Judas, profeta para la iglesia de hoy

JUDAS, PROFETA PARA LA IGLESIA DE HOY.

Motivación.

Después de nueve años al frente del Presbiterio, doy gracias al Señor por haberme dado el privilegio de descubrir, durante dos Conferencias Públicas organizadas por la C.I.E.F. y dictadas por el Pastor Cornelio Rivera, esta pequeña epístola de Judas. En tan sólo veinticinco versículos hayamos una descripción muy gráfica de las condiciones en que ha debido desenvolverse la Iglesia fiel ayer y hoy.

He deseado poner por escrito un breve estudio de esta epístola, incorporando algunas reflexiones que el trabajo en la obra me ha entregado.

Gracias a mi buen Padre Celestial, porque expresa su amor por nosotros, sus hijos, dándonos a conocer la realidad en que debemos movernos para que no nos tome por sorpresa, sino que estemos preparados. Nuestra responsabilidad es: “Escudriñad las Escrituras” Jn. 5:39.

No existe porción en la Palabra de Dios, y la epístola de Judas no es la excepción, que no tenga algo para los cristianos de hoy, aquellos que, deseando mantenerse fieles a Dios, ruegan a su Padre Celestial que les fortalezca la fe para no claudicar los principios que antaño costaron la sangre de millares de creyentes mártires de la Iglesia perseguida por el Imperio Romano, pasando por la persecución en tiempos de la Reforma, hasta llegar a nuestros días a la situación que deben enfrentar los creyentes en países tales como Corea del Norte, China, Irán, por sólo mencionar algunos casos. Humildemente los invito a sumergirse en ella con un corazón abierto, para recibir las advertencias que Dios da a su pueblo fiel y prestarles la atención debida.

Ruego al buen Padre Celestial que, mediante la iluminación de su Espíritu Santo, abra nuestro entendimiento y nos dé un corazón dispuesto a recibir las cosas como Dios las presenta por sobre nuestro parecer.

En los días difíciles que enfrenta nuestra amada denominación se levanta gloriosa la obra de nuestro hermano Judas. Llegará el momento de conocerlo y agradecerle por haber estado dispuesto a ponerse en las manos del Espíritu Santo para ser objeto de la inspiración divina.

Para una mejor comprensión del texto, el estudio se presenta dividido en siete secciones:

Sección Versículos Descripción del contenido
1) 1-2: Saludo.
2) 3-4: Motivo de la epístola.
3) 5-7: Advertencia: la rebeldía no queda impune, entonces: ¡Cuídate!
4) 8-10: Estos soñadores hacen lo que no deben hacer.
5) 11-16: Las características del error y sus consecuencias.
6) 17-23: “Mas vosotros”. El contraste necesario entre creyente e inconverso.
7) 24-25: Bendición final. Un cántico de alabanza a nuestro Dios.

En este trabajo se emplea la Versión Reina Valera, revisión 1909. Oro al buen Padre Celestial que este trabajo pueda ser de bendición a la Iglesia fiel y que al leerlo podamos exclamar como el ciego a quien Jesús le volvió la vista, quien ante los fariseos testificó “una cosa sé, que habiendo sido ciego, ahora veo” Jn. 9:25b.

Alvar Carreño E.

Santiago, Diciembre de 2004.

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Algo sobre el autor de la Epístola.

En el Nuevo Testamento se menciona a varios Judas:

  • Uno de los apóstoles, hermano de Jacobo (“Dícele Judas, no el Iscariote: Señor, ¿qué hay porque te hayas de manifestar a nosotros, y no al mundo?” Jn. 14:22; Luc. 6:16; Hech. 1:13), aparentemente se trata del mismo Lebeo, “por sobrenombre Tadeo” (“Felipe, y Bartolomé; Tomás, y Mateo el publicano; Jacobo hijo de Alfeo, y Lebeo, por sobrenombre Tadeo” Mat. 10:3; Mar. 3:18).
  • Uno de los hermanos del Señor (“¿No es éste el hijo del carpintero? ¿no se llama su madre María, y sus hermanos Jacobo y José, y Simón, y Judas?” Mat. 13:55; Mar. 6:3).
  • Judas el galileo, que en los días del censo del año 6 D.C. levantó una insurrección. Fue muerto a mano de los romanos y sus seguidores dispersados (”Después de éste, se levantó Judas el galileo en los días del empadronamiento, y llevó mucho pueblo tras sí. Pereció también aquél; y todos los que consintieron con él, fueron derramados”. Hech. 5:37).
  • Un discípulo de Damasco que acogió a Pablo en su casa (”Levántate, y ve a la calle que se llama la Derecha, y busca en casa de Judas a uno llamado Saulo, de Tarso: porque he aquí, él ora” Hech.9:11).
  • Un profeta enviado por la Iglesia de Jerusalén a Antioquía (”Entonces pareció bien a los apóstoles y a los ancianos, con toda la iglesia, elegir varones de ellos, y enviarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé: a Judas que tenía por sobrenombre Barsabas, y a Silas, varones principales entre los hermanos” Hech. 15:22).

El autor de la epístola de Judas se presenta sencillamente como “hermano de Jacobo”. Lo más probable es que se trate del escritor de la epístola de Santiago y autoridad de la Iglesia de Jerusalén. En tal caso, se trataría del hermano del Señor Jesús y no del apóstol. La mención del nombre de Judas entre los hermanos de Jesús corroboraría esta afirmación, mientras el v.17 “Mas vosotros, amados, tened memoria de las palabras que antes han sido dichas por los apóstoles de nuestro Señor Jesucristo”, confirmaría el hecho de que no pertenecía al grupo de los apóstoles.

Prácticamente lo único que sabemos de este Judas es que, al igual que sus hermanos, no creyó en Jesús mientras éste desarrolló su ministerio (“Porque ni aun sus hermanos creían en él” Jn. 7:5), no fue hasta después de la resurrección del Señor que ellos creyeron en Jesús, convirtiéndose en sus discípulos (“Todos éstos perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus hermanos” Hech. 1:14)

Según Hegesipo (alrededor de 110-180 d.C.), citado por Eusebio (Historia Eclesiástica 3:20), dos nietos de Judas, el hermano del Señor, comparecieron ante el emperador Domiciano, porque eran de linaje davídico. Fueron dejados libres como personas inofensivas. Este relato confirma la deducción lógica de 1a Cor. 9:5 “¿No tenemos potestad de traer con nosotros una hermana mujer también como los otros apóstoles, y los hermanos del Señor, y Cefas?” , por la que Judas estaría casado. La cita de Eusebio implica que Judas murió antes del año 80 d. C.

Se estima que la epístola fue escrita entre los años 66 y 68.

Desde muy temprano en la historia de la Iglesia aparece entre los libros aceptados por los Padres y por la Iglesia misma, ubicándose a continuación de las epístolas del apóstol Juan.

La epístola de Judas (transcripción versión Reina Valera 1909)

1. Judas, siervo de Jesucristo, y hermano de Jacobo, a los llamados, santificados en Dios Padre, y conservados en Jesucristo:
2. Misericordia, y paz, y amor os sean multiplicados.
3. Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros de la común salud, me ha sido necesario escribiros amonestándoos que contendáis eficazme
nte por la fe que ha sido una vez dada a los santos.
4. Porque algunos hombres han entrado encubiertamente, los cuales desde antes habían estado ordenados para esta condenación, hombres impíos, convirtiendo la gracia de nuestro Dios en disolución, y negando a Dios que solo es el que tiene dominio, y a nuestro Señor Jesucristo.

5. Os quiero pues amonestar, ya que alguna vez habéis sabido esto, que el Señor habiendo salvado al pueblo de Egipto, después destruyó a los que no creían:
6. Y a los ángeles que no guardaron su dignidad, mas dejaron su habitación, los ha reservado debajo de oscuridad en prisiones eternas hasta el juicio del gran día:
7. Como Sodoma y Gomorra, y las ciudades comarcanas, las cuales de la misma manera que ellos habían fornicado, y habían seguido la carne extraña, fueron puestas por ejemplo: sufriendo el juicio del fuego eterno.

8. De la misma manera también estos soñadores amancillan la carne, y menosprecian la potestad, y vituperan las potestades superiores.
9. Pero cuando el arcángel Miguel contendía con el diablo, disputando sobre el cuerpo de Moisés, no se atrevió a usar de juicio de maldición contra él, sino que dijo: El Señor te reprenda.
10. Pero éstos maldicen las cosas que no conocen; y las cosas que naturalmente conocen, se corrompen en ellas, como bestias brutas.

11. ¡Ay de ellos! porque han seguido el camino de Caín, y se lanzaron en el error de Balaam por recompensa, y perecieron en la contradicción de Coré.
12. Estos son manchas en vuestros convites, que banquetean juntamente, apacentándose a sí mismos sin temor alguno: nubes sin agua, las cuales son llevadas de acá para allá de los vientos: árboles marchitos como en otoño, sin fruto, dos veces muertos y desarraigados;
13. Fieras ondas de la mar, que espuman sus mismas abominaciones; sido dichas por los apóstoles de nuestro Señor Jesucristo; estrellas erráticas, a las cuales es reservada eternalmente la oscuridad de las tinieblas.
14. De los cuales también profetizó Enoc, séptimo desde Adam, diciendo: He aquí, el Señor es venido con sus santos millares,
15. A hacer juicio contra todos, y a convencer a todos los impíos de entre ellos tocante a todas sus obras de impiedad que han hecho impíamente, y a todas las cosas duras que los pecadores impíos han hablado contra él.
16. Estos son murmuradores, querellosos, andando según sus deseos; y su boca habla cosas soberbias, teniendo en admiración las personas por causa del provecho.

17. Mas vosotros, amados, tened memoria de las palabras que antes han sido dichas por los apóstoles de nuestro Señor Jescristo.
18. Como os decían: Que en el postrer tiempo habría burladores, que andarían según sus malvados deseos.
19. Estos son los que hacen divisiones, sensuales, no teniendo el Espíritu.
20. Mas vosotros, oh amados, edificándoos sobre vuestra santísima fe, orando por el Espíritu Santo.
21. Conservaos en el amor de Dios, esperando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo, para vida eterna.
22. Y recibid a los unos en piedad, discerniendo:
23 Mas haced salvos a los otros por temor, arrebatándolos del fuego; aborreciendo aun la ropa que es contaminada de la carne.

24. A aquel, pues, que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros delante de su gloria irreprensibles, con grande alegría,
25. Al Dios solo sabio, nuestro Salvador, sea gloria y magnificencia, imperio y potencia, ahora y en todos los siglos. Amén.

SALUDO.

v1, 2:
1 Judas, siervo de Jesucristo, y hermano de Jacobo, a los llamados, santificados en Dios Padre, y conservados en Jesucristo: 2 misericordia, y paz, y amor os sean multiplicados.

Judas inicia la carta dando un cordial saludo a quienes se está dirigiendo.

