:19.

“Y Pedro les dice: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.”     Hechos 2:38.

“Entonces respondió Pedro: ¿Puede alguno impedir el agua, para que no sean bautizados éstos que han recibido el Espíritu Santo también como nosotros?”    Hechos 10:47.

“Porque somos sepultados juntamente con él a muerte por el bautismo; para que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en novedad de vida.”     Romanos 6:4.

“Porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis vestidos.”     Gálatas 3:27.

 

P.95.      ¿A quiénes a de administrarse el Bautismo?

El Bautismo no debe administrarse a los que están fuera de la Iglesia visible hasta que no profesen su fe en Cristo y su obediencia a Él; mas los párvulos de los que son miembros de la Iglesia visible han de ser bautizados.

“Mas Jesús llamándolos, dijo: Dejad los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de tales es el reino de Dios.”    Lucas 18:16.

“Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.”     Hechos 2:39.

“Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua; y dijo el eunuco: He aquí agua; ¿Qué impide que yo sea bautizado? Y Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. Y respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios.”    Hechos 8:36,37.

“Porque el marido infiel es santificado en la mujer, y la mujer infiel en el marido: pues de otra manera vuestros hijos serían inmundos; empero ahora son santos.”    1ª Corintios 7:14.

“A la figura de la cual el bautismo que ahora corresponde nos salva (no quitando las inmundicias de la carne, sino como demanda de una buena conciencia delante de Dios), por la resurrección de Jesucristo.”   1ª Pedro 3:21.

 

P.96.      ¿Qué se entiende por “La Cena del Señor”?

La Cena del Señor es un sacramento, por el cual, dando y recibiendo pan y jugo de la vid, según la ordenanza de Cristo, se simboliza su muerte; y aquellos que dignamente lo reciben son hechos, no de una manera corporal y carnal, sino por la fe, participe de su cuerpo y sangre, como también de todos los beneficios consiguientes; lo cual conduce a su nutrimiento espiritual y a su crecimiento en la gracia.

“Y comiendo ellos, tomó Jesús el pan, y bendijo, y lo partió, y dio a sus discípulos, y dijo: Tomad, comed: esto es mi cuerpo.”    Mateo 26:26.

“Yo soy el pan vivo que he descendido del cielo: si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo.”     Juan 6:51.

“Porque todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que venga. De manera que, cualquiera que comiere este pan o bebiere esta copa del Señor indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor.”    1ª Corintios 11:26,27.

 

P.97.      ¿Qué se requiere para recibir dignamente la Cena del Señor?

Para que los participantes reciban dignamente la Cena del Señor, es necesario que hagan un examen, del conocimiento que tienen para distinguir al cuerpo del Señor; de su fe para alimentarse en Él; de su arrepentimiento, amor y nueva obediencia, para que no sea, que recibiendo indignamente el sacramento, coman y beban su propia condenación.

“Así que, hagamos fiesta, no en la vieja levadura, ni en la levadura de malicia y de maldad, sino en ázimos de sinceridad y de verdad.”     1ª Corintios 5:8.

“De manera que, cualquiera que comiere este pan o bebiere esta copa del Señor indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor. Por tanto, pruébese cada uno a sí mismo, y coma así de aquel pan, y beba de aquella copa.” 1ª Corintios 11:27,28.

“Examinaos a vosotros mismos si estáis en fe; probaos a vosotros mismos. ¿No conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros? si ya no sois reprobados”.    2ª Corintios 13:5.

“Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo, ni la incircuncisión; sino que la fe que obra por la caridad.”    Gálatas 5:6.

“El que no ama, no conoce a Dios; porque Dios es amor.”    1ª Juan 4:8.

 

P.98.      ¿Qué se entiende por Oración?

La oración es un acto por el cual manifestamos a Dios, en nombre de Cristo, nuestros deseos de obtener aquello que sea conforme a su voluntad, confesando al mismo tiempo nuestros pecados y reconociendo con gratitud sus beneficios.

“Esperad en él en todo tiempo, oh pueblos; derramad delante de él vuestro corazón.”    Salmo 62:8.

“Y oré a Jehová mi Dios, y confesé, y dije: Ahora Señor, Dios grande, digno de ser temido, que guardas el pacto y la misericordia con los que te aman y guardan tus mandamientos…”    Daniel 9:4.

“Y aquel día no me preguntaréis nada. De cierto, de cierto os digo, que todo cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará.”    Juan 16:23.

“Por nada estéis afanosos; sino sean notorias vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con hacimiento de gracias.”    Filipenses 4:6.