Habiendo comprendido el evangelio y la real posición de Jesús, en cuanto a Hijo de Dios, no atina a anteponer su condición de hermano carnal para así captar la atención e interés de la iglesia ni ejercer influencia en la conciencia del pueblo de Dios. Tenía clara conciencia de su antigua incredulidad y de cómo sólo por el amor de Dios había alcanzado la salvación eterna de su alma. Esto lo lleva a presentarse sinceramente como “siervo de Jesucristo”.

Esta es la primera lección que nos enseña Judas: su humildad

(“Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados” Is. 57:15;

“Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Mat. 11:29),

¿Cuántas veces creemos que somos más de lo que realmente somos?

“Digo pues por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con templanza, conforme a la medida de la fe que Dios repartió a cada uno” Rom. 12:3.

La humildad expresada por Judas es una necesidad diaria en cada creyente

“Buscad a Jehová todos los humildes de la tierra, que pusisteis en obra su juicio; buscad justicia, buscad mansedumbre” Sof. 2:3.

¿A quién está dirigida?

“A los llamados, santificados en Dios Padre, y conservados en (guardados para) Jesucristo”, entonces, está escrita a toda la Iglesia. Lo que hallamos a continuación es un mensaje dado bajo la inspiración del Espíritu Santo para cada hijo de Dios. No es para algunos, es para todos.

“Y sabemos que a los que a Dios aman, todas las cosas les ayudan a bien, es a saber, a los que conforme al propósito son llamados” Rom. 8:28.

Está escribiendo a los santificados en Dios Padre. Tal vez hayas olvidado ya el inmenso alcance que tiene esta acción divina en tu vida.

Una cita basta para situarnos nuevamente en nuestra realidad:

“¿No sabéis que los injustos no poseerán el reino de Dios? Y esto erais algunos: mas ya sois lavados, mas ya sois santificados, mas ya sois justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios” 1ª Cor. 6:9-11.

Gracias a Dios por ser objeto de esta acción tan especial de él en nuestras vidas. Sólo por su soberana voluntad es que podemos contar con esta santificación que nos habilita para estar en comunión con nuestro Padre Celestial. Acabamos de citar la pregunta que plantea Pablo a los Corintios: “¿No sabéis que los injustos no poseerán el reino de Dios?” 1ª Cor. 6:9ª.

Es el mismo Pablo el que da una respuesta de libertad al pueblo cristiano, al escribir: “Justificados pues por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo” Rom. 5:1.

Tengamos en especial consideración que los hijos de Dios somos objeto de un cuidado especial (“conservados”) de parte de nuestro Padre Celestial. Así ha respondido Dios Padre a una oración personal del Señor Jesús: “Padre santo, a los que me has dado, guárdalos por tu nombre” Jn. 17:11 (“Para nosotros que somos guardados en la virtud de Dios por fe, para alcanzar la salud que está aparejada para ser manifestada en el postrimero tiempo” 1° Ped. 1:5). Sin duda, somos objeto de este cuidado.

David, al verificar esta realidad en su vida, escribe: “El ángel de Jehová acampa en derredor de los que le temen, y los defiende” Sal. 34:7. Esta acción tiene un efecto práctico en cada hijo de Dios: El enemigo no tendrá éxito en su afán de destruirnos: “Someteos pues a Dios; resistid al diablo, y de vosotros huirá”. Stgo. 4:7; “Caerán a tu lado mil, y diez mil a tu diestra: Mas a ti no llegará” Sal. 91:7.

El saludo de Judas termina deseando a cada creyente:

– Misericordia.

(Atributo de Dios, en cuya virtud perdona y remedia los pecados y miserias de sus hijos).

“Es por la misericordia de Jehová que no somos consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad. Mi parte es Jehová, dijo mi alma; por tanto en él esperaré” Lam. 3:22-24.

– Paz.

(Virtud que pone en el ánimo tranquilidad y sosiego).

“La paz os dejo, mi paz os doy: no como el mundo la da, yo os la doy. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo” Jn. 14:27.

– Amor.
(Característica propia de la naturaleza de Dios que lo impulsa a darse por nosotros sin escatimar el precio, siendo nosotros sus hijos debemos responder de la misma forma hacia él).

“Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús: El cual, siendo en forma de Dios, no tuvo por usurpación ser igual a Dios: Sin embargo, se anonadó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y hallado en la condición como hombre, se humilló a sí mismo, hecho obediente hasta la muerte, y muerte de cruz” Filip. 2:5-8;

“Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que vive en amor, vive en Dios, y Dios en él. En esto es perfecto el amor con nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio; pues como él es, así somos nosotros en este mundo. En amor no hay temor; mas el perfecto amor echa fuera el temor: porque el temor tiene pena. De donde el que teme, no está perfecto en el amor” 1ª Jn. 4:16-18;

“Y en el temor de Dios, amor fraternal, y en el amor fraternal caridad. Porque si en vosotros hay estas cosas, y abundan, no os dejarán estar ociosos, ni estériles en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo. Mas el que no tiene estas cosas, es ciego, y tiene la vista muy corta, habiendo olvidado la purificación de sus antiguos pecados”. 2ª Ped. 1:7-9.

¿Cómo pueden estas tres gracias divinas ser multiplicadas en nosotros?

Dios es quien actúa en nuestro favor:

Empero Dios, que es rico en misericordia, por su mucho amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo; por gracia sois salvos; y juntamente nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los cielos con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús” Ef. 2:4-7.

MOTIVO DE LA CARTA.

v3, 4:
3 Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros de la común salud, me ha sido necesario escribiros amonestándoos que contendáis eficazmente por la fe que ha sido una vez dada a los santos. 4 Porque algunos hombres han entrado encubiertamente, los cuales desde antes habían estado ordenados para esta condenación, hombres impíos, convirtiendo la gracia de nuestro Dios en disolución, y negando a Dios que solo es el que tiene dominio, y a nuestro Señor Jesucristo.

Amados”.
La Iglesia es una familia. Está compuesta por todos aquellos que reconociendo sus pecados acuden a la cruz de Cristo y arrepentidos de corazón confiesan sus pecados y la sangre de Cristo les limpia de todo pecado. Este simple hecho es corroborado por Dios al afirmar: “Mas a todos los que le recibieron, dióles potestad de ser hechos hijos de Dios, a los que creen en su nombre” Jn. 1:12.

Como Judas, así también nosotros debemos caracterizarnos por un amor sincero hacia todos nuestros hermanos en la fe.

Tal como sucede habitualmente con las personas que han rechazado por un largo tiempo el evangelio y son enfrentadas a la realidad y descubren entonces el error en que estaban perseverando y entienden el destino que les esperaba (condenación a consecuencia del pecado: “Porque la paga del pecado es muerte” Rom 6:23a), del que son librados al aceptar a Jesús como Salvador personal, (“mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” Rom 6:23b), ocurre con Judas. El había tomado conciencia y tenía una gratitud inmensa por haber sido objeto del amor de Dios.

Ahora deseaba ardientemente compartir con los hermanos de la Iglesia su testimonio de salvación. Sin embargo, cuando se apresta a cumplir este cometido, pues deseaba escribir de la “común salud”, el Espíritu Santo le muestra otra necesidad: Es imperioso presentar al pueblo de Dios UN DESAFÍO.

Una crisis se ha producido en la Iglesia y Judas da la voz de alerta para advertir la importancia de despertar y velar.

Pablo también participa en este llamado al pueblo de Dios a despertar de la somnolencia en que ha caído: “Despiértate, tú que duermes, y levántate de los muertos, y te alumbrará Cristo” Ef. 5:14. Al aconsejar a Timoteo le dice que no se fije en lo que otros estén haciendo: “Pero tú vela en todo, soporta las aflicciones, haz la obra de evangelista, cumple tu ministerio” 2ª Tim. 4:5.

Y Pedro agrega: “Sed templados, y velad; porque vuestro adversario el diablo, cual león rugiente, anda alrededor buscando a quien devore” 1ª Ped. 5:8.

Lo que encontramos en el v3 es un comunicado con ¡URGENCIA!

Un comunicado que llama al pueblo de Dios a CONTENDER EFICAZMENTE, es algo intensivo: “Solamente que converséis (comportamiento o conducta) como es digno del evangelio de Cristo; para que, o sea que vaya a veros, o que esté ausente, oiga de vosotros que estáis firmes en un mismo espíritu, unánimes combatiendo juntamente por la fe del evangelio” Fil. 1:27.

Si volvemos a fijarnos en los consejos de Pablo a Timoteo hallamos:

“Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo eres llamado, habiendo hecho buena profesión delante de muchos testigos” 1ª Tim. 6:12.

“He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe” 2ª Tim. 4:7.

Es una batalla por la vida.

Estamos en medio de una contienda como jamás el pueblo cristiano ha tenido que enfrentar. En esa situación no es posible que el cristiano viva despreocupado, como si nada estuviera pasando.

La lucha es por la fe. En este caso esta palabra se refiere al conjunto de enseñanzas que conforman la Palabra de Dios. Es entonces una lucha por la verdad de Dios.

Es así como el v3 nos presenta un desafío inmenso. Podemos hallar un paralelo en cuanto a este desafío en la predicación del evangelio en Heb 2:16: “Porque ciertamente no tomó a los ángeles, sino a la simiente de Abraham tomó”.

Dios pudo entregar el evangelio al mundo a través de sus ángeles, y sin duda habrían cumplido la tarea a la perfección. Sin embargo, por su voluntad soberana, dispuso que fuera divulgado por medio de la predicación dada por su pueblo

“Porque no me envió Cristo a bautizar, sino a predicar el evangelio: no en sabiduría de palabras, porque no sea hecha vana la cruz de Cristo. Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; mas a los que se salvan, es a saber, a nosotros, es potencia de Dios” 1ª Cor. 1:17,18.

Así también la lucha por la fe la ha dispuesto como una tarea para su pueblo, la Iglesia:

Nosotros nos alegraremos por tu salud, y alzaremos pendón en el nombre de nuestro Dios” Sal.20:5;

“Has dado a los que te temen bandera que alcen por la verdad” Sal. 60:4.

El enemigo, sus huestes del mal y nosotros.

“Porque no seamos engañados de Satanás: pues no ignoramos sus maquinaciones” 2ª Cor. 2:11.

Para ir a la batalla por la vida que nos presenta Judas es necesario conocer al enemigo que debemos enfrentar. La Palabra de Dios nos presenta y advierte sobre el enemigo que tenemos al frente, para que sepamos con quién nos enfrentamos:

“Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne; sino contra principados, contra potestades, contra señores del mundo, gobernadores de estas tinieblas, contra malicias espirituales en los aires. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y estar firmes, habiendo acabado todo” Ef. 6:11-13.

Nuestro enemigo es Satanás seguido de todas sus huestes demoníacas y multitud de gentes que le siguen el juego.

Desde que Satanás se rebeló contra su creador ha estado empeñado en destruir toda la obra de Dios. El no tiene capacidad de crear, sólo toma la obra de Dios y la corrompe.