“Y esta es la confianza que tenemos en él, que si demandáremos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye.”    1ª Juan 5:14.

 

LA  ORACION  DEL  SEÑOR  –  EL  PADRE  NUESTRO.

 

“Vosotros pues, oraréis así:

Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.

Venga tu reino. Sea hecha tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.

Danos hoy nuestro pan cotidiano.

Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores.

Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal: porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos.    Amén.”     Mateo 6:9–13.

 

P.99.      ¿Qué regla nos ha dado Dios para dirigirnos en la oración?

Toda la palabra de Dios es útil para dirigirnos en la oración; pero la regla especial es aquella oración que Cristo enseñó a sus discípulos y que comúnmente se llama La Oración del Señor.

“Vosotros pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.”    Mateo 6:9.

“Y asimismo el Espíritu ayuda nuestra flaqueza: porque que hemos de pedir como conviene, no lo sabemos; sino que el mismo Espíritu pide por nosotros con gemidos indecibles.”    Romanos 8:26.

“Y esta es la confianza que tenemos en él, que si demandáremos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye.”    1ª Juan 5:14.

 

P.100.    ¿Qué nos enseña el prefacio de la oración del Señor?

El prefacio de la oración del Señor, que es, “Padre nuestro que estás en los cielos”; nos enseña a acercarnos con santa reverencia y toda confianza a Dios, como a un padre que puede y quiere socorrernos; y también a orar con otros y por otros.

“…Padre nuestro que estás en los cielos…”    Mateo 6:9.

“Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿Cuánto más vuestro Padre que está en los cielos, dará buenas cosas a los que le piden?”     Mateo 7:11.

“Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, por la potencia que obra en nosotros…”    Efesios 3:20.

“Amonesto pues, ante todas cosas, que se hagan rogativas, oraciones, peticiones, hacimientos de gracias, por todos los hombres.”    1ª Timoteo 2:1.

“Así que, tomando el reino inmóvil, retengamos la gracia por la cual sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia.”    Hebreos 12:28.

 

P.101.    ¿Qué rogamos en la primera petición?

En la primera petición, que es, “Santificado sea tu nombre”, rogamos que Dios nos ayude a nosotros y a los demás hombres a glorificarle en todo aquello por lo cual se hace conocer; y también que Él disponga todas las cosas para su propia gloria.

“Señor, abre mis labios; y publicará mi boca tu alabanza.” Salmo 51:15.

“…Santificado sea tu nombre.”    Mateo 6:9.

“Padre, glorifica tu nombre. Entonces vino una voz del cielo: Y lo he glorificado, y lo glorificaré otra vez.” Juan 12:28.

“No que seamos suficientes de nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra suficiencia es de Dios.”    2ª Corintios 3:5.

 

P.102.    ¿Qué rogamos en la segunda petición?

En la segunda petición, que es, “Venga tu reino”, rogamos la destrucción del reino de Satanás; el progreso del reino de gracia; que nosotros y los demás hombres seamos introducidos y conservados en este; y que venga pronto el reino de gloria.

“Levántese Dios, sean esparcidos sus enemigos, y huyan de su presencia los que le aborrecen.”    Salmo 68:1.

“Sostenme, y seré salvo; y deleitaréme siempre en tus estatutos.”    Salmo 119:117.

“Ni le deis tregua, hasta que confirme, y hasta que ponga a Jerusalem en alabanza en la tierra.”    Isaías 62:7.

“Venga tu reino.”    Mateo 6:10.

“Hermanos, ciertamente la voluntad de mi corazón y mi oración a Dios sobre Israel es para salud.”  Romanos 10:1.

“Y el Dios de paz os santifique en todo; para que vuestro espíritu y alma y cuerpo sea guardado entero sin reprensión para la venida de nuestro Señor Jesucristo.”    1ª Tesalonicenses 5:23.

 

P.103.    ¿Qué rogamos en la tercera petición?

En la tercera petición, que es, “Sea hecha tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra”, rogamos que Dios por su gracia, nos dé facultad y buena disposición para conocer, obedecer y someternos en todo, a su santa voluntad, así como lo hacen los ángeles en el cielo.

“Para que sea conocido en la tierra tu camino, en todas las gentes tu salud.”    Salmo 67:2.

“Guíame por la senda de tus mandamientos; porque en ella tengo mi voluntad.”    Salmo 119:35.

“Sea hecha tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.”    Mateo 6:10.

“Mas el hombre animal no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque le son locura: y no las pueden entender, porque se han de examinar espiritualmente.    1ª Corintios 2:14.

“Porque Dios es el que en vosotros obra así el querer como el hacer, por su buena voluntad.”  Filipenses 2:13.

 

P.104.    ¿Qué rogamos en la cuarta petición?

En la cuarta petición, que es, “El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy”, rogamos a Dios, el dador de todo lo bueno, que nos dé una porción suficiente de las cosas temporales, y que con ellas nos conceda el goce de su bendición.

“E hizo Jacob voto, diciendo: Si fuere Dios conmigo, y me guardare en este viaje que voy, y me diere pan para comer y vestido para vestir, y si tornare en paz a casa de mi padre, Jehová será mi Dios.”  Génesis 28:20,21.

“Menor soy que todas las misericordias, y que toda la verdad que has usado para con tu siervo…”  Génesis 32:10.

“Vanidad y palabra mentirosa aparta de mi. No me des pobreza ni riqueza; mantenme del pan que he menester.”    Proverbios  30:8.

“Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.” Mateo 6:33.

“Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿Cuánto más vuestro Padre que está en los cielos, dará buenas cosas a los que le piden?”    Mateo 7:11.

 

P.105.    ¿Qué rogamos en la quinta petición?

En la quinta petición, que es, “Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos á nuestros deudores”, rogamos que Dios, por amor de Cristo, perdone gratuitamente todos nuestros pecados: y somos estimulados a pedir esto, porque con su gracia, nos hallamos en disposición de perdonar sinceramente a otros.

“Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos á nuestros deudores.”     Mateo 6:12.

“Así también hará con vosotros mi Padre celestial, si no perdonareis de vuestros corazones cada uno á su hermano sus ofensas.”    Mateo 18:35.

“Mas el fruto del Espíritu es: caridad, gozo, paz, tolerancia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza: contra tales cosas no hay ley.”     Gálatas 5:22,23.

“En el cual tenemos redención por su sangre, la remisión de pecados por las riquezas de su gracia.”     Efesios 1:7.

“Sufriéndoos los unos a los otros, y perdonándoos los unos a los otros si alguno tuviere queja del otro: de la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros.”      Colosenses  3:13.

 

P.106.    ¿Qué rogamos en la sexta petición?

En la sexta petición, que es, “No nos metas en tentación, mas líbranos del mal”, rogamos que Dios nos guarde de ser tentados a pecar, o nos sostenga y nos libre cuando seamos tentados.

“Ordena mis pasos con tu palabra; y ninguna iniquidad se enseñoree de mí.”    Salmo 119:133.

“Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal.”     Mateo 6:13.

“Velad y orad, para que no entréis en tentación, el espíritu a la verdad está presto, mas la carne enferma.”    Mateo 26:41.

“…Me es dado un aguijón en mi carne,… Por lo cual tres veces he rogado al Señor, que se quite de mí. Y me ha dicho: Bástate mi gracia…”    2ª Corintios 12:7,8,9.

 

P.107.    ¿Qué nos enseña la conclusión de la Oración del Señor?

La conclusión e la oración el Señor, que es, “Porque tuyo es el reino y el poder y la gloria por siempre jamás. Amén”, nos enseña a derivar solamente de Dios los incentivos que nos mueven a orar; y también a alabarle en nuestras oraciones, atribuyéndole a Él solo el dominio y el poder y la gloria. Y en testimonio de nuestro deseo y seguridad  de  ser  oídos, decimos: “Amén”.

“Tuya es, oh Jehová, la magnificencia, y el poder, y la gloria, la victoria, y el honor; porque todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas. Tuyo, oh Jehová, es el reino, y la altura sobre todos los que están por cabeza.”    1° Crónicas 29:11.

“Bendito Jehová Dios de Israel, desde el siglo y hasta el siglo: y diga todo el pueblo, Amén. Aleluya.”  Salmo 106:48.

“Inclina, oh Dios mío, tu oído, y oye; abre tus ojos, y mira nuestros asolamientos, y la ciudad sobre la cual es llamado tu nombre: porque no derramamos nuestros ruegos ante tu acatamiento confiados en nuestras justicias, sino en tus muchas miseraciones. Oye, Señor; oh Señor, perdona; presta oído, Señor, y has; no pongas dilación, por amor de ti mismo, Dios mío: porque tu nombre es llamado sobre tu ciudad y sobre tu pueblo.”    Daniel 9:18,19.

“…Porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.”    Mateo 6:13.

“Lleguémonos con corazón verdadero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua limpia.”    Hebreos 10:22.

 

Ver más:

– El Credo de los Apóstoles

– Declaración de fe del Concilio Internacional de Iglesias Cristianas