Es oportuno recordar que las profecías claramente nos señalan que estamos viviendo en los últimos tiempos. Este es un hecho que el Diablo conoce y por eso está más activo que nunca poniendo la mayor cantidad de obstáculos a su alcance para que la obra de redención divina se lleve a cabo

“No os engañe nadie en ninguna manera; porque no vendrá sin que venga antes la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición” 2ª Tes. 2:3.

La Iglesia es el pueblo de Dios (“Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, gente santa, pueblo adquirido” 1ª Ped. 2:9). Esto la convierte inmediatamente en blanco de destrucción para el Diablo, quien seguido de sus demonios no escatiman esfuerzos para lograr su objetivo.

Este enemigo no es invencible, pero no podemos subestimar su capacidad y menos pretender enfrentarlo sin estar tomados de la mano de nuestro Padre Celestial (“Someteos pues a Dios; resistid al diablo, y de vosotros huirá” Stgo. 4:7).

Las artimañas empleadas por Satanás a lo largo de la historia han sido muy variadas: persecución con cárcel, torturas, hoguera. Sin embargo, esa represión sangrienta fue la que mantuvo la llama del evangelio y la pasión de los creyentes; hoy el ataque característico es de otro tipo, ha cambiado la estrategia logrando mejores resultados al inundar la iglesia con gente sin temor de Dios, la que ha arrastrado a muchos cristianos fieles a una tibieza espiritual que para Dios resulta abominable. “Mas porque eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca” Apoc. 3:16.

El abandono paulatino de la verdad bíblica.

“Compra la verdad, y no la vendas” Prov. 23:23.

Resulta imposible tener una posición totalmente bíblica y dejar de lado la defensa de la fe. Surge en este punto una situación que es imposible pasar por alto:

“Pues así ha dicho Jehová de los ejércitos: Pensad bien sobre vuestros caminos” Hag. 1:5.

Cuando una persona desecha parte del consejo de Dios (como lo hacen aquellos que dicen que la Palabra de Dios se defiende sola y que no es necesario que ellos participen en esta labor), dicha persona lo que está haciendo es ponerse por sobre Dios, juzgando qué es lo que se debe considerar y qué desechar en la Palabra de Dios.

Esta posición además de significar una muestra de absoluta rebeldía hacia Dios, permite el inicio de un proceso que la historia muestra que sólo arrastra a la ruina, pues cuando alguien desecha algún consejo divino queda expuesto a desechar algo más el día de mañana.

En realidad lo que ocurre es que se abre la puerta a la degradación del evangelio (“Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad sobre vuestros caminos” Hag. 1:7).

Fue lo que aconteció en el huerto del Edén (“Mas temo que como la serpiente engaño a Eva con su astucia, sean corrompidos así vuestros sentidos en alguna manera, de la simplicidad que es en Cristo” 2ª Cor. 11:3).

Ocurrió a mediados del siglo XIX con el modernismo y hoy no es distinta la situación. Como ejemplo baste mencionar la introducción en la alabanza a Dios de la música del mundo, bajo el pretexto de que hay personas que es la única manera como escucharán el evangelio, y que de otra manera jamás habrían estado dispuestas a prestarle atención.

Parece una buena razón, pero la Biblia afirma otra cosa: “Porque por no haber el mundo conocido en la sabiduría de Dios a Dios por sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación” 1ª Cor. 1:21.

¿Qué motivaba este desafío?

El v4 da la razón de este llamado: Existe un peligro que amenaza la integridad de la Iglesia, en forma secreta, sutil. Personas no creyentes se han introducido en la Iglesia. El sólo hecho de entrar en forma encubierta nos muestra que su finalidad no es buena “De cierto, de cierto os digo: El que no entra por la puerta en el corral de las ovejas, mas sube por otra parte, el tal es ladrón y robador” Jn. 10:1.

Judas no expresa ninguna sorpresa de que esto esté ocurriendo en medio del pueblo de Dios; conoce que estas personas han sido “ordenados para esta condenación”. Son hombres impíos, personas que no tienen ninguna reverencia ni adoran a Dios (el v15 enfatiza esta idea). Pedro y Juan advierten:

“Pero hubo también falsos profetas en el pueblo, como habrá entre vosotros falsos doctores, que introducirán encubiertamente herejías de perdición, y negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos perdición acelerada” 2ª Ped. 2:1;

”Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas son salidos en el mundo” 1ª Jn. 4:1.

Una característica de los impíos es la falta de reverencia en la adoración a Dios; sin embargo, han entrado en la Iglesia, tratando de tomar lugares de preeminencia.

“El principio de la sabiduría es el temor (reverencia) de Jehová: Los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza” Prov. 1:7.

¿Cómo se manifiesta esto?

– Cambian o convierten en libertinaje la gracia de Dios

(Libertinaje: algo desenfrenado, sin control, disolución, lascivia – propensión a los deleites carnales, apetito inmoderado por algo).

No podemos dejar de llamar la atención de lo que dice Rom 6:1: “¿Pues qué diremos? ¿Perseveraremos en pecado para que la gracia crezca?”

Ellos creen que como sea Dios los tendrá que perdonar por todo lo que han hecho “para él” y responden livianamente que sí a Rom 6:1.

Con sus acciones maltratan la gracia. Tan sólo recordemos las palabras del Señor en el Sermón del Monte:

No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos: mas el que hiciere la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre lanzamos demonios, y en tu nombre hicimos mucho milagros? Y entonces les protestaré: Nunca os conocí; apartaos de mí, obradores de maldad”  Mat 7:21-23.

Sin duda, la crisis doctrinal de irreverencia afecta a las personas a las cuales se refiere Judas.

– Niegan a Dios y a Jesús.

Lo hacen como Pablo lo dice a Tito:

Profésanse conocer a Dios; mas con los hechos lo niegan, siendo abominables y rebeldes, reprobados para toda buena obra” Tito 1:16.

La vida diaria de estas personas muestra que en realidad han desechado la idea de un Dios Todopoderoso, lo que es sinónimo de no creer en Dios. Para ellos David escribió:

“Dijo el necio en su corazón: No hay Dios. Corrompiéronse, hicieron obras abominables; no hay quien haga bien” Sal. 14:1.

 

Se puede tener una doctrina correcta y vivir conforme o no a la voluntad de Dios. Pero es imposible tener una doctrina errónea y vivir correctamente para Dios.

Considera entonces este consejo: ”Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina” 1ª Tim. 4:16.

La realidad de estas personas es que nunca han recibido la fe dada a los santos, es por eso que no tienen el menor respeto por ella y todo lo hacen bajo consideraciones únicamente humanas. Sus prácticas las toman de las prácticas que el mundo usa para llamar la atención, cambian el evangelio en otra cosa, algo extraño al mensaje de la Palabra de Dios.

“Mas aun si nosotros o un ángel del cielo os anunciare otro evangelio del que os hemos anunciado, sea anatema (maldito)” Gal. 1:8;

“Si alguno viene a vosotros, y no trae esta doctrina, no lo recibáis en casa, ni le digáis: ¡bienvenido! Porque el que le dice bienvenido, comunica con sus malas obras” 2ª Jn 10,11.

Este problema ha estado presente en la Iglesia siempre y así será hasta la venida del Señor. ”¡Ay del mundo por los escándalos! porque necesario es que vengan escándalos; mas ¡ay de aquel hombre por el cual viene el escándalo!” Mat 18:7.

¿Cómo tratar con esto?

– Discernimiento – conformidad con la doctrina fundamental -:

Probar los espíritus, debemos aprender a discriminar:

”No todo el que me dice: Señor, Señor… Y entonces les protestaré: Nunca os conocí; apartaos de mí, obradores de maldad” Mat 7:21,23;

“Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas son salidos en el mundo” 1ª Jn. 4:1.

Un conocimiento acabado de la Palabra de Dios, acompañado de una firme convicción de que ella es la única fuente de la revelación que Dios estimo necesario entregarnos, es el camino para desarrollar el discernimiento que requiere cada hijo de Dios para enfrentar a los falsos maestros que pululan por todas partes.

Este conocimiento de la Palabra de Dios nos permitirá tomar decisiones como la de Zorobabel, Jesuá y los demás cabezas de los padres de Israel que ante el “gentil” ofrecimiento de los paganos de cooperar en la construcción del templo no dudaron un momento en responder:

“No nos conviene edificar con vosotros casa a nuestro Dios, sino que nosotros solos la edificaremos a Jehová Dios de Israel”. Esd. 4:3.

Es en este punto que los principios de separación bíblica que nuestra Iglesia ha sostenido desde sus inicios deben ser renovados.

– Debemos concentrarnos y enfatizar la enseñanza de la sana doctrina.

Este fue el centro de las instrucciones de Pablo a Timoteo y a Tito “Entre tanto que voy, ocúpate en leer, en exhortar, en enseñar” 1ª Tim. 4:13; “Retenedor de la fiel palabra que es conforme a la doctrina” Tito 1:9.

Sólo el conocimiento profundo de la Palabra de Dios es lo que nos permite identificar el error “Este pueblo de labios me honra; mas su corazón lejos está de mí. Mas en vano me honran, enseñando doctrinas y mandamientos de hombres” Mat. 15:8,9.

Hay quienes creen que profundizando en el conocimiento de los errores de las sectas falsas podrán estar preparados para resistir sus enseñanzas. Algo de cierto hay en ese argumento, sin embargo, adolece del riesgo de que cada día surgen nuevas herejías y si nos concentramos en estudiar cada una de ellas no tendremos tiempo para estudiar la Biblia.

Por otro lado, el conocimiento de la verdad nos permitirá distinguir claramente el error, pues cada cosa que no concuerde con ella claramente será una falsificación: “Compra la verdad, y no la vendas; la sabiduría, la enseñanza, y la inteligencia. Dame, hijo mío, tu corazón, y miren tus ojos por mis caminos” Prov. 23:23, 26.

Es oportuno hacer una recomendación: Muchos dicen que leen la Biblia diariamente, pero cuando se les consulta por lo que leyeron sólo tienen respuestas dubitativas, pues “picotean” por un lado y otro, no tienen ningún método para seguir ordenadamente la lectura. Esto es poco provechoso. Además es posible que así haya partes de la Biblia que jamás leerán, privándose de bendiciones que ahí están, pero que no son descubiertas en el estudio. Por otra parte, leer en forma “libre” impide hacer evaluaciones de nuestro progreso en el estudio.

Por las razones expuestas es muy conveniente programar el estudio de la Palabra de Dios y pedir la dirección del Espíritu Santo, para que nos guíe al conocimiento de toda la verdad (“Cuando viniere aquel Espíritu de verdad, él os guiará a toda verdad” Jn. 16:13).

– Liderazgo:

Estamos en una sociedad (iglesia) que está acomodándose al consumismo. Así se explica el fenómeno que cunde por muchas iglesias hoy: la iglesia que satisface “al cliente” (mensajes cortos, show para entretener, “alabanzas” que imitan los modos usados por el mundo, etc.)

“Y no os conforméis a este siglo; mas reformaos por la renovación de vuestro entendimiento, para que experimentéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta” Rom. 12:2.

Es muy importante notar cual es el camino que Dios traza para que sus hijos disfruten de la ”buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”. Curiosamente es justamente el camino opuesto al que muchos están tomando hoy. Dios nos llama a no conformarnos con el mundo sino que a cambiar totalmente:

“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es: las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” 2ª Cor. 5:17.

Muchos pastores prefieren transar con ideas humanas en vez de acudir a la Biblia. De esta manera lo que se genera no es evangelio, sino que un sustituto, que por no ser real es vano. Sólo puede producir cambios temporales y superficiales, pero no es eficaz para llevar almas a los pies de Cristo:

“Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis traspasado del que os llamó a la gracia de Cristo, a otro evangelio: No que hay otro, sino que hay algunos que os inquietan, y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Mas aun si nosotros o un ángel del cielo os anunciare otro evangelio del que os hemos anunciado, sea anatema. Como antes hemos dicho, también ahora decimos otra vez: Si alguno os anunciare otro evangelio del que habéis recibido, sea anatema” Gál. 1:6-9.

Si queremos evitar esto en nosotros, la única manera de no sucumbir es:

– Fidelidad a Dios, vidas santas y entregadas al Señor:

“Sino como aquel que os ha llamado es santo, sed también vosotros santos en toda conversación (comportamiento o conducta): Porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo” 1ª Ped. 1:15,16.

– Fidelidad a la Palabra de Dios, con estudio profundo y predicación del evangelio. Como lo hallamos en la Biblia

“Toda Escritura es inspirada divinamente y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instituir en justicia” 2ª Tim 3:16.

La Iglesia de hoy, una realidad a la que debemos prestarle atención.

Hoy vivimos en un mundo de concesiones.

La sociedad actual ha abandonado los parámetros morales y los principios cristianos a cambio de la conveniencia

“Porque manifiesta es la ira de Dios del cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres, que detienen la verdad con injusticia” Rom. 1:18.

CONVENIENCIA <=> PRAGMATISMO = Alcanzar nuestros objetivos sin que importen los medios usados.

El fin justifica los medios <=> Si te sirve, hazlo

Esta filosofía inevitablemente compromete la conciencia y las convicciones.

Cuando el hombre se fabrica un “dios” a su medida los sentimientos de culpa y el remordimiento no determinan su conducta, sólo se considera la retribución inmediata. Así, la gente aprende a mentir, a engañar, a robar y a esconder la verdad

“Porque habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni dieron gracias; antes se desvanecieron en sus discursos, y el necio corazón de ellos fue entenebrecido” Rom. 1:21

 

Al aceptar esta filosofía:

El acomodo se convierte en un estilo de vida.

El resultado práctico: La tolerancia con todo llega a nuestro medio y la iglesia comienza a actuar así para “ganar” a los perdidos.

En nuestros días, muchas iglesias buscan como presentar el evangelio en forma “atractiva” (Se omite el hecho de que el evangelio confronta al hombre con su pecado).

Mat. 20:16 “…muchos son llamados, mas pocos escogidos”.

Aunque muchos ya han transado sus principios, el testimonio cristiano, hoy, debe ser expresado por una devoción a la Palabra de Dios como la autoridad suprema, sean cuales sean las consecuencias inmediatas. Dios atrae a los escogidos por medio de cristianos que demuestran ser diferentes del mundo, que revelan su verdadera fidelidad por su devoción y obediencia a las normas de Dios.

Vivir así, atraerá la oposición del mundo secular. Consideren esta descripción de la presión que el mundo ejerce sobre los hijos de Dios:

“El mundo es un seductor que trata de atraer nuestra atención y nuestra devoción. Se halla tan cercano, tan visible y tan tentador, que eclipsa nuestra visión del cielo. Lo que vemos reclama nuestra atención. Atrae nuestra mirada, a menos que la dirijamos hacia un lugar mejor cuyo arquitecto y constructor es Dios. Nos agrada (por lo menos gran parte del tiempo) y, desafortunadamente, a menudo vivimos nuestra vida para agradarlo a él. Y allí es donde surge el conflicto, porque agradar al mundo rara vez coincide con agradar a Dios.

El llamado divino que recibimos es éste: “No os conforméis a este siglo” Rom. 12:2.

Pero el mundo quiere que nos asociemos con él. Se nos apremia para que participemos al máximo de él. Nos presiona grandemente por medio de nuestros compañeros de generación.” (de “Avergonzados del Evangelio” J.F. MacArthur, 2001).

La iglesia está ahora tan versada en cuanto a comprometerse con el mundo, que ha olvidado el cómo no transigir. Es por eso que aceptamos con tanta facilidad valores del mundo y nos entregamos a ellos y así nuestras normas sustituyen a las de Dios. “No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, la concupiscencia de la carne, y la concupiscencia de los ojos, y la soberbia de la vida, no es del Padre, mas es del mundo” 1ª Jn. 2:15,16.

Dios en su Palabra nos exige justamente lo contrario, El nos ordena vivir separados del mundo.

La Separación Bíblica.

– Un principio bíblico que no nos deja opción:

”¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad con Dios? Cualquiera pues que quisiere ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios” Stgo. 4:4.

”Apartaos, apartaos, salid de ahí, no toquéis cosa inmunda; salid de en medio de ella; limpiaos los que lleváis los vasos de Jehová” Is. 52:11.

”Salid de en medio de ella, pueblo mío, y salvad cada uno su vida de la ira del furor de Jehová” Jer. 51:45.

– La razón:

“Yo les he dado tu palabra; y el mundo los aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo” Jn. 17:14.

“Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, gente santa, pueblo adquirido…” 1ª Ped. 2:9.

– La motivación:

”Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero” 1ª Jn. 4:19: amor y gratitud a Dios.

– La necesidad: una tarea por cumplir:

“para que anunciéis las virtudes de aquel que os ha llamado de las tinieblas a su luz admirable” 1ª Ped. 2:9.

 

Este es el principio que expone Judas en los versículos 1 al 4:

Por ser de Cristo y ver la crisis existente => ¡CONTENDAMOS!

 

El v3 y una lección de sumisión a la voluntad de Dios. En el v3 se encuentra una lección vital para todo hijo de Dios, pero que, en una lectura rápida, pasa inadvertida.

Judas se aprestaba a dar testimonio de la salvación (“por la gran solicitud que tenía de escribiros de la común salud”), pero había otra idea en el plan de Dios. De inmediato, Judas, da un giro en su determinación y adapta su voluntad a la voluntad de Dios. Esta acción está en concordancia con la humildad que se refleja en el saludo del v1.

Si debes enfrentar una situación similar ¿Cuál camino es el que estás dispuesto a seguir?

La lección:

Mantente atento a hacer lo que Dios desea que hagas y no te empecines en tu propia opinión.

“No seas sabio en tu opinión: Teme a Jehová, y apártate del mal” Prov. 3:7.

ADVERTENCIA: LA REBELDÍA NO QUEDA IMPUNE, ENTONCES CUÍDATE.

v5-7:
5 Os quiero pues amonestar, ya que alguna vez habéis sabido esto, que el Señor habiendo salvado al pueblo de Egipto, después destruyó a los que no creían:6 Y a los ángeles que no guardaron su dignidad, mas dejaron su habitación, los ha reservado debajo de oscuridad en prisiones eternas hasta el juicio del gran día: 7 Como Sodoma y Gomorra, y las ciudades comarcanas, las cuales de la misma manera que ellos habían fornicado, y habían seguido la carne extraña, fueron puestas por ejemplo: sufriendo el juicio del fuego eterno.

Iniciemos esta sección enunciando la conclusión: Dios siempre castiga la rebeldía.

Para que no queden dudas de esta realidad, Judas cita tres ejemplos de juicios divinos bien conocidos por el pueblo de Dios, todos referidos a la historia del Antiguo Testamento. Veamos cada uno de ellos brevemente:

v5: Israel.

Dios libró al pueblo de la esclavitud que estaban viviendo en Egipto haciendo no una sino muchas demostraciones de su poder. Desde la conservación de la vida de Moisés, pasando por las diez plagas y el cruce del Mar Rojo, nada ocurre al azar, todo es guiado por Dios, al punto que no puede quedar la menor duda de que así es.

Cada manifestación del poder de Dios permitía aprender a confiar más en este Dios Todopoderoso. Sin embargo, todo marchó bien hasta que bajaron la mirada y al pensar que deberían enfrentar a pueblos de “gigantes” creyeron que tendrían que hacerlo solos y, sintiéndose incapaces, se rebelaron contra Dios. Se olvidaron de la poderosa mano de Dios y cómo los había librado del yugo opresor. (véase Núm. 14).

El resultado:”Mas de muchos de ellos no se agradó Dios; por lo cual fueron postrados en el desierto” 1ª Cor. 10:5.

¿Quiénes fueron los destruidos? Los que no creían.
No creer a lo que Dios dice en su Palabra es el acto de la mayor rebeldía en el que puede caer el ser humano.

v6: Los seres celestiales.
Hubo seres angélicos que entre el cumplimiento de los sagrados oficios y la alabanza a Dios, y seguir el camino tomado por Satanás escogieron esto último.

Esta rebelión les costó la expulsión del cielo y quedar bajo una sentencia de condenación eterna en el infierno

“Dios no perdonó a los ángeles que habían pecado, sino que habiéndolos despeñado en el infierno con cadenas de oscuridad, los entregó para ser reservados al juicio” 2ª Ped. 2:4.

v7: Los gentiles.
Se presenta el caso de las ciudades de Sodoma y Gomorra (Gén. 19). Sus habitantes se dejaron llevar por sus instintos pecaminosos y se rebelaron contra Dios, viviendo como si él no existiera y se dieron a una vida de corrupción. Hoy, sus restos yacen bajo el Mar Muerto; la destrucción enviada por Dios fue total. El juicio divino contra la rebelión de estas ciudades nos señala que ni un solo justo fue hallado en ellas, salvo Lot.

“Y libró al justo Lot, acosado por la nefanda conducta de los malvados; (Porque este justo, con ver y oir, morando entre ellos, afligía cada día su alma justa con los hechos de aquellos injustos;) Sabe el Señor librar de tentación a los píos, y reservar a los injustos para ser atormentados en el día del juicio” 2ª Ped 2:7-9.

La Palabra del Señor nos enseña que él es inmutable en su ser, que su Palabra es permanente, nunca cambia

“Sécase la hierba, cáese la flor: mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre” Is. 40:8;

“Siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios, que vive y permanece para siempre” 1ª Ped. 1:23),

Sin embargo, hay quienes creen que pueden tomar el camino de la rebelión contra Dios y pasar inadvertidos a los ojos del Creador.

”Pues que los caminos del hombre están ante los ojos de Jehová, y él considera todas sus veredas” Prov. 5:21.

Estamos en presencia de un hecho indesmentible: Cualquiera que se rebela contra Dios recibirá el juicio de Dios.

“Porque Dios traerá toda obra a juicio, el cual se hará sobre toda cosa oculta, buena o mala” Ecc. 12:14;

“Porque es menester que todos nosotros parezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que hubiere hecho por medio del cuerpo, ora sea bueno o malo” 2ª Cor 5:10.

Es por esto que Judas dice: “quiero pues amonestar” o de otra manera: Consideren que en el pasado hubo brotes de rebeldía contra Dios y Dios actuó inflexiblemente.

Ni siquiera los ángeles pueden escapar al juicio de Dios, si se rebelan ¿Quiénes somos nosotros para creer que correremos una suerte distinta?

No podemos olvidar lo que ha ocurrido en la historia. Cómo Dios actuó en esos momentos, pues no será distinto con nosotros.

Este caso es un ejemplo de las alarmas de advertencia que Dios colocó en su Palabra para que sus hijos establezcan límites en su conducta.

El mensaje inequívoco de advertencia que recibimos en los v5-7 es:

Si Dios siempre castiga la rebeldía, debemos actuar según sus reglas.

ESTOS SOÑADORES HACEN LO QUE NO DEBEN HACER.

v8-10:
8 de la misma manera también estos soñadores amancillan la carne, y menosprecian la potestad, y vituperan las potestades superiores. 9 Pero cuando el arcángel Miguel contendía con el diablo, disputando sobre el cuerpo de Moisés, no se atrevió a usar de juicio de maldición contra él, sino que dijo: El Señor te reprenda. 10 Pero éstos maldicen las cosas que no conocen; y las cosas que naturalmente conocen, se corrompen en ellas, como bestias brutas.

Los que se citan en los v5-7, ya recibieron el juicio (castigo) de Dios. Ninguno pudo escapar a este veredicto de Dios.

En los v8-10 encontramos a un nuevo grupo que correrá la misma suerte de los ya mencionados. Los llama “soñadores”, esto es, personas que echan a volar su imaginación para sentar los fundamentos de sus actuaciones, dejándose llevar sólo por la sabiduría humana que creen tener.

El resultado de este proceso es obvio y no puede ser otro, ya que salen de mentes extraviadas por el pecado

“¡Oh gente pecadora, pueblo cargado de maldad, generación de malignos, hijos depravados! Dejaron a Jehová, provocaron a ira al Santo de Israel, tornáronse atrás. ¿Para qué habéis de ser castigados aún? todavía os rebelaréis. Toda cabeza está enferma, y todo corazón doliente. Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa ilesa, sino herida, hinchazón y podrida llaga: no están curadas, ni vendadas, ni suavizadas con aceite” Is. 1:4-6.

La característica principal que muestra este grupo de personas es que se tornan insensibles a las advertencias de las Escrituras. De esto dan cuenta sus acciones:

Amancillan la carne

(Amancillar: deslustrar la fama o linaje. Afear, ajar).

Se corrompen, dan rienda suelta a los deseos del cuerpo (pecados sexuales), ponen sus propias reglas, que son reflejo de un corazón “esclavo” del pecado.

Esto es característico de todos aquellos que no tienen a Dios en sus vidas, se construyen mentalmente un “dios pequeño” que está dispuesto a aceptar sus costumbres y tolerarlas. Claramente no puede ser de otra manera, pues es un dios falso, producto de la imaginación de criaturas limitadas.

“Trocaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, y de aves, y de animales de cuatro pies, y de serpientes. Por lo cual también Dios los entregó a inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de suerte que contaminaron sus cuerpos entre sí mismos: los cuales mudaron la verdad de Dios en mentira, honrando y sirviendo a las criaturas antes que al Criador, el cual es bendito por los siglos. Amén. Por esto Dios los entregó a afectos vergonzosos; Y como a ellos no les pareció tener a Dios en su noticia, Dios los entregó a una mente depravada, para hacer lo que no conviene, estando atestados de toda iniquidad, de fornicación, de malicia, de avaricia, de maldad; llenos de envidia, de homicidios, de contiendas, de engaños, de malignidades; murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres, necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia: Que habiendo entendido el juicio de Dios que los que hacen tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, más aún consienten a los que las hacen” Rom. 1:23-32.

Menosprecian la potestad.

Rechazan el señorío de Cristo, lo niegan, no ponen atención a sus palabras. Esto los impulsa a rechazar toda autoridad, alzándose a sí mismos como autoridad final.

En nuestros días, éste no es un detalle que se pueda pasar por alto. Sin duda que el rechazo a toda autoridad y el afán de absoluta independencia es una característica muy notoria de la sociedad actual y, lamentablemente, la Iglesia no esta ajena a esta situación y habitualmente, desde su mismo seno, sufre arremetidas en este sentido.

“Ay del mundo por los escándalos! porque necesario es que vengan escándalos; mas ay de aquel hombre por el cual viene el escándalo!” Mat 18:7.

Vituperan las potestades superiores

(Vituperar: decir mal de una persona o cosa).

Blasfeman la gloria y magnificencia de Dios, pretenden ocupar ellos el lugar que a Dios le corresponde.

Esto no es más que un reflejo del señor que gobierna el corazón, mente y cuerpo de estas personas: Satanás.

“Y si os dijeren: Preguntad a los pythones y a los adivinos, que susurran hablando, responded: ¿No consultará el pueblo a su Dios? ¿Apelará por los vivos a los muertos? ¡A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido. Y pasarán por él fatigados y hambrientos, y acontecerá que teniendo hambre, se enojarán y maldecirán a su rey y a su Dios, levantando el rostro en alto” Is. 8:19-21.

Es característico de estos soñadores su desfachatez, lo que queda ilustrado al comparar los v9 y 10. Mientras el arcángel Miguel tiene un cuidado especial para no proferir ningún tipo de juicio contra el Diablo pues él único que tiene la autoridad de reprender, incluso al Diablo, sólo es Dios, ellos tienen la osadía de blasfemar contra la gloria de Dios.

Es necesario referirse brevemente al v9. respecto a la referencia que se encuentra aquí a la contienda establecida entre el arcángel Miguel y el Diablo por el cuerpo de Moisés. Este incidente sólo es mencionado en esta cita de la Biblia. Es muy probable que este acontecimiento histórico se haya perpetuado en el conocimiento del pueblo por un traspaso verbal generación tras generación. Podremos intentar muchas explicaciones, sin embargo, hay algo que está por sobre todas las explicaciones que se nos puedan ocurrir, y esto es el hecho de que Judas estaba escribiendo bajo la acción de la inspiración del Espíritu Santo. Por lo tanto, concluimos que el hecho efectivamente ocurrió.

Revelarse contra Dios trae corrupción; el ser humano se deja llevar por la concupiscencia, deseos desordenados de la carne

“Porque todo lo que hay en el mundo, la concupiscencia de la carne, y la concupiscencia de los ojos, y la soberbia de la vida, no es del Padre, mas es del mundo” 1ª Jn. 2:16.

v10
“Pero éstos maldicen… como bestias brutas”

Podemos darnos cuenta del abismo que existe entre la actuación de reverencia a Dios por parte del arcángel Miguel y la actuación de estos “soñadores”.

Muchos, ante los ojos de la gente, son venerables personas. Sin embargo, su actuación a los ojos de Dios es similar a lo irracional de la conducta de un animal y aún más, es como el comportamiento de una bestia bruta, descontrolada

“Mas éstos, diciendo mal de las cosas que no entienden, como bestias brutas, que naturalmente son hechas para presa y destrucción, perecerán en su perdición” 2ª Ped. 2:12.

Por autoridad humana se permiten maldecir incluso lo que no conocen. Cabe señalar que entre sus objetos de maldición está Dios y sus hijos ¿Cómo podremos tener comunión con este tipo de gente? Es por lo expuesto que el consejo bíblico es:

“No dejes se incline mi corazón a cosa mala, a hacer obras impías con los que obran iniquidad, y no coma yo de sus deleites” Sal. 141:4;

“Si alguno viene a vosotros, y no trae esta doctrina, no lo recibáis en casa, ni le digáis: ¡bienvenido! Porque el que le dice bienvenido, comunica con sus malas obras” 2ª Jn. 1:10,11.

Debemos depender del Señor.

Contendemos eficazmente por la fe:

  • Siendo de Cristo.
  • Viviendo en un espíritu de sumisión a la Palabra de Dios para prevenir sentimientos de rebeldía contra nuestro Padre Celestial.
  • Rechazando la actitud de osadía de los rebeldes.

En nuestro deseo de contender eficazmente por la fe debemos ser “SINCEROS”, analizando ante el Señor nuestra vida, de modo de estar seguros de que nada haya sido reparado artificialmente, sino que cada parte de nuestro ser esté dispuesto a ponerse en las manos del Señor y esperando su obra en nosotros.

La simple sinceridad no es condición suficiente. Consideremos el siguiente ejemplo: Una persona necesita llegar a un cierto destino, para lo cual toma un bus, sin darse cuenta que al abordarlo se ha equivocado. Por más sincero que sea no llegará al destino esperado. Para que eso sea realidad debe ir en el bus correcto. Algo similar ocurre en el campo espiritual: Se puede ser muy sincero en la postura asumida, sin embargo, si no tiene el pleno respaldo que ofrece la Palabra de Dios, que en este aspecto es la única verdad, el resultado será uno sólo: perdición.

Necesitamos orar tal como lo hace el salmista: “Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón: Pruébame y reconoce mis pensamientos: Y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno” Sal. 139:23,24.

El mensaje central de los v 5-10 es:

Rechacemos la actitud de osadía de los rebeldes.

LAS CARACTERÍSTICAS DEL ERROR Y SUS CONSECUENCIAS.

v11-16:
11 ¡Ay de ellos! porque han seguido el camino de Caín, y se lanzaron en el error de Balaam por recompensa, y perecieron en la contradicción de Coré. 12 Estos son manchas en vuestros convites, que banquetean juntamente, apacentándose a sí mismos sin temor alguno: nubes sin agua, las cuales son llevadas de acá para allá de los vientos: árboles marchitos como en otoño, sin fruto, dos veces muertos y desarraigados; 13 Fieras ondas de la mar, que espuman sus mismas abominaciones; estrellas erráticas, a las cuales es reservada eternalmente la oscuridad de las tinieblas. 14 De los cuales también profetizó Enoc, séptimo desde Adam, diciendo: He aquí, el Señor es venido con sus santos millares, 15 a hacer juicio contra todos, y a convencer a todos los impíos de entre ellos tocante a todas sus obras de impiedad que han hecho impíamente, y a todas las cosas duras que los pecadores impíos han hablado contra él. 16 Estos son murmuradores, querellosos, andando según sus deseos; y su boca habla cosas soberbias, teniendo en admiración las personas por causa del provecho.

¡Ay de ellos! Judas no puede menos que alzar este ¡ay! por la condición en que estas personas se han puesto, se hallan en una situación muy precaria, lo que ilustra con tres situaciones a las que ellos se han expuesto, a saber:

  • El camino de Caín – Gén. 4:3-8.
  • El error de Balaam – Núm. 22.
  • La contradicción de Coré – Núm 16:1-33.

El camino de Caín.

El Camino de Caín es el camino de la rebeldía contra los mandamientos de Dios. Esta rebeldía la mostró al traer la ofrenda solicitada por Dios según su propia idea y no según lo mandado por Dios. Al ver la desaprobación divina a su presente su rebeldía lo arrastró a darle muerte a su hermano Abel. La razón: porque las cosas se habían hecho de una manera diferente a como él quería.

“No como Caín, que era del maligno, y mató a su hermano. ¿Y por qué causa le mató? Porque sus obras eran malas, y las de su hermano justas” 1ª Jn. 3:12.

Vemos como la rebeldía ciega la razón y arrastra al ser humano a profundidades insospechadas.

Este ¡ay! tiene un agravante que afecta a quienes está dirigido y que hace imposible que eviten consecuencias drásticas de parte de Dios.

La expresión “han seguido el camino” nos señala un acto de elección voluntaria, incluso premeditada y sin presión de nadie. Teniendo el conocimiento de las cosas, han escogido el camino que lleva por el mal

“Porque habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios” Rom. 1:21a.

El error de Balaam.

Este hombre quiso desviar a Israel llevado por su deseo de lucro, haciéndose pasar por alguien muy espiritual. Estuvo dispuesto a hacer lo que no se debe y para eso buscó las justificaciones necesarias. El sabía cual era la opinión de Dios, sin embargo, de todas maneras, se dispuso a ir a satisfacer la petición del pagano rey Balac.

¿Cómo es el comportamiento de estas personas?

La Biblia afirma que “se lanzaron”, esto es “fueron tras”. Su rebeldía los lleva a actuar irreflexivamente, sin oír el consejo de Dios, sino que motivados sólo por el afán de ganancias deshonestas, tal como lo pretendió hacer Balaam.

No obstante, debemos tener presente que la Palabra de Dios afirma:

“Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?” Jer. 17:9.

No estamos libres de buscar justificaciones para obtener lo que satisface nuestra carne y daña nuestra vida espiritual ¡CUIDADO!

La contradicción de Coré.

Coré dejó anidar en su corazón un sentimiento de disconformidad, deseó ocupar la posición de Moisés y Aarón. ¿No les recuerda la historia de Lucifer cuando pretendió ocupar el lugar de Dios? Esta acción de Satanás motivó, por parte de Dios, la expulsión del Diablo del cielo y su eterno confinamiento al infierno.

Para estas personas, la Biblia afirma que el castigo de Dios es que perezcan. Tal como la tierra se abrió y tragó a Coré y sus secuaces estas personas serán absorbidas por la condenación, cayendo en el infierno por toda la eternidad.

El décimo mandamiento nos enseña a vivir contentos con lo que Dios nos ha dado y no vivir codiciando lo que otros tienen:

“No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo” Ex. 20:17.

Resulta interesante comentar que nos hemos visto enfrentados en el último tiempo a algunos movimientos que captan la atención especialmente de los jóvenes y los incitan a manifestarse criticando ácidamente a los pastores de nuestra denominación.
Esta es una posición muy delicada. No olvidemos que el consejo bíblico es:

“Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como aquellos que han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no gimiendo; porque esto no os es útil” Heb. 13:17.

Caminos que el hombre busca  / Motivación

  • El camino de Caín Gén. 4:3-8: Rebeldía contra los mandamientos de Dios
  • El error de Balaam Núm. 22: Afán de ganancias deshonestas
  • Contradicción de Coré Núm 16:1-33: Codicia y disconformidad

Si volvemos al v4, se nos advierte que estos ”hombres han entrado encubiertamente”, es decir, entraron solapadamente a la iglesia, con sigilo y astucia de modo de pasar inadvertidos por los hermanos “Los hijos de este siglo son en su generación más sagaces que los hijos de luz” Luc.16:8, sin embargo, llega el momento en que ya no se pueden dejar de ver. En los v12 y 13 Judas nos entrega una serie de caracterizaciones que ilustran el comportamiento de esta gente en medio de la congregación.

Veamos en detalle cada una de ellas y roguemos al Señor nos dé un espíritu de discernimiento para detectarlos y no dejarnos engañar por ellos:

Manchas en nuestros convites,

Judas, en este caso, se está refiriendo a las reuniones en que la Iglesia muestra y disfruta del amor fraternal que Dios derrama en su pueblo. Sin embargo, en ese ambiente, estas personas son manchas, resaltan por su impiedad en medio del pueblo fiel. Lo que mueve a este grupo de personas no es el amor por los hermanos sino que el beneficio propio. En medio de los santos que deben brillar en la luz del Señor, la presencia de corazones no redimidos, mas aún, cuando actúan para tomar posiciones de poder en la Iglesia, sin duda, son manchas que pueden afectar el buen desempeño de la familia de Dios, sobre todo cuando se procede ingenuamente.

La palabras “banquetean juntamente”, nos señalan que no tienen ningún interés en compartir con los demás, no les importa lo que ocurra con otros, sólo se preocupan de satisfacerse a sí mismos.

En el pasaje paralelo de 2ª Ped. 2:13,14 se refuerza esta enseñanza:

”Recibiendo el galardón de su injusticia, ya que reputan por delicia poder gozar de deleites cada día. Estos son suciedades y manchas, los cuales comiendo con vosotros, juntamente se recrean en sus errores; teniendo los ojos llenos de adulterio, y no saben cesar de pecar; cebando las almas inconstantes; teniendo el corazón ejercitado en codicias, siendo hijos de maldición”.

Es oportuno definir la palabra piedad: Buscar y vivir de la manera que a Dios le agrada, supeditando mi voluntad a la de Dios. Claramente este tipo de personas, que suele infiltrarse en la congregación, no está dispuesto a vivir en esta búsqueda. Luego se caracterizan por lo contrario, es decir, impiedad.

Apacentándose a sí mismos.

No tienen ningún cuidado por los demás, sólo les interesa el beneficio personal.

Son un monumento al “YO”, buscan ser los primeros, ¡qué contraste con la enseñanza del Señor Jesús!:

“Y el que quisiere entre vosotros ser el primero, será vuestro siervo” Mat 20:27, “Entonces sentándose, llamó a los doce, y les dice: Si alguno quiere ser el primero, será el postrero de todos, y el servidor de todos” Mar. 9:35.

Si el principio de la sabiduría es el temor de Jehová y estas personas “Diciéndose ser sabios, se hicieron fatuos” Rom 1:22, ¿qué temor van a expresar? Por el contrario, son personas temerarias; el afán de satisfacerse a sí mismos les impide ver el bien común.

Nubes sin agua.

Entre una nube sin agua y un frondoso árbol frutal que no produce fruto hay una gran similitud: Nada aportan.

Pero eso no es todo: además, son llevadas de acá para allá de los vientos

Como pasa el torbellino, así el malo no permanece: Mas el justo, fundado para siempre” Prov. 10:25.

Son personas inestables, que nunca encuentran el lugar que los satisfaga plenamente, andan en un incesante deambular de iglesia en iglesia, buscando dónde obtener beneficios a costa de los fieles. Tengamos presente el consejo del apóstol Pablo a los Efesios:

“Que ya no seamos niños fluctuantes, y llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que, para engañar, emplean con astucia los artificios del error” Ef. 4:14.

Árboles marchitos como en otoño, sin fruto, dos veces muertos y desarraigados.

Viven como en permanente otoño, sin fruto y marchitos.

¿Por qué dos veces muertos? En primer lugar, por que no producen frutos, lo que realmente se debe a que no tienen vida y obviamente en esa condición es imposible que puedan llevar fruto alguno.

En segundo lugar, porque están bajo la sentencia divina, es decir condenación (v4 afirma que están ordenados para condenación).

Debería ser notoria la diferencia que se puede establecer entre estas personas y un verdadero hijo de Dios. No resultan menores ni de segunda importancia las expresiones del Salmo 1:3, al referirse a una persona redimida por la preciosa sangre de Jesucristo:

“Y será como el árbol plantado junto a arroyos de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará”.

¿Puedes testificar que es ésta la realidad de vida de que disfrutas?

Fieras ondas de la mar, que espuman sus mismas abominaciones.

Esta característica nos habla de personas que son incontrolables, no hay poder humano que los pueda detener, corregir y encauzar. Sólo viven lanzados en la búsqueda de dar satisfacción a sus deseos; lo único que producen es espuma. El aquí y ahora es lo que los mueve; su motivación es sólo lograr gratificación carnal inmediata.

Las consecuencias que afecten a otros e incluso a ellos mismos no representan ningún impedimento para regular sus conductas.

Un buen ejemplo de esto es el auge que presenta en nuestra sociedad la delincuencia juvenil; cómo muchachitos son arrastrados por los vicios a dilinquir, cometiendo crímenes atroces, sin tener la menor conciencia del mal.

Estrellas erráticas.

Extraviados, sin un rumbo definido para la vida, viven según su sabiduría humana, aquella que Salomón afirma:

“El camino del necio es derecho en su opinión” Prov. 12:15 y

“Hay camino que al hombre parece derecho; empero su fin son caminos de muerte” Prov. 14:12.

El resultado de vidas con este nivel de desgobierno propio es solamente desastre y destrucción. Sin embargo, aunque parezca un contrasentido, muchos son capaces de argumentar al punto de llegar a confundir a creyentes simples.

Es por esto que no podemos ser ilusos y despreocupados de la realidad del mundo que nos rodea. No olvidemos que estas personas, al no ser convertidas, son siervas de Satanás, el mismo que es capaz de presentarse como ángel de luz.

“Porque éstos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, trasfigurándose en apóstoles de Cristo. Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se transfigura en ángel de luz” 2ª Cor. 11:13,14.

El cuadro siguiente resume lo recién visto:

Actitud del ser humano /  Ilustración usada por Judas

  • Impiedad: Manchas en nuestros convites
  • Sólo buscan el beneficio personal: Apacentándose a sí mismos
  • Inestables Nubes sin agua llevadas de acá para allá de los vientos
  • Sin fruto Árboles marchitos como en otoño
  • Incontrolables Fieras ondas de la mar
  • Extraviados Estrellas erráticas

“A las cuales es reservada eternalmente la oscuridad de las tinieblas”

La conclusión es sólo una: estas personas no son creyentes, ni están dispuestas a recibir el mensaje de la salvación, por eso así como la vida eterna se comienza a vivir en el mismo momento en que aceptamos a Jesús como Salvador personal, de la misma forma todo aquel que no ha hecho esta decisión ya vive en condenación.

Los v14,15 están vinculados con la afirmación señalada en el v4 en cuanto a que se trata de personas que viven ya bajo la sentencia divina de eterna condenación y se refiere a una profecía que sólo es mencionada en la Biblia por Judas.

No está demás aclarar que esta profecía se menciona también en el libro pseudoepigráfico de Enoc (libro no inspirado, que se haya fuera del Canon o listado de libros que fueron aceptados por el pueblo de Dios como objetos de la acción sobrenatural de inspiración del Espíritu Santo). Sin embargo, el hecho de que Judas la mencione en este lugar nos da la seguridad de que se trata de un hecho histórico que efectivamente ocurrió.

Esta profecía nos muestra el verdadero carácter de estas personas: la impiedad que las impulsa a actuar con absoluta falta de reverencia hacia Dios en todos los ámbitos de sus vidas. Por su impiedad y con astucia se han hecho pasar por cristianos sin serlo.

Hemos definido la piedad como la búsqueda de las cosas de Dios, luego la impiedad, que es lo contrario, no busca las cosas de Dios y todo lo que está fuera de Dios no es un motivo de búsqueda válido para el hijo de Dios.

v16
Su boca es la herramienta que usan para dañar

”La lengua es un fuego, un mundo de maldad. Así la lengua está puesta entre nuestros miembros, la cual contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y es inflamada del infierno” Stgo. 3:6:

– Son murmuradores

“Agravios maquina tu lengua: Como navaja amolada hace engaño. Amaste el mal más que el bien; la mentira más que hablar justicia. (Selah.) Has amado toda suerte de palabras perniciosas, engañosa lengua” Sal. 52:2-4;

“El malo está atento al labio inicuo; y el mentiroso escucha a la lengua detractora” Prov. 17:4).

– Son querellosos.

Se andan quejando de todo, nada les satisface, encuentran que todo está mal hecho, sólo saben criticar.

– Andan según sus deseos, no los de Dios

“Porque no hay en su boca rectitud: Sus entrañas son pravedades; Sepulcro abierto su garganta: Con su lengua lisonjearán” Sal. 5:9.

– Su boca habla cosas soberbias

“El malo, por la altivez de su rostro, no busca a Dios: No hay Dios en todos sus pensamientos. Sus caminos son viciosos en todo tiempo: Tus juicios los tiene muy lejos de su vista: Echa bocanadas en orden a todos sus enemigos. Dice en su corazón: no seré movido en ningún tiempo, ni jamás me alcanzará el infortunio. Llena está su boca de maldición, y de engaños y fraude: debajo de su lengua, vejación y maldad” Sal. 10:4-7).

– Expresan admiración por aquellas personas de las cuales pueden obtener algo, son aduladores movidos sólo por el deseo de sacar provecho de los demás

“Allegar tesoros con lengua de mentira, es vanidad desatentada de aquellos que buscan la muerte” Prov. 21:6;

“Guárdese cada uno de su compañero… Y cada uno engaña a su compañero, y no hablan verdad: enseñaron su lengua a hablar mentira, se ocupan de hacer perversamente. Saeta afilada es la lengua de ellos; engaño habla; con su boca habla paz con su amigo, y dentro de sí pone sus asechanzas” Jer. 9:4a,5,8).

Considerando lo expuesto en los v12-16, debemos preguntarnos:

¿Existen tales personas en nuestra congregación?

Cuando alguien se rebela contra el Señor, abre la puerta de su corazón para que las características expuestas en los v12-16 se comiencen a anidar en él y a echar raíces.

Hay una prueba infalible a la que podemos someternos, y realmente deberíamos someternos periódicamente:

Mi vida ¿está marcada por lo que “yo quiero hacer” o por lo que “Dios quiere que haga”?

Los v12-16 tratan de inconversos, sin embargo, es posible encontrar creyentes con las mismas formas de proceder. En esos casos Dios tratará con cada uno de ellos con consecuencias que serán duras para el creyente:

“Y estáis ya olvidados de la exhortación que como con hijos habla con vosotros, diciendo: Hijo mío, no menosprecies el castigo del Señor, ni desmayes cuando eres de él reprendido. Porque el Señor al que ama castiga, Y azota a cualquiera que recibe por hijo. Es verdad que ningún castigo al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; mas después da fruto apacible de justicia a los que en él son ejercitados” Heb. 12:5,6,11.

El mensaje de los v11-16 es:

Dios advierte del error. El hombre aplica su voluntad al escoger cómo vivir, luego debe atenerse a las consecuencias de su elección.

“MAS VOSOTROS” EL CONTRASTE NECESARIO ENTRE CREYENTE E INCONVERSO.

v17-23:
17 Mas vosotros, amados, tened memoria de las palabras que antes han sido dichas por los apóstoles de nuestro Señor Jesucristo; 18 como os decían: Que en el postrer tiempo habría burladores, que andarían según sus malvados deseos. 19 Estos son los que hacen divisiones, sensuales, no teniendo el Espíritu. 20 Mas vosotros, oh amados, edificándoos sobre vuestra santísima fe, orando por el Espíritu Santo. 21 Conservaos en el amor de Dios, esperando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo, para vida eterna. 22 Y recibid a los unos en piedad, discerniendo: 23 mas haced salvos a los otros por temor, arrebatándolos del fuego; aborreciendo aun la ropa que es contaminada de la carne.

En contraste con lo expuesto en los v12-16, Judas presenta en los versículos siguientes lo que debe ser la realidad del creyente.

Esta sección se inicia con un “mas vosotros”, que claramente establece una diferencia entre el hijo de Dios y el resto de los seres humanos.

Esta diferencia es tan profunda que genera una realidad totalmente opuesta a la realidad del no creyente. Debemos entender que, si bien es cierto, el mundo actúa y actuará así siempre, esto se debe a su condición natural de no hijos de Dios.

Sin embargo, los creyentes tenemos un camino distinto, mientras el mundo va de un lado para otro con toda la holgura que le permite “el camino ancho” que lo está conduciendo a la perdición eterna

“Entrad por la puerta estrecha: porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a perdición, y muchos son los que entran por ella” Mat. 7:13,

El hijo de Dios debe cuidar de no extraviar “el camino angosto” señalado para nosotros por el Señor Jesús

“Porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva á la vida, y pocos son los que la hallan” Mat 7:14.

En estos versículos Judas responde a cada hijo de Dios: ¿Cómo contender por la fe?. Plantea tres imperativos, esto es, aspectos que no nos dejan opción, es decir, mandamientos.

Hoy muchos cuestionan la autoridad de Dios para establecer mandamientos para sus hijos. Ya hemos hablado extensamente de ellos a propósito de la primera parte de la epístola de Judas. Lamentablemente han arrastrado a muchos creyentes en su camino de rebeldía.

Al considerar los imperativos que presenta Judas en estos versículos, oremos al Señor que nos dé su gracia para aceptarlos sin cuestionarlos, como corresponde a un hijo sumiso a la autoridad de su Padre Celestial.

“Porque este es el amor de Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son penosos” 1ª Jn. 5:3.

En este trozo de la Palabra de Dios se nos presenta el orden divino para hacer efectiva la contienda por la fe. No nos debe extrañar que esta acción, propia del creyente, tenga un orden, pues todo lo que sale de Dios lo tiene y esta no es la excepción.

Debemos aprender que siempre Dios establece la forma correcta de hacer las cosas y que “su forma” es la mejor.

En este caso Judas pone todo según la siguiente secuencia:

  1. Ministrarse a sí mismo(v17-21) Crecimiento espiritual personal
  2. Ministrar a creyentes (v22) Apoyo espiritual a los hermanos
  3. Ministrar a no creyentes (v23) Llevar el evangelio a los no creyentes

Ministrarse a sí mismo: Crecimiento espiritual personal.

Podemos distinguir tres elementos en esta labor personal, a saber:

  • Tener memoria.
  • Edificarse sobre la fe.
  • Conservarse en el amor de Dios.

1. v17:Tener memoria
Conocer las advertencias bíblicas.

No se puede tener memoria de algo que no se conoce, que está fuera de nuestra experiencia.

Por esta razón, para el creyente no hay espacio para la comodidad de dejarse estar.

Los hijos de Dios debemos permanentemente estar estudiando la Palabra de Dios, que es la única fuente de luz a la que podemos echar mano y donde encontramos las advertencias adecuadas para guiar nuestras vidas

”Porque la profecía no fue en los tiempos pasados traída por voluntad humana, sino los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados del Espíritu Santo” 2ª Ped. 1:21.

El apóstol Pedro, en su segunda carta, afirma que la Palabra de Dios nos es entregada para que despertemos con esa exhortación (enseñanza) nuestro limpio entendimiento

“Carísimos, yo os escribo ahora esta segunda carta, por las cuales ambas despierto con exhortación vuestro limpio entendimiento; para que tengáis memoria de las palabras que antes han sido dichas por los santos profetas, y de nuestro mandamiento, que somos apóstoles del Señor y Salvador” 2ª Ped. 3:1,2).

(Ver comentario ya presentado para los versículos 3 y 4)

¿Por qué es necesario tener memoria, es decir, conocer la historia?

Porque se presentarán en la congregación “burladores”, personas que fingirán lo que no son, andando según motivaciones malvadas, para lo cual pretenden hacerse pasar por fieles hijos de Dios sin serlo

”Porque hay aún muchos contumaces, habladores de vanidades, y engañadores de las almas, mayormente los que son de la circuncisión, a los cuales es preciso tapar la boca; que trastornan casas enteras; enseñando lo que no conviene, por torpe ganancia. Profésanse conocer a Dios; mas con los hechos lo niegan, siendo abominables y rebeldes, reprobados para toda buena obra” Tito 1:10,11,16.

Ellos causan daño, divisiones.

Además son de carácter sensual

“Mas el hombre animal no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque le son locura: y no las puede entender, porque se han de examinar espiritualmente” 1ª Cor. 2:14.

La idea que existe tras la palabra “burladores” que emplean Judas y Pedro es la de pretender engañar a Dios

”Sabiendo primero esto, que en los postrimeros días vendrán burladores, andando según sus propias concupiscencias” 2ª Ped. 3:3.

Es claramente absurdo para nosotros pensar en pretender engañar a Dios. Sin embargo, no es de extrañar que estas personas piensen así, pues como vimos en el v4 y se ratifica en el v19, no son cristianos.

Judas afirma en el v19 que estas personas no tienen el Espíritu, luego no son creyentes.

El distintivo de todo hijo de Dios es que posee en sí mismo el Espíritu Santo (“desde que creísteis, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa” Ef. 1:13).

Luego, si no son hijos de Dios, nada tienen que hacer en medio de la congregación (”Que nadie os engañe con palabras persuasivas. Mirad que ninguno os engañe por filosofías y vanas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los elementos del mundo, y no según Cristo” Col 2:4,8).

Juan, en su segunda carta, nos aconseja que si llegan personas a la Iglesia con ideas propias, fuera de lo que el evangelio de Jesucristo es, no deben ser recibidos y aconseja que ni siquiera se les dé la bienvenida

“Si alguno viene a vosotros, y no trae esta doctrina, no lo recibáis en casa, ni le digáis: bienvenido! Porque el que le dice bienvenido, comunica con sus malas obras” 2ª Jn. 10,11.

Al conocer con profundidad la Palabra de Dios adquiriremos el conocimiento y discernimiento necesarios para detectar las intenciones de estos falsos cristianos que pretenden desviar al pueblo de Dios del camino correcto

“Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más penetrante que toda espada de dos filos: y que alcanza hasta partir el alma, y aun el espíritu, y las coyunturas y tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón” Heb 4:12.

2. v20: Edificándoos sobre vuestra santísima fe
Aplicar las verdades bíblicas.

“Mas creced en la gracia y conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo” 2ª Ped. 3:18.

Claramente es nuestra responsabilidad el grado de comprensión que lleguemos a tener del mensaje bíblico.

El Espíritu Santo tiene todo el interés y deseo de iluminar nuestras mentes para que alcancemos a entender la revelación de Dios que nos ha entregado por medio de la Biblia. Sin embargo, no actuará violentando nuestra voluntad. Si nosotros no doblegamos nuestra voluntad a Dios, él no insertará a la fuerza sus principios en nosotros.

“Por tanto, de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en él: Arraigados y sobreedificados en él, y confirmados en la fe, así como habéis aprendido, creciendo en ella con hacimiento de gracias” Col 2:6,7.

La forma verbal en que se plantea este desafío a los cristianos es muy relevante: nos habla de una acción que debemos efectuar en forma continua.

Notemos que no es sobre cualquier cosa que debemos ser edificados, no es la acción de edificar por edificar lo que vale, sino sobre qué objeto estamos actuando. En este caso es nuestra “santísima fe”, acción para la cual somos incapaces y por eso Judas nos recuerda la forma en que podremos hacerlo con eficacia: “orando por el Espíritu Santo”.

Es oportuno recordar que en esta oración, Dios se preocupa de capacitarnos para hacerla:

“Y asimismo también el Espíritu ayuda a nuestra flaqueza: porque qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos; sino que el mismo Espíritu pide por nosotros con gemidos indecibles” Rom 8:26.

3. v21: Conservaos en el amor de Dios
Mantener las verdades bíblicas.

Debemos vivir esperando constantemente las cosas grandiosas que se nos han prometido para el día del Señor. Esperando siempre lo mejor que Dios tiene reservado para nuestra vida.

También en este caso el tiempo verbal empleado nos muestra una acción continua. Es una acción constante de obedecer a Dios y permitir así la preservación.

“Porque somos sepultados juntamente con él a muerte por el bautismo; para que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en novedad de vida” Rom. 6:4.

Estamos hablando de edificarnos a nosotros mismos. Teniendo eso presente, debemos precisar que tenemos la obligación de hacer todo cuanto esté en nuestra posibilidad para permanecer en el amor de Dios.

Esto significa que muchas veces tendremos que negarnos a deleites que el mundo nos pone por delante, pero que si bien se ven inofensivos, tras una fachada de inocencia se esconde el mismísimo Diablo tratando de desviar a los hijos de Dios

“Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se transfigura en ángel de luz. Así que, no es mucho si también sus ministros se transfiguran como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras” 2ª Cor. 11:14,15.

Debemos ser controlados, en todo tiempo, por la Palabra de Dios (sus mandamientos), “Porque este es el amor de Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son penosos”. 1ª Jn. 5:3 , debemos permanecer en el amor de Cristo. Esto debe ser notorio en nuestra relación con los demás.

“La ley de Jehová es perfecta, que vuelve el alma: El testimonio de Jehová, fiel, que hace sabio al pequeño. Los mandamientos de Jehová son rectos, que alegran el corazón: El precepto de Jehová, puro, que alumbra los ojos. El temor de Jehová, limpio, que permanece para siempre; los juicios de Jehová son verdad, todos justos. Deseables son más que el oro, y más que mucho oro afinado; y dulces más que miel, y que la que destila del panal. Tu siervo es además amonestado con ellos: En guardarlos hay grande galardón. Los errores, ¿quién los entenderá? Líbrame de los que me son ocultos. Detén asimismo a tu siervo de las soberbias; que no se enseñoreen de mí: Entonces seré íntegro, y estaré limpio de gran rebelión. Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, oh Jehová, roca mía, y redentor mío” Sal. 19:7-14.

Debemos vivir esperando constantemente las cosas grandiosas que se nos han prometido para el día del Señor. Esperando siempre lo mejor que Dios tiene reservado para nuestra vida.

Ministrar a los creyentes: Apoyo espiritual a los hermanos.
v22 “recibid a los unos en piedad”

“Hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la edad de la plenitud de Cristo” Ef. 4:13.

En esta tarea podemos estar tranquilos: Dios, por medio del Espíritu Santo, es el que obra en nosotros para perfeccionar nuestra vida.

“Estando confiado de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo” Fil. 1:6.

Gracias a nuestro buen Padre Celestial por su cuidado diario.

La iglesia es presentada como el cuerpo de Cristo, y cada uno de sus miembros recibe responsabilidades hacia los demás

“Así muchos somos un cuerpo en Cristo, mas todos miembros los unos de los otros” Rom 12:5;

“Porque de la manera que el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, empero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un cuerpo, así también Cristo… Pues vosotros sois el cuerpo de Cristo, y miembros en parte” 1ª Cor. 12:12,27).

Somos responsables del apoyo solidario a cada uno de nuestros hermanos

“Así que, entre tanto que tenemos tiempo, hagamos bien a todos, y mayormente a los domésticos de la fe” Gál. 6:10.

La Palabra de Dios promueve en numerosas citas la trascendencia que tiene el amor fraternal en el desarrollo eficaz del evangelio:

“Permanezca el amor fraternal” Heb 13:1.

Caín respondió un día a Dios: ¿Soy guarda de mi hermano? Cuidado con estar haciendo hoy la misma pregunta para eludir la responsabilidad que cada creyente tiene por los demás miembros de la Iglesia.

La hospitalidad es demandada por Dios a todo su pueblo “No olvidéis la hospitalidad, porque por ésta algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles” Heb. 13:2.

Ministrar a no creyentes:
Apoyo espiritual a los inconversos.

v23 “Haced salvos”.

La manera como el hijo de Dios ministra a no creyentes es mediante la entrega del Plan de Salvación a todos aquellos que aún no han aceptado a Cristo como salvador personal.

Este ministerio se presenta como algo urgente: debemos arrebatarlos del fuego, debemos usar de misericordia hacia ellos, teniendo presente que el destino que les espera hoy es la condenación.

”Tú pues, hijo del hombre, yo te he puesto por atalaya a la casa de Israel, y oirás la palabra de mi boca, y los apercibirás de mi parte. Diciendo yo al impío: Impío, de cierto morirás; si tú no hablares para que se guarde el impío de su camino, el impío morirá por su pecado, mas su sangre yo la demandaré de tu mano. Y si tú avisares al impío de su camino para que de él se aparte, y él no se apartare de su camino, por su pecado morirá él, y tú libraste tu vida” Eze 33:7-9.

Este ministerio, al igual que los dos anteriores, debemos llevarlo a cabo con temor de Dios, pero la diferencia en este caso es que estamos ministrando al mundo, a personas no creyentes, luego es necesario hacerlo velando para no descuidarnos y quedar atrapados en sus costumbres.

Curiosamente muchos “cristianos” rechazan hoy la defensa de la fe, argumentando que la función primordial del hijo de Dios es evangelizar.

Judas nos muestra que no existe defensa de la fe sin evangelización: es que el Evangelio no se puede explicar ni sustentar sin considerar todo el consejo de la Palabra de Dios.

La Biblia claramente enseña que todo cristiano tiene tres deberes que son irrenunciables:

  • Evangelizar a los perdidos,
  • Edificar a los creyentes y
  • Defender la fe dada a los santos.

La idea central de los v17-23 es:

En el día a día la vida del creyente debe marcar con claridad la diferencia con la vida del mundo.

BENDICIÓN FINAL. UN CÁNTICO DE ALABANZA A NUESTRO DIOS.

v24,25: A aquel, pues, que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros delante de su gloria irreprensibles, con grande alegría, al Dios solo sabio, nuestro Salvador, sea gloria y magnificencia, imperio y potencia, ahora y en todos los siglos. Amén.

Las tareas que Judas plantea son un desafío permanente para la Iglesia.

La historia muestra que los seres humanos a menudo son objeto de influencias externas que los desvían con facilidad del camino que desean llevar, lo cual los hace muy vulnerables y volubles a esfuerzos que requieren permanencia en el tiempo.

Lo anterior hace concluir a Judas su epístola con un himno de alabanza a Dios, porque sin duda la constancia para enfrentar la vida cristiana, que no poseemos en forma natural, la recibimos de nuestro Padre Celestial.

Es maravilloso como él mantiene su preocupación por nosotros, sus criaturas redimidas.

“Porque no habéis recibido el espíritu de servidumbre para estar otra vez en temor; mas habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos, Abba, Padre. Porque el mismo Espíritu da testimonio a nuestro espíritu que somos hijos de Dios” Rom. 8:15,16.

Hemos creído en un Dios poderoso para guardarnos de las caídas que Satanás espera con ansias provocarnos. Este Dios es tan fuerte que nada hay que se resista a su poder y ese poder lo pone a nuestra disposición, aunque él pone las condiciones:

“Someteos pues a Dios; resistid al diablo, y de vosotros huirá” Stgo. 4:7.

Sin duda una de las más preciadas características de un creyente debe ser su conducta. En este caso Judas habla de “irreprensible”.

“Que el adversario se avergüence, no teniendo mal ninguno que decir de vosotros” Tit 2:8.

Debemos reconocer que no es posible que podamos presentarnos ante Dios con una conducta así gracias a nuestras capacidades. No obstante, es la voluntad de Dios que así sea. Pablo escribe a los efesios y les dice:

“Según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él en amor” Ef. 1:4.

Dios expresa su poder en que nos capacita para cumplir las tareas que él nos fija:

”Daré mis leyes en sus corazones, y en sus almas las escribiré” Heb 10:16b.

Vemos como en este cántico de alabanza a nuestro Dios,

Judas reconoce cláusulas de compromiso de Dios hacia sus hijos:

  • guardarnos sin caída;
  • llevarnos a su gloria irreprensibles;
  • darnos grande alegría al disfrutar de su presencia.

Habitualmente pasamos por alto este detalle. Sin embargo, que Dios esté dispuesto a establecer compromisos con sus criaturas es algo que sólo nos muestra su grandeza y preocupación diaria por nosotros.

Tomar conciencia, solamente, de este hecho debería ser suficiente para que nuestra vida cambie

“Y el Dios de paz os santifique en todo; para que vuestro espíritu y alma y cuerpo sea guardado entero sin reprensión para la venida de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es el que os ha llamado; el cual también lo hará” 1ª Tim. 5:23,24.

Que el Señor nos bendiga y en su infinita gracia actúe en nuestra voluntad para desear mantenernos fieles a él y a su palabra.

“Ciertamente, vengo en breve. Amén, sea así. Ven: Señor Jesús. La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros. Amén” Apoc. 22:20,21.

BIBLIOGRAFÍA.

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  • El Poder de la Integridad. J.F. MacArthur – Editorial Portavoz, 1999.
  • La Preservación Providencial del Texto Griego del Nuevo Testamento. Rev. W. Mac Lean, M. A. Traducido de la 4ª Edición por el Rev. Nadir Carreño M. 1996.
  • El Catecismo Menor.
  • Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua. 22ª Edición, 2001.